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La KGB infiltró espías en la Primavera de Praga


 Jóvenes checos se suben a un tanque de guerra soviético en una calle incendiada. El pueblo checoslovaco potestó en masa contra la invasión de su país, produciéndose huelgas y anifestaciones obreras, ciudadanas y estudiantiles en la denominada "Primavera de Praga".
Jóvenes checos se suben a un tanque de guerra soviético en una calle incendiada. El pueblo checoslovaco potestó en masa contra la invasión de su país, produciéndose huelgas y anifestaciones obreras, ciudadanas y estudiantiles en la denominada "Primavera de Praga".

Yuri Andropov despachó a 15 agentes a Praga en mayo de 1968 para tratar de infiltrar la élite intelectual del país. Fue la primera gestión de la KGB contra un aliado suyo dentro del Pacto de Varsovia.

Documentos de la era de la Guerra Fría muestran que la Unión Soviética estaba tan consternada por la revuelta checa conocida como la "Primavera de Praga" que despachó a experimentados espías de la KGB para tratar de frustrarla, dijo un experto en el tema.

El entonces jefe de la KGB Yuri Andropov despachó a 15 agentes a Praga en mayo de 1968 para tratar de infiltrar la élite intelectual del país, que estaba envuelta en el movimiento que trató de reformar el sistema comunista de esa época.

El académico checo Milan Barta, quien examinó las copias de los documentos difundidos por la Universidad de Cambridge a The Associated Press, dijo el jueves que el intento de espionaje fue la primera gestión de la KGB contra un aliado suyo dentro del Pacto de Varsovia.

"Los agentes estaban radicados previamente en países occidentales, y eso demuestra que era de gran importancia para ellos", dijo Barta. "El bando soviético temía que Checoslovaquia se volcara hacia Occidente".

Dijo que la misión fue parte de los preparativos para la invasión militar soviética que aplastó el movimiento reformista en agosto de 1968.

Los documentos son copias de archivos de la KGB sacados de Rusia clandestinamente en 1992 por el funcionario de la KGB Vasili Mitrojin.

La Universidad de Cambridge les dio a los investigadores acceso a 19 cajas que contienen miles de archivos.

Los agentes no identificados tenían la misión de "infiltrar los círculos reaccionarios" y realizar operaciones no especificadas.

Los blancos del espionaje incluían a los escritores Milan Kundera y Pavel Kohout, así como destacados periodistas, académicos y estudiantes de la Universidad Carolina de Praga.

"Consideraban que los peores enemigos eran aquellos que podían influenciar a la opinión pública a través de los medios", dijo Barta. "Concluyeron que los mayores partidarios y la fuerza motriz de las reformas eran los medios y la gente vinculada con ellos".

Dos espías intentaron en vano secuestrar al historiador de la literatura Vaclav Cerny y al escritor Jan Prohaska.

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