El subsecretario de Estado de los Estados Unidos, Michael Kozak, se refirió el viernes a la negativa del gobierno cubano a permitir la entrada en el país a una comisión de expertos en derechos humanos de la ONU.
El objetivo de la visita sería examinar situaciones tales como torturas y detenciones arbitrarias y las libertades de movimiento, reunión y religión.
“Cuba niega”, escribió Kozak en Twitter, “la entrada a expertos #DDHH de la ONU sobre tortura, detención arbitraria, libertad de reunión y religión”.
El régimen se opone sistemáticamente a resoluciones de La ONU a favor de víctimas en Irán, Corea del Norte y Siria
Acto seguido, el subsecretario Kozak hizo un somero recuento de las posiciones mantenidas por los representantes isleños durante los períodos anteriores en que ocuparon un asiento como miembros del Consejo de DD.HH, y fueron reiteradas sus negativas a brindar apoyo a resoluciones destinadas a sancionar países reconocidos como persistentes violadores de los derechos humanos: “El régimen se opone sistemáticamente a resoluciones de la ONU a favor de víctimas en Irán, Corea del Norte y Siria”.
El subsecretario Kozak finaliza su tuit con una pregunta: “¿Permitiremos que el zorro vigile el gallinero?", la cual refleja la preocupación existente tanto en el gobierno norteamericano como en organizaciones de la sociedad civil y de derechos humanos en el mundo de que, por tercera vez consecutiva, Cuba ocupe un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Ricardo Bofill, pionero en la defensa de los derechos humanos en Cuba, sorprendió a los visitantes con más de ocho mil páginas abarrotadas de violaciones a los derechos de los habitantes de la isla.
Las complejas relaciones del gobierno cubano con la Organización de Naciones Unidas nacen prácticamente desde el principio mismo de llegar Fidel Casto al poder, lo cual explica que, en 61 años de gobierno castrista, Cuba sólo ha permitido tres veces la entrada a expertos en derechos humanos de la ONU; la más relevante de estas visitas ocurrió en la década de los 80, cuando el fallecido Dr. Ricardo Bofill, pionero en la defensa de los derechos humanos en Cuba, sorprendió a los visitantes con más de ocho mil páginas abarrotadas de violaciones a los derechos de los habitantes de la isla.