El régimen cubano ha intensificado su presión sobre el líder opositor y preso político José Daniel Ferrer García, quien permanece en condiciones de aislamiento extremo en la prisión de máxima seguridad de Mar Verde, en Santiago de Cuba.
Su familia denunció que el lunes 4 de noviembre le fue negada una visita familiar, como viene sucediendo en los últimos meses.
Su hermana Ana Belkis Ferrer, quien reside en Estados Unidos, dijo a Martí Noticias que durante 20 meses consecutivos “vienen negándole el derecho a visitas familiares conyugales y llamadas telefónicas”.
La activista responsabiliza a las autoridades cubanas, a las que se refiere como “la dictadura Castro-Canel comunista”.
El fundador de la Unión Patriótica de Cuba, fue detenido el 11 de julio de 2021 mientras intentaba unirse a las manifestaciones antigubernamentales que se extendieron por la isla.
Desde entonces, su familia ha reportado tratos inhumanos, aislamiento y deterioro de salud, lo que consideran un intento deliberado por quebrar su espíritu.
Ferrer permanece en una celda de castigo sin acceso regular a la luz solar y sin contacto con otros reclusos, según ha denunciado en varias ocasiones su esposa, la doctora Nelva Ismaray Ortega. Además, la familia asegura que Ferrer es víctima de violencia física y psicológica dentro de la prisión.
En septiembre, el arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibáñez, pudo ver al opositor, reconocido por Amnistía Internacional como preso de conciencia.
Esta ha sido la única ocasión en que ha sido visitado por una fuente no familiar. Tras ese contacto, el religioso confirmó el estado crítico en que se encuentra el preso.
En los más de 2 años de encierro, Ferrer ha tenido prueba de vida sólo en 5 ocasiones y sólo ha tenido derecho a 11 visitas familiares y 9 conyugales, todas bajo control férreo.
“En marzo de 2023 fue la última vez que tuvo ambas visitas y pudo hablar con su esposa y su pequeño hijo, Daniel José”, dijo la hermana del preso político.
Por otra parte, la esposa de Ferrer asegura que las autoridades manipulan su correspondencia y retienen cartas para presionarlo.
El líder de la UNPACU ha rechazado ofertas de destierro, afirmando que prefiere morir en prisión antes que abandonar su país.
La familia ha denunciado que las condiciones inhumanas en que lo mantienen es parte de una estrategia para forzarlo a aceptar su salida de Cuba.
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