El Gobierno egipcio anunció hoy que al menos 173 personas han muerto y 1.330 han resultado heridas en los disturbios en las últimas horas en todo el país.
Un portavoz del primer ministro precisó en una rueda de prensa que las víctimas se produjeron entre el viernes y las 10.00 de hoy hora local, al tiempo que un cable de AFP indica que las fuerzas de seguridad egipcias rodeaban el sábado en El Cairo una mezquita donde se habían atrincherado partidarios del depuesto presidente islamista Mohamed Mursi, que anunciaron nuevas manifestaciones al día siguiente de un "viernes de cólera" que dejó más de 80 muertos.
El tenso asedio a la mezquita Al Fath se produce tras los enfrentamientos que se saldaron el viernes y que dejaron más de un centenar de muertos y la detención de más de 1.000 supuestos seguidores de los Hermanos Musulmanes, la cofradía de la que procede Mursi, según reportan agencias acreditadas en el lugar.
En una de las entradas a la mezquita, las fuerzas de seguridad actuaban como barrera de separación entre los asediados manifestantes islamistas y civiles furiosos que en varias ocasiones intentaron penetrar en el interior del edificio, dijo AFP.
Ahmed Sami, que luce una barba -- un símbolo tradicional de piedad, hoy asociado con el Islam político -- acudió a Al Fath para tratar de encontrar a amigos que se encuentran en el interior.
"Estoy preocupado por su seguridad. Temo que sean asesinados", dijo a la AFP.
Mahmoud, un partidario de Mursi que participó en las marchas contra su derrocamiento por el ejército, dijo que los manifestantes ingresaron en la mezquita para refugiarse de los disparos.
Cerca de 1.000 personas permanecían en el interior de la mezquita, según uno de los manifestantes. Esta cifra no pudo ser confirmada por una fuente independiente.
Poco antes, la mezquita se había convertido en una morgue improvisada con más de 20 cuerpos de personas fallecidas en los enfrentamientos del viernes.
Previamente, imágenes de televisión mostraron a soldados en el interior de la mezquita que aparentemente negociaban con los manifestantes para que se entregaran.
Un manifestante indicó a la AFP por teléfono que los partidarios de Mursi pedían no ser detenidos ni atacados por civiles hostiles que se habían concentrado frente a la mezquita.
En la gran plaza en la que se encuentra la mezquita Al-Fath, los residentes increpaban a hombres que lucían barba y a mujeres vestidas con el velo islámico.
En Egipto, donde se estableció un estado de emergencia durante un mes y se instauró un toque de queda en media parte del país, se crearon "comités populares". Se trata de grupos de autodefensa integrados por jóvenes nerviosos y armados que registran a los viandantes, controlan el acceso a sus barrios y entregan por la fuerza al ejército y a la policía a cualquier persona que les parece sospechosa.
Su multiplicación hace temer que los ciudadanos empiecen a tomarse la justicia por su mano en un país donde la represión ha dividido a los egipcios como nunca antes en su historia reciente.
Responsables de la seguridad, citados por la agencia de noticias estatal MENA, culparon a "elementos armados" de disparar contra las fuerzas del orden desde el interior de la mezquita.
El PLJ exhortó a evitar otra "masacre" después de la muerte de al menos 578 personas el miércoles en el desalojo de los campamentos instalados en El Cairo por los seguidores del presidente depuesto por el ejército el 3 de julio y los posteriores enfrentamientos en todo el país.
La violencia prosiguió en lo que los islamistas denominaron el "viernes de la cólera".
Las manifestaciones concluyeron poco después del toque de queda pero el portavoz de la Alianza contra el Golpe, Gehad El Haddad, dijo a la AFP que los seguidores de Mursi van a seguir "manifestándose a diario".
El ministerio del Interior dijo en la madrugada del sábado que las fuerzas del orden han detenido a 1.004 seguidores de los Hermanos Musulmanes, de ellos 558 solo en El Cairo.
El gobierno egipcio interino aseguró que se enfrenta a "un complot terrorista malintencionado" de los Hermanos Musulmanes.
El ministerio del Interior, que autorizó a la policía a usar munición real en caso de que los edificios del gobierno fueran blanco de los desmanes, informó de que se frustraron varios intentos de ataque a edificios.
El papa Francisco indicó que sigue los hechos "con una inquietud creciente" y que reza para que las partes enfrentadas "escojan la vía del diálogo y de la reconciliación", según una declaración de la oficina de prensa del Vaticano.
Un portavoz del primer ministro precisó en una rueda de prensa que las víctimas se produjeron entre el viernes y las 10.00 de hoy hora local, al tiempo que un cable de AFP indica que las fuerzas de seguridad egipcias rodeaban el sábado en El Cairo una mezquita donde se habían atrincherado partidarios del depuesto presidente islamista Mohamed Mursi, que anunciaron nuevas manifestaciones al día siguiente de un "viernes de cólera" que dejó más de 80 muertos.
El tenso asedio a la mezquita Al Fath se produce tras los enfrentamientos que se saldaron el viernes y que dejaron más de un centenar de muertos y la detención de más de 1.000 supuestos seguidores de los Hermanos Musulmanes, la cofradía de la que procede Mursi, según reportan agencias acreditadas en el lugar.
En una de las entradas a la mezquita, las fuerzas de seguridad actuaban como barrera de separación entre los asediados manifestantes islamistas y civiles furiosos que en varias ocasiones intentaron penetrar en el interior del edificio, dijo AFP.
Ahmed Sami, que luce una barba -- un símbolo tradicional de piedad, hoy asociado con el Islam político -- acudió a Al Fath para tratar de encontrar a amigos que se encuentran en el interior.
"Estoy preocupado por su seguridad. Temo que sean asesinados", dijo a la AFP.
Mahmoud, un partidario de Mursi que participó en las marchas contra su derrocamiento por el ejército, dijo que los manifestantes ingresaron en la mezquita para refugiarse de los disparos.
Cerca de 1.000 personas permanecían en el interior de la mezquita, según uno de los manifestantes. Esta cifra no pudo ser confirmada por una fuente independiente.
Poco antes, la mezquita se había convertido en una morgue improvisada con más de 20 cuerpos de personas fallecidas en los enfrentamientos del viernes.
Previamente, imágenes de televisión mostraron a soldados en el interior de la mezquita que aparentemente negociaban con los manifestantes para que se entregaran.
Un manifestante indicó a la AFP por teléfono que los partidarios de Mursi pedían no ser detenidos ni atacados por civiles hostiles que se habían concentrado frente a la mezquita.
En la gran plaza en la que se encuentra la mezquita Al-Fath, los residentes increpaban a hombres que lucían barba y a mujeres vestidas con el velo islámico.
En Egipto, donde se estableció un estado de emergencia durante un mes y se instauró un toque de queda en media parte del país, se crearon "comités populares". Se trata de grupos de autodefensa integrados por jóvenes nerviosos y armados que registran a los viandantes, controlan el acceso a sus barrios y entregan por la fuerza al ejército y a la policía a cualquier persona que les parece sospechosa.
Su multiplicación hace temer que los ciudadanos empiecen a tomarse la justicia por su mano en un país donde la represión ha dividido a los egipcios como nunca antes en su historia reciente.
Responsables de la seguridad, citados por la agencia de noticias estatal MENA, culparon a "elementos armados" de disparar contra las fuerzas del orden desde el interior de la mezquita.
El PLJ exhortó a evitar otra "masacre" después de la muerte de al menos 578 personas el miércoles en el desalojo de los campamentos instalados en El Cairo por los seguidores del presidente depuesto por el ejército el 3 de julio y los posteriores enfrentamientos en todo el país.
La violencia prosiguió en lo que los islamistas denominaron el "viernes de la cólera".
Las manifestaciones concluyeron poco después del toque de queda pero el portavoz de la Alianza contra el Golpe, Gehad El Haddad, dijo a la AFP que los seguidores de Mursi van a seguir "manifestándose a diario".
El ministerio del Interior dijo en la madrugada del sábado que las fuerzas del orden han detenido a 1.004 seguidores de los Hermanos Musulmanes, de ellos 558 solo en El Cairo.
El gobierno egipcio interino aseguró que se enfrenta a "un complot terrorista malintencionado" de los Hermanos Musulmanes.
El ministerio del Interior, que autorizó a la policía a usar munición real en caso de que los edificios del gobierno fueran blanco de los desmanes, informó de que se frustraron varios intentos de ataque a edificios.
El papa Francisco indicó que sigue los hechos "con una inquietud creciente" y que reza para que las partes enfrentadas "escojan la vía del diálogo y de la reconciliación", según una declaración de la oficina de prensa del Vaticano.