El desabastecimiento en las tiendas de ventas por divisas en Cuba es” casi permanente” y la población se ve obligada a buscar los alimentos con los cuentapropistas o en la “bolsa negra”, donde enfrentan otro problema, el de los altos precios y el bosillo del comprador vacío, señalaron cubanos de la isla a Martí Noticias.
Para residentes en Santa Clara, Camagüey y Sancti Spíritus, la escasez de alimentos, los altos precios de los pocos productos que se pueden adquirir y los bajos salarios, son los retos más fuertes que han tenido que enfrentar en el primer bimestre del 2017.
En lo que va de año, en la localidad de Sancti Spíritus, las tiendas por divisas siempre están vacías, y “cuando entra algo, las colas son inmensas”, dijo a Martí Noticias Adriano Castañeda, uno de los tantos cubanos que no tiene otra alternativa que acudir a los cuentapropistas para buscar el alimento de la familia, pero enfrenta el otro grave problema: los altos precios.
La vida se hace más difícil, "tanto para el que vende como para el que compra", asegura Castañeda.
"Los cuentapropistas venden alimentos, pero muy caros, porque ellos también pasan trabajos para conseguir las cosas y por eso les suben el precio”, precisó el hombre que ha notado que la escasez ha ido en aumento vertiginoso en los primeros meses del 2017, señaló Castañeda.
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El activista de derechos humanos Yordan Marrero, residente en Sibanicú, dijo que tanto en su municipio como en Camagüey y Nuevitas el desabastecimiento se repite.
"Las tiendas están vacías y la gente anda buscando en todas partes para ver donde encuentra lo primordial", señaló.
El activista asegura que los cubanos viven en un país donde la gente "como único puede paliar las carencias es haciendo compras ilícitas".
Aunque el mercado negro y los revendedores ilegales son penalizados por el gobierno, Marrero cree que "casi nunca detectan a los implicados porque las autoridades se hacen de la vista gorda, puesto que la necesidad de sobrevivir afecta a todos en el país".
Recordó que "el salario de los trabajadores nunca lo suben", por eso la gente tiene todos los días que decidir entre “comer o bañarse, porque el dinero para ambas cosas no alcanza".
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Para Belkis Toledo, residente en Santa Clara, el tema cotidiano en su barrio es que “no hay dinero, pero tampoco hay nada que comprar”.
Toledo, ama de casa con tres niños y una madre anciana a su cargo, aseguró que es muy difícil conseguir los alimentos para la familia.
Advirtió que en las TRD “las colas son inmensas, y lo poco que ponen en venta vuela de los estantes”.
Toledo dijo que casi nunca puede comprar en las TRD, y tiene que andar siempre averiguando quien vende en el mercado negro donde "lo compras a escondidas porque la mayor parte de las veces el que te vende se lo roba de su trabajo, y si los agarran los sancionan”.
A juicio de la mujer, las conocidas tiendas TRD en Santa Clara “para lo único que sirven es para ocupar un espacio dentro de la ciudad", puesto que "casi siempre están vacías”, aseguró.
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Un reciente sondeo realizado por Diario de Cuba en la capital cubana dejó al descubierto la crítica situación que enfrentan los residentes de La Habana, un área del país donde en años anteriores los mercados solían estar mejor abastecidos.
En mayo del 2016, el gobierno de Cuba anunció rebajas de precios minoristas de entre un 6 y un 30 por ciento. Entre los productos rebajados anunciaron la leche en polvo, natillas y gelatinas, arroz, granos secos, conservas de carne, productos del mar, frutas y vegetales y calzado para niñas y niños.
(Con información de Diario de Cuba)