Con bombos y platillos, las autoridades del régimen cubano anunciaron la entrega de automóviles a 19 figuras que llenaron de gloria el deporte en la isla.
A algunos, los vehículos les llegan a destiempo, como al velocista Enrique Figuerola, subcampeón olímpico en los Juegos de Tokio´64, ya con 86 años, así como al retirado entrenador de boxeo Sarbelio Fuentes (85), edades en las que es muy difícil aprender a manejar.
Según el artículo 286 de Ley de Seguridad Vial, “los titulares de licencia de conducción, al cumplir 65 y 70 años de edad, están obligados a presentarse en el centro asistencial de Salud Pública que le corresponde, para someterse a examen médico y presentar los resultados en la oficina del órgano de Licencia de Conducción de su territorio. A partir de los 70 años de edad, esta obligación se establece cada dos años”, de acuerdo con el sitio oficial del Ministerio de Justicia.
Tan peligroso consideran las autoridades del régimen que es manejar con edades tan avanzadas, que la empresa Transtur, que alquila autos a turistas, no presta servicios a mayores de 80 años.
Entre los beneficiarios está Omara Durand, quien sufre de ceguera parcial y ha ganado 11 medallas de oro como corredora en Juegos Paralímpicos.
También aparecen en la lista el boxeador Erislandy Álvarez, los luchadores Luis Alberto Orta, Yusneylis Guzmán y Milaimy de la Caridad Marín, y sus preparadores Raúl de Jesús Trujillo y Filiberto Delgado.
Además de Durand, otros deportistas paralímpicos premiados con autos son Robiel Yankiel Sol, Yunier Fernández, Guillermo Varona, Yamel Luis Vives, Pablo Ramírez, Sheyla Hernández y Ulicer Aguilera, junto a la entrenadora Miriam Ferrer.
Completan la relación el pelotero retirado Luis Miguel Rodríguez, el entrenador de canotaje Nelson Perales y Briandy Molina, de Baseball5, deporte que no es otra cosa que el popular cuatro esquinas que se juega con una pelota de goma y se batea con la mano.
Son deportistas gloriosos que en un mundo normal contarían con recursos suficientes para hacerse de vehículos por sí mismos, sin depender del Estado benefactor, que los utiliza y desecha a su antojo y conveniencia, dijo el comentarista deportivo Rubén Fernández a Martí Noticias.
La ceremonia de entrega de los carros, presentada como noticia en varias sesiones de deporte de la prensa oficialista, se convirtió en un espectáculo propagandístico, donde los beneficiarios agradecieron “a Fidel y a la Revolución, sin los cuales no disfrutaríamos del deporte de valores que distingue a Cuba”, como expresó Molina, el jugador de cuatro esquinas.
“Lo recibimos con alegría, convencidos de que merece convertirse en razón para afianzar el compromiso con la patria y redoblar esfuerzos en nuestras respectivas trincheras de combate, fieles a la obra de que somos frutos”, agregó.
Asimismo, Molina volvió a echar mano al fallecido dictador, al asegurar que “continuaremos defendiendo el legado de quien proclamó el propósito de impulsar el deporte y llevarlo tan lejos como sea posible”, según reporta la publicación deportiva oficialista JIT.
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