La publicación dedicada a temas económicos cubanos Cuba Standard contrasta la iniciativa de la Oficina del Conservador de Santiago de Cuba de rentar locales ociosos o en mal estado a cuentapropistas en la emblemática calle Enramadas con el virtual monopolio que ha mantenido sobre el sector comercial en el casco histórico de La Habana la empresa estatal Habaguanex.
Según el diario provincial Sierra Maestra, el arrendamiento, que formaría parte del reordenamiento urbano de la ciudad, se oferta “a todo aquel ciudadano que desee desarrollar cualquier actividad en el sector privado”.
la información revela que en Santiago existen más de 9 mil inmuebles disponibles, sólo en la zona del casco histórico, aparente fruto de la política del gobierno de clausurar y sellar los locales en desuso o en mal estado, a pesar de las críticas necesidades de vivienda. La mayoría de estos inmuebles se encuentran en la zona baja de la calle Enramadas y a lo largo de la avenida Jesús Menéndez, más conocida como La Alameda, situada en el extremo sur de la urbe, frente a la bahía.
Enramadas (nombre oficial: José Antonio Saco), la calle más comercial y concurrida de la ciudad, es considerada la columna vertebral del Centro Histórico de Santiago, y la principal vía de conexión de la zona alta con el litoral. Esa arteria es objeto de una reanimación con vista a los 500 años de la fundación de la villa por el conquistador español Diego Velázquez, que se cumplen en 2015.
La directora de la Oficina del Conservador explicó que las instalaciones se ofertarán “en consonancia con el presupuesto de que disponga el cliente y teniendo en cuenta el tipo de servicio que se va a prestar”.
El aspirante tendría que argumentar los méritos de su proyecto ante el gobierno provincial, el cual tendría que evaluarlo y aprobarlo. Las galerías tendrían prioridad.
Luego el alquiler mensual se arreglaría entre la rama empresarial de la Oficina y el arrendatario. Se prevé que éste pueda recuperar su inversión en la renovación del local en un plazo de uno a dos años.
Con la decisión de dejar el comercio de la zona remozada de Santiago en manos de microempresarios privados, la Oficina del Conservador, y el gobierno central, que necesita fomentar el turismo en la segunda ciudad de Cuba, y prepararla para una eventual luz verde a los cruceros por el Caribe, parecen estar curándose en salud después de la amarga experiencia en La Habana Vieja para turistas de Eusebio Leal.
En la capital la empresa Habaguanex había sido, según el periodista independiente Osmar Lafitta, "una de las principales fortalezas del imperio de Leal Spengler, Historiador de la Ciudad y principal administrador de las 300 instalaciones que controla dicha entidad en el casco histórico de La Habana".
A fines del 2012 el imperio de Leal se vio sacudido por un escándalo de corrupción que involucró a decenas de gerentes, funcionarios y empleados sin escrúpulos (todos en las nóminas del Estado) que actuaban como mafiosos, se daban la gran vida, y se apropiaron millones de dólares.
Otro comunicador independiente, Augusto César San Martín,precisó que todo reventó por el restaurante La Factoría de la Plaza Vieja, también conocido como La Casa de la Cerveza.
El periodista señaló que “el lucro obtenido en las empresas asociadas a la Oficina del Historiador creó una burguesía de clase alta con influencias en todas las esferas de la sociedad cubana”.
“Con las ganancias millonarias, los directivos de la red hotelera, de restaurantes, tiendas de lujo y mercados especializados controlan el tráfico de influencias de mayor envergadura del país”, agregaba San Martín
Apuntaba asimismo como “los establecimientos comerciales de la compañía mantienen un sistemático control del mercado negro, que es quien surte parte de las mercancías comercializadas por Habaguanex. Los comercios funcionan en forma de cooperativas donde los empleados invierten dinero, sacan sus ganancias y después entregan un aporte al Estado, convenido entre ellos”.
Un comentarista anónimo que dice haber sido vecino de un directivo de la compañía aseguraba al pie del trabajo de San Martín que las cosas en Habaguanex se salieron de control muchos años antes de que explotaran: “Fui testigo de personas que trabajaron en dicha compañía que de un día para otro empezaron a cambiar su estatus social, cambiaron apartamentos por casas, compraron carros, hacían viajes de vacaciones varios meses del año a los hoteles de los cayos y Varadero, en fin todo un derroche de dinero y recursos que robaban de dicha Compañía Habaguanex".
"En definitiva nadie los controlaba y, mi criterio bien personal, el máximo responsable de todo fue Eusebio Leal, pues no controló debidamente a su equipo de trabajo, a pesar de varias denuncias nunca pasó nada, solo hasta ahora (pasaron 7 u 8 años del desfalco) es que se hace una investigación ¿y todo el dinero y recursos desviados quien los repone?”
Sin embargo, la cabeza de Leal, que como todo el que tiene padrino en Cuba se bautiza, no rodó con el escándalo. El Historiador se disculpó asegurando que se había "aburrido de advertir que esos negocios no eran particulares". Quien sí pasó directamente al "plan payama" fue la autocrática presidenta de la empresa, Meisi Weiss.
Leal se lavó las manos reconociendo el descontrol existente en Habaguanex y Puerto Carenas, las dos compañías investigadas. “Funcionarios del ramo aseguran que el comprometimiento generado por la corrupción no deja espacio para el control de los ingresos, algo que Leal Spengler admitió ante sus empleados”, concluía diciendo el periodista San Martín.
Según el diario provincial Sierra Maestra, el arrendamiento, que formaría parte del reordenamiento urbano de la ciudad, se oferta “a todo aquel ciudadano que desee desarrollar cualquier actividad en el sector privado”.
la información revela que en Santiago existen más de 9 mil inmuebles disponibles, sólo en la zona del casco histórico, aparente fruto de la política del gobierno de clausurar y sellar los locales en desuso o en mal estado, a pesar de las críticas necesidades de vivienda. La mayoría de estos inmuebles se encuentran en la zona baja de la calle Enramadas y a lo largo de la avenida Jesús Menéndez, más conocida como La Alameda, situada en el extremo sur de la urbe, frente a la bahía.
Enramadas (nombre oficial: José Antonio Saco), la calle más comercial y concurrida de la ciudad, es considerada la columna vertebral del Centro Histórico de Santiago, y la principal vía de conexión de la zona alta con el litoral. Esa arteria es objeto de una reanimación con vista a los 500 años de la fundación de la villa por el conquistador español Diego Velázquez, que se cumplen en 2015.
La directora de la Oficina del Conservador explicó que las instalaciones se ofertarán “en consonancia con el presupuesto de que disponga el cliente y teniendo en cuenta el tipo de servicio que se va a prestar”.
El aspirante tendría que argumentar los méritos de su proyecto ante el gobierno provincial, el cual tendría que evaluarlo y aprobarlo. Las galerías tendrían prioridad.
Luego el alquiler mensual se arreglaría entre la rama empresarial de la Oficina y el arrendatario. Se prevé que éste pueda recuperar su inversión en la renovación del local en un plazo de uno a dos años.
El parche antes que la herida
Con la decisión de dejar el comercio de la zona remozada de Santiago en manos de microempresarios privados, la Oficina del Conservador, y el gobierno central, que necesita fomentar el turismo en la segunda ciudad de Cuba, y prepararla para una eventual luz verde a los cruceros por el Caribe, parecen estar curándose en salud después de la amarga experiencia en La Habana Vieja para turistas de Eusebio Leal.
En la capital la empresa Habaguanex había sido, según el periodista independiente Osmar Lafitta, "una de las principales fortalezas del imperio de Leal Spengler, Historiador de la Ciudad y principal administrador de las 300 instalaciones que controla dicha entidad en el casco histórico de La Habana".
A fines del 2012 el imperio de Leal se vio sacudido por un escándalo de corrupción que involucró a decenas de gerentes, funcionarios y empleados sin escrúpulos (todos en las nóminas del Estado) que actuaban como mafiosos, se daban la gran vida, y se apropiaron millones de dólares.
Otro comunicador independiente, Augusto César San Martín,precisó que todo reventó por el restaurante La Factoría de la Plaza Vieja, también conocido como La Casa de la Cerveza.
"El arresto del gerente general ocurrió en plena calle. El dirigente fue acusado de enriquecimiento ilícito y según se conoció después de la detención, un sembrado de marihuana fue descubierto en una finca de su propiedad".
"Otras revelaciones devenidas de la investigación policial afirman que la droga se comercializaba en La Factoría También se le ocuparon almacenes de comestibles para la venta en el bar-restaurante".
El periodista señaló que “el lucro obtenido en las empresas asociadas a la Oficina del Historiador creó una burguesía de clase alta con influencias en todas las esferas de la sociedad cubana”.
“Con las ganancias millonarias, los directivos de la red hotelera, de restaurantes, tiendas de lujo y mercados especializados controlan el tráfico de influencias de mayor envergadura del país”, agregaba San Martín
Apuntaba asimismo como “los establecimientos comerciales de la compañía mantienen un sistemático control del mercado negro, que es quien surte parte de las mercancías comercializadas por Habaguanex. Los comercios funcionan en forma de cooperativas donde los empleados invierten dinero, sacan sus ganancias y después entregan un aporte al Estado, convenido entre ellos”.
Un comentarista anónimo que dice haber sido vecino de un directivo de la compañía aseguraba al pie del trabajo de San Martín que las cosas en Habaguanex se salieron de control muchos años antes de que explotaran: “Fui testigo de personas que trabajaron en dicha compañía que de un día para otro empezaron a cambiar su estatus social, cambiaron apartamentos por casas, compraron carros, hacían viajes de vacaciones varios meses del año a los hoteles de los cayos y Varadero, en fin todo un derroche de dinero y recursos que robaban de dicha Compañía Habaguanex".
"En definitiva nadie los controlaba y, mi criterio bien personal, el máximo responsable de todo fue Eusebio Leal, pues no controló debidamente a su equipo de trabajo, a pesar de varias denuncias nunca pasó nada, solo hasta ahora (pasaron 7 u 8 años del desfalco) es que se hace una investigación ¿y todo el dinero y recursos desviados quien los repone?”
Sin embargo, la cabeza de Leal, que como todo el que tiene padrino en Cuba se bautiza, no rodó con el escándalo. El Historiador se disculpó asegurando que se había "aburrido de advertir que esos negocios no eran particulares". Quien sí pasó directamente al "plan payama" fue la autocrática presidenta de la empresa, Meisi Weiss.
Leal se lavó las manos reconociendo el descontrol existente en Habaguanex y Puerto Carenas, las dos compañías investigadas. “Funcionarios del ramo aseguran que el comprometimiento generado por la corrupción no deja espacio para el control de los ingresos, algo que Leal Spengler admitió ante sus empleados”, concluía diciendo el periodista San Martín.