Médicos despedidos y disidentes rescatan vidas en Nicaragua

Mujeres de Nicaragua en plena crisis sanitaria.

Una camilla, una asistente, alcohol gel y una pequeña agenda acompañan al doctor Javier Núñez en su pequeño consultorio improvisado para pacientes con COVID-19 en una zona de Managua, Nicaragua, informa la Voz de América, VOA.

El cirujano es parte de las decenas de médicos que fueron despedidos por atender a los manifestantes antigubernamentales durante la crisis sociopolítica que surgió en abril de 2018.

Cuando se reportó el primer caso de coronavirus en el país, a inicios de marzo de 2020, el doctor Núñez, al igual que el resto de sus colegas en la misma condición, no dudaron dos veces para ofrecer sus servicios a la población, que en ese momento estaba entre el desconcierto y la poca información.

Aglutinados en la Unidad Médica Nicaragüense (UMN) los médicos se convocaron para “salvar vidas”, llamando en primera instancia al uso de mascarillas y a evitar asistir a convocatorias masivas, en abierto desafío al gobierno, que una semana antes del anuncio del primer caso de coronavirus en Managua, había impulsado una marcha llamada “Amor en tiempos de COVID-19”.

Posteriormente, los médicos de la UMN decidieron habilitar líneas telefónicas a la ciudadanía para consultas gratis, pero los casos graves eran atendidos en las clínicas habilitadas provisionalmente y con los insumos con los que contaban. A partir de ese momento las líneas telefónicas no pararon, señala el doctor Núñez a la Voz de América.

Paralelamente, otro grupo de médicos y profesionales formaron el llamado “Comité Científico Multidisciplinario”, donde expertos en salud, educación, comunicación y psicología se unieron para suplir a las demandas de la ciudadanía.

El epidemiólogo Leonel Argüello cumpliría en este 2021 más de 30 años de haber servido a la población como exdirector de Epidemiología del Ministerio de Salud en Nicaragua.

Tras su retiro, Argüello, decidió contribuir al país, creando brigadas para capacitar a médicos anualmente. Antes de la pandemia, se capacitaban al menos a 3.000 médicos en diferentes ramas.

Sin embargo, las jornadas de capacitación y entrenamiento se convirtieron en extenuantes horas ofreciendo entrevistas a medios de comunicación y alertando por la mayoría de las vías posibles sobre la pronta llegada del nuevo coronavirus al país.

“En los primeros meses de la pandemia, le dedicaba muchísimo tiempo a informar, quizás unas 15 o 18 horas, pero cuando comencé a atender pacientes vía telefónica, pasé hasta un mes durmiendo unas pocas horas. El trabajo fue intensivo. Lo bueno es que uno se retroalimenta”, dice el veterano médico.

Al igual que él, otros expertos del Comité Multidisciplinario iniciaron una serie de campañas de concientización para evitar la propagación del COVID-19 y tuvo una aceptación al punto que incluso la Iglesia católica de Nicaragua otorgó un espacio en su canal televisivo para los profesionales de la salud.

Los expertos emitieron al menos 16 afiches informativos y crearon un Ebook (libro electrónico) sobre los mitos y las verdades de la pandemia.

“Hemos visto respuesta de la gente, eso es importante. Para la primera ola de COVID-19, el 45% de las personas siguió las recomendaciones de distanciamiento social”, dijo Argüello.

Por su parte, el gobierno del presidente Daniel Ortega prosiguió la convocatoria a eventos masivos, que fueron criticadas por organizaciones de médicos y la misma Organización Panamericana de la Salud (OMS).

A consecuencia, se reportaron “entierros exprés” y un aumento de casos que no eran reportados por el Ministerio de Salud de Nicaragua.