El éxodo y la fluctuación laboral de los científicos cubanos tiene en vilo al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), que pidió en el parlamento un fondo inicial de 20 millones de dólares para sacar a flote un sector que el gobierno considera “estratégico”.
Solo la biotecnología representa una millonaria fuente de entrada de divisas. La exportación de vacunas contra la hepatitis B y la antimeningocóccica, -cuyas patentes son propiedad del gobierno-, ha permitido el ingreso de unos 400 millones de dólares, según cifras oficiales.
Medios locales reportaron la sesión del lunes de una comisión parlamentaria, en la que un funcionario del CITMA dijo que la caída del número de investigadores se debe al envejecimiento, la emigración y el salto a otros sectores de la economía mejor pagados.
Aludió además a la incapacidad de formar un relevo de alta calificación y al “insuficiente” reconocimiento moral y material que recibe la comunidad científica de la isla.
“El salario no constituye una fuente de motivación y reconocimiento social para quienes se dedican a la Ciencia, Tecnología y la Innovación”, dijo a el viceministro José Fidel Santana al presentar el informe.
Para ilustrar la crisis, el doctor Eulogio Pimentel Vázquez, diputado por Nuevitas, Camagüey, explicó que en solo dos años el Grupo de las Industrias Farmacéutica y Biotecnológica (BioCubaFarma) tuvo una deserción del 40 por ciento de la plantilla. De ellos, más de 1.000 son graduados universitarios.
El informe no detalla las cifras. Los últimos datos disponibles en la Oficina Nacional de Estadísticas son del 2014, cuando cayó a 82.764 el número de trabajadores en la actividad de ciencia y tecnología, desde 94.017 reportados en el 2009.
Bajos salarios y falta de libertad
Dos científicos cubanos consultados por Radio Martí ofrecieron sus testimonios.
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"Los científicos que trabajan en el polo del oeste de La Habana son los que mejor remuneración reciben. Pueden ganar unos 2.000 pesos cubanos, que se traducen en 80 dólares al mes", dijo Oscar Casanella, exprofesor de la Universidad de La Habana y exinvestigador del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología.
Sobre las carencias materiales dijo: "No tienen posibilidades de hospedarse en un hotel para vacacionar, tienen mil carencias de infraestructuras, muchos de ellos tienen problemas de viviendas. En las universidades, los estudiantes antes de graduarse están hablando de para qué beca (en el extranjero) se van (...) Casi un 100 por ciento quiere abandonar el país", explicó el investigador que fue expulsado meses atrás de ambos centros laborales por razones políticas.
Ariel Ruiz Urquiola, un científico que fue expulsado del Centro de Investigaciones Marinas, contó sus razones ahora que se prepara para iniciar su beca de estudios postdoctorales en la Universidad Humboldt de Berlín, Alemania.
"Cada vez quedan menos científicos en Cuba porque no se puede hacer ciencia sin libertad", dijo Ruiz Urquiola, quien viajará a Alemania tras aplicar a una beca en la Universidad Humbolt.
Se quejó de no poder "expresar libremente criterios en contra de alguna estupidez que se quiera hacer por parte de un director".
"Esto no es un Estado de Derechos (...) No soy confiable políticamente, por tanto me ponen afuera. Me expulsaron de la Universidad de La Habana y del sistema de las ciencias y ahora soy un campesino en Cuba", dijo.
"Para Alemania soy un científico pero para Cuba soy un campesino", lamentó.
¿Consagración a cambio de qué?
La ciencia fue una de las banderas que abrazó el fallecido exmandatario cubano Fidel Castro, quien apeló al humanismo y a la conciencia revolucionaria de los científicos para sacar adelante sus planes.
En la década de 1990, cuando el país estaba sumido en una profunda crisis tras el colapso del socialismo soviético, Castro destinó parte de las escasas divisas al sector y pidió “consagración” a sus científicos.
Cuentan que aparecía a cualquier hora en decenas de laboratorios y centros científicos que contruyó, la mayoría de ellos en La Habana. También levantó barrios residenciales y hasta círculos infantiles y escuelas para los hijos de los científicos.
A estos profesionales pidió entonces trabajar largas jornadas de trabajo, que se extendían a 12 horas o más para producir lo mismo vacunas y medicamentos que para avanzar en el estudio de enfermedades.
20 millones para reflotar el sector
Según un resumen publicado por el sitio Cubadebate, Santana reconoció ante el parlamento que entre las fallas está el reducido espacio dedicado al intercambio, la socialización y la promoción de resultados científicos.
Habló además de la disminución de los premios, del robo de cerebros, del insuficiente aprovechamiento del talento humano y de conceder mayor importancia a los tecnólogos.
El informe del CITMA propuso la implementación de “acciones inmediatas”, entre ellas exigió la asignación de un capital inicial de 20 millones de dólares al Fondo para la Ciencia y la Innovación (FONCI).
Además sugirió entre otras medidas instalar “el pago por antigüedad” y “homogenizar el salario básico de los investigadores”.
(Con reporte adicional de Adriel Reyes)