El régimen cubano anunció el jueves la paralización de todo el transporte nacional a partir del sábado 11 de junio, como parte de las medidas para contener el avance del coronavirus en la isla.
La isla también anunció el cierre de las grandes tiendas y redujeron las ventas a alimentos y productos de aseo.
El frenazo oficial es en respuesta a las aglomeraciones de personas que usan vehículos públicos y privados diariamente y que, según las autoridades pueden aumentar el número de contagios en el país.
Eduardo Rodríguez Dávida, ministro de Transporte, admitió en el oficialista espacio televisivo Mesa Redonda que, a pesar de las medidas que se han tomado para enfrentar la pandemia, "en el transporte urbano e intermunicipal, a pesar de las medidas de desinfección y uso del nasobuco (mascarillas), en los últimos días se aprecia un incremento de la movilidad".
Por su parte, Betsy Díaz Velázquez, ministra de Comercio Interior, asguró que se había iniciado "escalonadamente" la venta de productos del aseo.
Entre las medidas anunciadas por el régimen cubano están:
-Paralización del transporte público urbano, "lo que incluye los ómnibus, ruteros y otras modalidades estatales y privadas, se incluyen los servicios intermunicipales y rurales. Se trata de una paralización total a partir del próximo sábado 11 de abril", y sin fecha límite.
-Solo se mantendrá el transporte en servicios priorizados.
-Los transportes que sean autorizados, "llevarán la mitad de los pasajeros y se le aplicarán otras medidas regulatorias".
-Uso obligatorio de mascarillas "para viajar en cualquier tipo de transporte" y "las personas vulnerables y de edad avanzada no deben abordar los vehículos".
-Prohibición al traslado de personas en transportes de carga.
-Suspensión de la licencia a los trabajadores por cuenta propia que operan transportes. Una vez que se solucione la situación, se les restablecerá.
-Puesta en función de la transportación de alimentos todos los medios que sean necesarios.
- Los inspectores estatales del transporte, "estarán en función de asegurar las nuevas medidas".
El diario oficial Granma informó que "se limitaron los servicios de transportación internacionales e interprovinciales, se fortaleció el servicio de ambulancias, se organizó el traslado de las personas desde los centros de aislamiento hasta sus destinos, se garantizó la movilidad de las altas médicas, así como la transportación de cargas del país".
De acuerdo con Rodríguez Dávida, el régimen está "consciente" que estas medidas tendrán un "impacto" en la vida de los cubanos, "pero estábamos esperando una disminución de la movilidad que no se produce. Es peligroso estar en la calle, es peligroso reunirse, y por tanto hay que tomar estas medidas".
Cuando ya se habían disparado las alarmas mundiales por el avance del coronavirus, aún las autoridades cubanas se mostraban reacias a cerrar la isla al arribo de turistas y mantuvieron las escuelas abiertas.
Miembros de la oposición interna y cubanos en el exterior exigieron al régimen tomar medidas para contener el posible avance del COVID-19 en la isla.
Desde la isla
Tras el anuncio de las medidas, el periodista independiente Julio Aleaga Pesant consideró que se está creando una tensión social en la isla.
"Este cierre de los mercados, del transporte, va a provocar una situación de tensión social sobre todo a nivel comunitario. Hay cosas que solamente se pueden comprar yendo a La Habana, que es el centro de la sociedad totalitaria. A esto se une la presión de la policía política sobre la sociedad", afirmó.
Henry Constantin, director de la revista La Hora de Cuba, comentó que el Estado debe enviar a todos los trabajadores a sus casas, ante la imposibilidad de trasladarse a sus centros de trabajo.
"Es imposible para un trabajador pasar del pago de cinco pesos, que es lo que cuestan las rutas más largas en Camagüey, al pago de un bicitaxi, que ahora tampoco pueden circular".
La comunicadora independiente Miriam Leyva indicó que el cierre de los centros comerciales “no tendrá problemas, porque siempre dependían de lo que el gobierno surtiera”, pero se mostró preocupada de que al paralizarse el transporte, muchas personas quedarán en casa y podrían aumentar los casos de violencia doméstica.
"No va a ser una gran cosa (el cierre de los comercios) porque siempre se dependía de lo que surtiera el gobierno y hay muy poca mercancía. Lo preocupante realmente es que siga habiendo colas, que no haya suficiente oferta. Va a habver más personas en las casas y puede que eso incremente la violencia doméstica".
(Con entrevistas de la periodista de Radio Televisión Martí Ariane González)