Un grupo de cubanos se reunió este miércoles 25 de mayo frente a la Embajada de Cuba en Washington, D.C., para realizar una vigilia con motivo de los 50 años de la muerte del líder estudiantil Pedro Luis Boitel Abraham.
Boitel falleció el 25 de mayo de 1972, a los 41 años de edad, tras una larga huelga de hambre en la prisión El Príncipe, donde exigía que se respetaran los derechos de los detenidos.
“Estamos aquí hoy para observar 50 años desde la muerte de Pedro Luis Boitel, un líder estudiantil que fue condenado a 10 años de cárcel por el régimen castrista y al cumplir sus 10 años, no lo liberaron y murió en la huelga de hambre después de más de 50 días”, declaró John Suárez, director del Centro para una Cuba Libre.
“Estamos aquí porque no olvidamos el legado de Boitel. El ha sido una luz importantísima que, incluso desde la oscuridad del presidio, ha inspirado a otros jóvenes del presidio político actual a seguir su ejemplo”, expresó Janisette Rivero, vocera en Miami del Centro para una Cuba Libre, con sede en Washington.
El pastor Mario Félix Lleonart, del Instituto Patmos, dijo que la memoria de Boitel es imborrable y que su figura devuelve al pueblo cubano “a lo que significa luchar por un sueño”.
“Mientras esperamos la libertad, que era el mismo sueño que él tenía, nosotros somos los nuevos Boitel que seguimos con su demanda de libertad y esperamos que su sueño se haga realidad muy pronto”, opinó.
Por su parte, la activista Yoaxis Marcheco recordó que el régimen fue tan cruel que “incluso ni siquiera le avisaron a su madre acerca de su muerte”.
“Cada año le recordamos como una muestra de respeto a lo que hizo, a su valentía, su valor y a su padecimiento y a su sufrimiento a causa del régimen de Castro”, expresó.
"El legado de Pedro Luis Boitel es un legado de libertad y de dignidad sobre todo, y creo que los jóvenes cubanos de hoy en día deberían conocer su figura porque van a aprender precisamente a amar y a luchar por la libertad”, dijo Marcheco.
El también poeta y figura fundamental de la disidencia fue sepultado en una tumba sin nombre en el cementerio de Colón en La Habana.