El destino común de estar en la misma ruta de los huracanes ha dado lugar a que EE.UU. y Cuba, dos países sin relaciones bilaterales durante más de 50 años, mantengan una “rara tregua”, dice un artículo del diario The New York Times.
La publicación destaca que a pesar de que la pintura de las paredes se descascara y las viejas computadoras zumban en el Centro Nacional de Pronósticos del Tiempo del Instituto de Meteorología de Cuba, su trabajo es de gran utilidad para EE.UU.
Las agencias meteorológicas de los dos países intercambian información de satélites, analizan en conjunto datos de radar y colaboran en los pronósticos, dice, y cuando una tormenta se acerca mantienen contacto.
Lixion Avila, especialista principal del Centro Nacional de Huracanes en Miami. dijo al periódico que Cuba es uno de los socios meteorológicos más valiosos de EE.UU. y “tiene una larga historia de excelentes pronósticos y tremenda recopilación de datos históricos”.
Según el Times, algunos expertos de ambas partes desean que esa cooperación se amplíe a aspectos no específicamente meteorológicos de las tormentas, ya que las agencias que se encargan de hacer frente a los desastres naturales en los dos países no tienen comunicación.
Russel l. Honoré, teniente general retirado que estuvo al frente de los esfuerzos de recuperación tras el paso devastador del huracán Katrina por Nueva Orleans en 2005, y que ha viajado a la isla en tres ocasiones, dijo que “Cuba maneja los huracanes bien (…) podríamos aprender de ellos”.
El Times señala que las autoridades cubanas enfrentan huracanes de categorías 4 y 5 con relativamente pocas muertes, y el Centro para Política Internacional, un grupo de investigaciones basado en Washington, apunta que una persona tiene 15 veces más probabilidades de resultar muerto por un huracán en EE.UU. que en Cuba.
A pesar de que “Cuba tiene una enorme cantidad de edificaciones deterioradas que no pueden resistir desastres naturales”, según Ricardo Mena, funcionario de la ONU, él y otros analistas enfatizan que Cuba hubiese sufrido mucho más de los ciclones si no fuese por su bien engranado sistema de preparación contra las tormentas.
En caso de un huracán, apunta el diario, quienes dirigen escuelas, hospitales, hoteles son considerados miembros de la Defensa Civil, responsables de la gente. Y el rígido control estatal significa que el gobierno puede obligar a evacuaciones, por lo que “Cuba no es un modelo que puede ser totalmente duplicado en cualquier otro lugar”, resaltó Mena.
El artículo cita a María Fajardo, una residente en la isla quien dijo que si uno no tiene adonde ir “hay albergues del estado con comida, agua y médicos”.
Pero aun así, añade el periódico, es más probable que los evacuados busquen albergue con familiares, amigos o desconocidos, de acuerdo con Oxfam, una organización internacional que lucha contra la pobreza y la injusticia.
“Hemos aprendido a cuidarnos a nosotros mismos y no depender solo del Estado”, dijo al diario Yesi Mejía, de 43 años, residente en La Habana. De ese modo, precisa el Times, no hay diferencias respecto a los sobrevivientes de tormentas en EE.UU, donde la mayor parte de la gente hace igual.
La publicación destaca que a pesar de que la pintura de las paredes se descascara y las viejas computadoras zumban en el Centro Nacional de Pronósticos del Tiempo del Instituto de Meteorología de Cuba, su trabajo es de gran utilidad para EE.UU.
Las agencias meteorológicas de los dos países intercambian información de satélites, analizan en conjunto datos de radar y colaboran en los pronósticos, dice, y cuando una tormenta se acerca mantienen contacto.
Lixion Avila, especialista principal del Centro Nacional de Huracanes en Miami. dijo al periódico que Cuba es uno de los socios meteorológicos más valiosos de EE.UU. y “tiene una larga historia de excelentes pronósticos y tremenda recopilación de datos históricos”.
Según el Times, algunos expertos de ambas partes desean que esa cooperación se amplíe a aspectos no específicamente meteorológicos de las tormentas, ya que las agencias que se encargan de hacer frente a los desastres naturales en los dos países no tienen comunicación.
Russel l. Honoré, teniente general retirado que estuvo al frente de los esfuerzos de recuperación tras el paso devastador del huracán Katrina por Nueva Orleans en 2005, y que ha viajado a la isla en tres ocasiones, dijo que “Cuba maneja los huracanes bien (…) podríamos aprender de ellos”.
El Times señala que las autoridades cubanas enfrentan huracanes de categorías 4 y 5 con relativamente pocas muertes, y el Centro para Política Internacional, un grupo de investigaciones basado en Washington, apunta que una persona tiene 15 veces más probabilidades de resultar muerto por un huracán en EE.UU. que en Cuba.
A pesar de que “Cuba tiene una enorme cantidad de edificaciones deterioradas que no pueden resistir desastres naturales”, según Ricardo Mena, funcionario de la ONU, él y otros analistas enfatizan que Cuba hubiese sufrido mucho más de los ciclones si no fuese por su bien engranado sistema de preparación contra las tormentas.
En caso de un huracán, apunta el diario, quienes dirigen escuelas, hospitales, hoteles son considerados miembros de la Defensa Civil, responsables de la gente. Y el rígido control estatal significa que el gobierno puede obligar a evacuaciones, por lo que “Cuba no es un modelo que puede ser totalmente duplicado en cualquier otro lugar”, resaltó Mena.
El artículo cita a María Fajardo, una residente en la isla quien dijo que si uno no tiene adonde ir “hay albergues del estado con comida, agua y médicos”.
Pero aun así, añade el periódico, es más probable que los evacuados busquen albergue con familiares, amigos o desconocidos, de acuerdo con Oxfam, una organización internacional que lucha contra la pobreza y la injusticia.
“Hemos aprendido a cuidarnos a nosotros mismos y no depender solo del Estado”, dijo al diario Yesi Mejía, de 43 años, residente en La Habana. De ese modo, precisa el Times, no hay diferencias respecto a los sobrevivientes de tormentas en EE.UU, donde la mayor parte de la gente hace igual.