Mons. Manuel Hilario de Céspedes y García Menocal, obispo emérito de la Diócesis de Matanzas, falleció en la noche del 26 de marzo, a la edad de 81 años.
Conocido en Cuba como el Padre Manolo, nació en La Habana, en 1948, y cursó estudios de ingeniería eléctrica en Puerto Rico antes de seguir el llamado vocacional al sacerdocio.
Su formación religiosa fue en Caracas, Venezuela, donde asistió al Seminario San José y donde fue ordenado sacerdote el 21 de mayo de 1972. Durante doce años sirvió en esa ciudad con humildad y entrega, hasta que en 1984 solicitó regresar a Cuba para ejercer su ministerio.
A su regreso, fue destinado a la Diócesis de Pinar del Río, donde tuvo un papel clave en la vida pastoral junto a Mons. José Siro González Bacallao, de quien fue cercano colaborador, amigo y hermano en la fe. Fue párroco de Nuestra Señora de la Caridad y de la comunidad de Minas de Matahambre. Estuvo presente en el Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), en 1986.
De 1987 y 2005, el padre Céspedes fue sacerdote asesor de la Comisión Católica para la Cultura, y se destacó por su impulso al laicado cubano. Miembro fundador del Centro de Formación Cívica y Religiosa y de la influyente revista Vitral.
El Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo de Matanzas en 2005, cargo que desempeñó hasta su retiro, en 2022.
“Me llamaba compadre porque fue el padrino de mi hijo Javier. Aprendí mucho de su amor a Cristo, a Cuba y a su Iglesia, unidos sin resquicio en un solo corazón”, recuerda el laico católico cubano Dagoberto Valdés en una nota enviada a la prensa.
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