La sexóloga, hija de Raul Castro y diputada de la Asamblea Nacional de Cuba Mariela Castro abogó el sábado por los derechos de las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) en la isla pero también defendió el gobierno de su padre y su tío, que “ha sido acusado de reprimir a los disidentes políticos”, según destaca el periódico digital Philly.com, de Filadelfia.
La directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX) viajó a esa ciudad estadounidense donde participó en una conferencia y recibió un premio por promover la igualdad de los miembros de la comunidad LGBT en su país, sin embargo, señaló que “ningún país o gobierno tiene el derecho de imponer o tomar decisiones respecto a otros en materia de derechos humanos”.
El diario reseña la visita de Mariela Castro y apunta que inicialmente el Departamento de Estado le había negado permiso para que pudiera viajar a esa ciudad desde Nueva York, donde estuvo en Naciones Unidas, pero después la prohibición fue invalidada.
Human Rights Watch, una organización independiente y defensora de los derechos humanos, patentizó en un informe de 2013, según destaca el periódico, que Cuba “sigue siendo el único país en América Latina que virtualmente reprime todas las formas de disidencia política”.
La publicación añade que la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen calificó de “obtuso” al gobierno del presidente Barack Obama por permitirle viajar a la conferencia en Filadelfia, y en un comunicado señaló que el hecho de que una persona como ella recibiera tal premio era “vergonzoso y patético” porque “las palabras igualdad y derechos humanos no existen en el vocabulario de la tiranía de los Castro”.
Ros-Lehtinen agregó que el gobierno de Raúl Castro continúa imponiendo la conformidad política por medio de “detenciones por corto tiempo, golpizas, actos de repudio público, restricciones de viajes y exilio forzoso”.
Philly.com también cita a otro de los tributados durante el evento, el excongresista estadounidense Barney Frank, quien celebró a Mariela Castro por buscar expandir los derechos de la comunidad LGBT pero precisó que “difería de forma pronunciada” de ella si apoyaba la represión política aplicada por su padre y su tío, a quienes calificó de “grandes traidores del liberalismo y los derechos humanos”.
La directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX) viajó a esa ciudad estadounidense donde participó en una conferencia y recibió un premio por promover la igualdad de los miembros de la comunidad LGBT en su país, sin embargo, señaló que “ningún país o gobierno tiene el derecho de imponer o tomar decisiones respecto a otros en materia de derechos humanos”.
El diario reseña la visita de Mariela Castro y apunta que inicialmente el Departamento de Estado le había negado permiso para que pudiera viajar a esa ciudad desde Nueva York, donde estuvo en Naciones Unidas, pero después la prohibición fue invalidada.
Human Rights Watch, una organización independiente y defensora de los derechos humanos, patentizó en un informe de 2013, según destaca el periódico, que Cuba “sigue siendo el único país en América Latina que virtualmente reprime todas las formas de disidencia política”.
La publicación añade que la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen calificó de “obtuso” al gobierno del presidente Barack Obama por permitirle viajar a la conferencia en Filadelfia, y en un comunicado señaló que el hecho de que una persona como ella recibiera tal premio era “vergonzoso y patético” porque “las palabras igualdad y derechos humanos no existen en el vocabulario de la tiranía de los Castro”.
Ros-Lehtinen agregó que el gobierno de Raúl Castro continúa imponiendo la conformidad política por medio de “detenciones por corto tiempo, golpizas, actos de repudio público, restricciones de viajes y exilio forzoso”.
Philly.com también cita a otro de los tributados durante el evento, el excongresista estadounidense Barney Frank, quien celebró a Mariela Castro por buscar expandir los derechos de la comunidad LGBT pero precisó que “difería de forma pronunciada” de ella si apoyaba la represión política aplicada por su padre y su tío, a quienes calificó de “grandes traidores del liberalismo y los derechos humanos”.