"Parece que estoy masticando vidrio molido", advirtió una cubana en redes sociales ante la mala calidad del pan que venden a la población en las bodegas de Las Tunas pero las autoridades aseguran que, pese a ello, el alimento está "apto para el consumo".
Se trata, dijeron, de un cargamento de trigo proveniente de Rusia que llegó recientemente al puerto de Santiago de Cuba. "Presenta un elevado nivel de impurezas, que por las características tecnológicas de la industria cubana resulta difícil eliminarlas totalmente, por lo que queda un porciento en la materia prima por procesar".
"Es una falta de respeto al pueblo, nos dan lo que no sirve, sin importarle a nadie la suerte de nuestros niños y ancianos que se pueden hasta enfermar. Se ve bien, que los directivos de la industria alimentaria no consumen ese pan... Esto es inhumano y abusivo", aclaró una usuaria en la publicación del periódico local sobre el tema.
"Independiente de los resultados del laboratorio ese pan es para puercos y no debe ofertarse a la población... Nos acostamos sin corriente, nos despertamos sin corriente, no tenemos nada para desayunar y no tenemos tantas cosas necesarias para la vida", agregó otra.
A finales de febrero el régimen admitió que no podrían garantizar el pan subvencionado de la canasta básica por desabastecimiento de harina de trigo.
“En los próximos días se enfrentarán severas afectaciones en la producción de pan en cada territorio, por la inestabilidad en el suministro de la materia prima”, explicó Zaily Pérez Hernández, directora comercial de la estatal Empresa de Molinería.
Cuba requiere mensualmente de 20.000 toneladas de trigo solo para producir el pan de la canasta familiar normada pero la mayor parte de esta tienen que importarla. Pese a los acuerdos con países aliados, como Rusia, la inestabilidad en la producción de pan en la isla sigue siendo un problema pendiente.
Se necesitan unos 6.000.000 de dólares para dar mantenimiento a los molinos cubanos, según las autoridades, que reconocieron hace apenas unas semanas que en cinco años han accedido apenas a un 23% de ese monto.
Cuba atraviesa una profunda crisis alimentaria en medio de una inflación galopante y la dolarización parcial de la economía.
En su informe "Industria Manufacturera en Cuba. Indicadores seleccionados 2023", la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) reconoció que en los últimos cinco años la producción de alimentos se ha desplomado.
“Muestra un retroceso hasta de un 67%.. Los 23 productos seleccionados por la ONEI, entre los que se incluyen alimentos básicos necesarios para la canasta familiar, presentan una baja sostenida, en algunos casos superando el 90% en la disminución de la producción”, indicó el politólogo Sergio Ángel Baquero, coordinador de Food Monitor Program, una organización que investiga el impacto socioeconómico de las políticas alimentarias en contextos autoritarios.
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