La Cofradía de la Negritud, creada en 1998, alertó sobre las inconveniencias que provoca la ralentización del Censo Nacional de Población y Viviendas, un instrumento esencial para delinear políticas públicas que combatan las desigualdades raciales en Cuba.
“El censo es fundamental para establecer políticas públicas y establecer políticas públicas es un camino expreso cuando se quiere avanzar en la lucha contra la desigualdad, por eso nos preocupa que no se hizo en el 2022, no en 2023, no se va a hacer en el 24”, indicó a Martí Noticias, el fundador de la Cofradía, Norberto Mesa Carbonell.
El vicejefe de la ONEI (Organización Nacional de Estadísticas e Información), Juan Carlos Alfonso, dijo a EFE que Cuba retrasará al menos hasta 2025 el censo de población debido a la falta de recursos que sufre el país.
El activista aseguró que “en los últimos tiempos” se ha acentuado la desigualdad racial. Uno de los indicativos es que, en el sector privado, los blancos están mucho más y mejor representados.
Entre las barreras que enfrentan los afrodescendientes para iniciar un negocio privado en Cuba está la falta de un capital inicial porque son, en su mayoría, personas de raza blanca las que perciben más remesas del extranjero y las propietarias de casas en las áreas turísticas. “La población negra está muchísimo más atrás en cuanto a posibilidad de poner negocios que la población no negra”, señaló Mesa Carbonell.
“Cuando hablamos de desigualdad racial, tiene que ver con la desigualdad social, porque está muy vinculado todo eso con dos temas: la pobreza y la exclusión y tiene que ver también con los derechos humanos”, afirmó.
“Los famosos barrios marginales, ¿qué parte de la población vive en esos barrios marginales? Esos barrios marginales están repletos de personas de la población negra”.
Agregó que, respecto al acceso a los estudios superiores, ha habido un proceso de blanqueamiento de las universidades en los últimos 30 años y, “lógicamente, si las personas no entran a la universidad, porque tienen una presión económica determinada y si no se gradúan, no pueden ocupar los espacios prominentes de la cultura, de la economía, de la misma política”.
La Cofradía de la Negritud no ha obtenido respuestas a numerosas cartas dirigidas a funcionarios del régimen como al presidente de la Asamblea Nacional, al Secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), al presidente de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), al director del periódico Granma, entre otros.
El 21 de noviembre de 2019, se aprobó el Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial.
“Como propaganda me parece que sí hubo avances, pero no pasa de eso. Avances se verían si se estuvieran estableciendo políticas públicas encaminadas a la eliminación de la discriminación racial, si se hubiera establecido alguna política afirmativa que mostrara el interés real de las autoridades en avanzar en un campo de la lucha contra el racismo, la discriminación racial. Medidas que pudieran, de verdad, convencernos de que no se trata esto de una estrategia de publicidad o propaganda, sino que hay un interés real en avanzar”, recalcó el primer cófrade.
Los barrios “vulnerables” parecen estar ocupando la atención gubernamental. Esto podría intuirse de la cobertura que la televisión y otros medios estatales otorgan a las visitas oficiales a estos lugares, donde siempre los dirigentes y funcionarios expresan que “ahora” la población vulnerable se está beneficiando de la acción del Estado.
“Esas personas no son beneficiarios de nada, esas personas son verdaderas víctimas de la inacción del Estado, de la inacción de las autoridades para mejorar las condiciones de vida de esas personas, no ahora, sino hace 40 años”, sostuvo Mesa Carbonell.