Los medios estatales cubanos dijeron el fin de semana que 90.000 toneladas métricas de petróleo ruso habían llegado al país, con escasez de efectivo y combustible, para ayudar a aliviar los cortes de energía y la escasez de gasolina.
En 2022, Rusia reanudó algunos envíos de petróleo a la isla caribeña gobernada por comunistas después de que cesaron con el colapso de la Unión Soviética.
Sin embargo, según datos de envío, ningún petróleo ruso salió del país hacia Cuba el año pasado, incluso cuando los medios rusos informaron en junio que se llegó a un acuerdo entre los dos gobiernos para suministrar 1,64 millones de toneladas métricas de petróleo y derivados anualmente.
Jorge Piñón, que estudia la infraestructura y el suministro energético de Cuba en la Universidad de Texas en Austin, estimó el valor del envío en 46 millones de dólares. Piñón dijo que era demasiado pronto para decir si la llegada del petróleo significaba que se reanudarían los envíos regulares.
Según el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, el país comunista necesita 8 millones de toneladas métricas de petróleo y equivalentes al año, de las cuales 3 millones de toneladas se producen localmente.
Venezuela es el principal proveedor de petróleo de Cuba, pero los envíos han disminuido en los últimos años. El año pasado México exportó cantidades significativas de petróleo a Cuba pero no lo ha hecho este año.
Cuba ha estado sumida en una crisis desde que comenzó la década, con un producto interno bruto que cayó un 10% con respecto a 2019, lo que resultó en una escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos.
El consumo de combustible ha sido de alrededor de 6,5 millones de toneladas métricas durante este período, según el gobierno, que ha dicho que en lo que va de año las importaciones de combustible han caído aún más, lo que ha resultado en apagones más prolongados y menos gasolina.
Las crecientes tensiones sociales han provocado más disturbios que los que la isla ha visto desde la revolución de 1959 y una migración masiva, principalmente a Estados Unidos.
El gobierno cubano culpa en gran medida a las sanciones estadounidenses por la crisis y a la subversión estadounidense por los disturbios, acusaciones que Washington niega.
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