En una rápida implementación de una decisión del reciente congreso del Partido Comunista (PCC), el gobierno cubano buscará frenar la creciente inflación en los precios de viandas, frutas, verduras y otros productos agrícolas de alta demanda entre la población topando desde este martes los precios de 23 de ellos en los mercados agropecuarios estatales (MAE) y varias formas privadas de comercialización.
En una nota titulada “Medidas para el ordenamiento de la comercialización de productos agrícolas” se imponen precios máximos por libra en la venta minorista que oscilan entre 85 centavos (boniato, yuca) y 16 pesos moneda nacional (ajo), con ajustes en las épocas del año en que estas variedades tienen su menor rendimiento.
Citando el Informe Central al VII Congreso del PCC, la nota oficial admite que la inflación se deriva de la incapacidad del país para producir suficientes alimentos y ─como en otros momentos de la inestable apertura al mercado iniciada a fines de los años 80─ carga contra los intermediarios:
“Aunque comprendemos que el factor primordial en el crecimiento de los precios reside en un nivel de producción que no satisface la demanda, y que el avance en esta materia está condicionado por factores objetivos y subjetivos, no podemos quedarnos con los brazos cruzados ante la irritación de los ciudadanos por el manejo inescrupuloso de los precios por parte de intermediarios que solo piensan en ganar cada vez más”.
La medida no se aplicará en los llamados mercados de oferta y demanda (MAOD), pero sí alcanzará a los demás tipos de mercados agropecuarios “y en el caso de la provincia de La Habana además para los Trabajadores por Cuenta Propia autorizados a ejercer esta actividad”.
El periodista independiente Orlando Freire Santana escribía en marzo en Cubanet que una medida anterior de limitación de precios que afectaba solamente a los MAE bajó casi a la mitad de lo que cuestan en los mercados donde rige la oferta y la demanda el importe de productos como el tomate y la malanga, pero el resultado fue "tarimas vacías y surtidos de pésima calidad".
Freire citaba a un comprador en el MAE de 27 y A, en el distrito habanero de El Vedado: “Imagínese, estos mercados estatales tienen que esperar a que un comercializador del gobierno, al estilo de la antigua empresa de acopio, les traiga la mercancía. Así jamás veremos bien surtidas estas tarimas”.
Un reciente despacho de la agencia Reuters basado en reportes de los medios oficiales en toerno al congreso comunista señalaba que “los delegados dijeron que el Estado contrataría, distribuiría y regularía los precios de entre el 80 y el 90 por ciento de la producción agrícola este año, comparado con el 51 por ciento en 2014”.
Reuters había reportado en enero que el gobierno ya había tomado en algunas provincias medidas similares a las que ahora se anuncian, reforzando el rol del Estado en la distribución y regulación de precios, y la decisión del congreso extendería ese programa.
Cuba importa más de un 60 por ciento de los alimentos que consume, por los que debe pagar unos 2.000 millones de dólares anuales. Sin embargo, a pesar de que Raúl Castro implementó desde 2008 la entrega en usufructo de 1,7 millones de hectáreas de tierras ociosas del enorme latifundio estatal a más de 200.000 personas, la producción agrícola apenas ha aumentado desde entonces, lo que ha impulsado una progresiva alza de los precios de los alimentos por la brecha entre la oferta y la demanda.
Reuters citaba asimismo una información del diario Juventud Rebelde que indicaba que el precio de la canasta básica de los alimentos más comunes aumentó un 49 por ciento entre el 2010 y comienzos del 2015, año en cuyo primer semestre se produjo una efímera reducción de los precios.