La donación de unos 20 millones de dólares de Japón a Cuba, a través de su Agencia de Cooperación Internacional (JICA), permitió el montaje de parques fotovoltaicos en Isla de la Juventud con los que el gobierno cubano espera generar el 20% de la energía eléctrica del municipio.
En medio de la crisis energética que atraviesa el país, el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz y el ministro de Energía y Minas, Vicente de La O Levy, celebraron el viernes este proyecto, con el que esperan "mejorar el suministro eléctrico" en ese territorio, reportaron medios estatales.
La tecnología fue suministrada por las firmas niponas Nishizawa Limited y Toshiba Energy Systems & Solutions Corporation, y en la ejecución de las obras participaron varias empresas japonesas y cubanas.
Según explica el diario oficial Granma, los parques fotovoltaicos consisten en "un sistema de baterías de litio de descarga rápida, que permite compensar las fluctuaciones provocadas por la inestabilidad de la generación fotovoltaica y, con ello, contribuir a la regulación de la frecuencia del sistema eléctrico municipal".
Cuba depende, casi en su totalidad, de combustibles fósiles y Centrales Termoeléctricas en condiciones deplorables para la producción de energía eléctrica. En los últimos años, las afectaciones del servicio por la falta de combustible y roturas de las instalaciones generadoras provocan apagones diarios de varias horas de duración.
A principios de abril, Lázaro Guerra, director técnico de la estatal Unión Eléctrica (UNE), aseguró en una entrevista para la agencia española de noticias EFE que la principal causa de los apagones en Cuba es la falta de combustible. Sobre las condiciones de las unidades operativas, el funcionario dijo que necesitan "mantenimiento capital", pero que este proceso "lleva dinero" y que el país "no ha tenido la posibilidad de hacerlo".
El gobierno cubano dice apostar por las energías renovables y la producción nacional de crudo para revertir esta situación del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), pero en opinión de Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, es difícil que Cuba logre resolver el problema a corto ni mediano plazo.
Según Piñon, el principal problema del SEN es estructural. “Son en su mayoría plantas con más de 40 años de explotación y sin mantenimiento capital”. Trabajando con crudo nacional, un combustible que tiene “un alto contenido de azufres y de metales, se deterioran aún más las unidades… Es un círculo vicioso", concluyó.
Foro