El periodismo independiente cubano busca rescatar la libertad de prensa

Una vieja máquina de escribir encadenada en el muelle de la embarcación "Democracia". Foto Archivo

LA HABANA - Retrocedamos en el tiempo. Una mañana de 1985, Yndamiro Restano Díaz, de 37 años y periodista de Radio Rebelde, en una vieja Underwood decidió redactar un boletín clandestino de información titulado Nueva Cuba. El periódico artesanal, de un solo folio, lo distribuyó por la calle y terminó colgando un ejemplar en una pared de la heladería Coppelia, en el corazón del Vedado.

Restano no tenía la intención de criticar al régimen autocrático de Fidel Castro. No. Era un simple acto de rebeldía de un comunicador que creía que la información era un derecho público. En su escrito, Yndamiro trataba de explicar las incoherencias institucionales y las consecuencias nefastas que eso engendraba a nivel económico en el país.

Fue detenido e interrogado en Villa Marista, el cuartel de la policía política, al sur de La Habana. Ese mismo año sería arrestado de nuevo, ahora por haber ofrecido una entrevista a The New York Times.

Comenzaría su calvario. Fue despedido de Radio Rebelde y señalado por los servicios especiales con letra escarlata. Sin proponérselo, Yndamiro Restano erigió los cimientos del periodismo independiente cubano actual.

La década de 1980 fue tremenda. Cuba venía de un avasallador quinquenio gris, censura informativa casi enfermiza y los aires de glásnost y perestroika que llegaban desde la URSS de Gorbachov ocasionaron que un segmento del mundo intelectual y académico, como el profesor Félix Bonne Carcassés, recientemente fallecido, decidieran apostar por una apertura democrática en la sociedad y en los medios. La Habana era un hervidero de criterios liberales.

La periodista Tania Díaz Castro y los jóvenes creadores Rita Fleitas, Omar López Montenegro, Estela Jiménez y el ex preso político Reinaldo Bragado crearon el grupo Pro Arte Libre. Según el escritor Rogelio Fabio Hurtado, la prensa independiente cubana nació en el seno de la primera organización disidente, el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, presidido por Ricardo Boffill Pagés y de la cual fuera vicepresidente Rolando Cartaya, ex periodista de Juventud Rebelde. En un artículo publicado en 2011 en Martí Noticias, Cartaya rememoraba: "Cuando llegábamos al amanecer a su casa en el Reparto Mañana, en Guanabacoa, Bofill ya tenía media docena de denuncias mecanografiadas en original y ocho copias al carbón, para distribuirlas a las agencias de prensa extranjeras y las embajadas".

En 1987, ya apartado del periodismo estatal, Yndamiro Restano se ganaba el sustento limpiando cristales en un hospital habanero, de donde también sería expulsado tras ofrecer una entrevista a la BBC. Frustrado por no poder expresarse libremente, en una sociedad atrapada por la simulación y el miedo, se afilió a la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional creada por Elizardo Sánchez.

Al año siguiente, junto a otros periodistas, despedidos de redacciones de periódicos y revistas, emisoras de radio o canales de televisión y deseosos de publicar sin censura sus propios artículos, Yndamiro decidió crear una agrupación que permitiera reunirse y trabajar a los reporteros condenados al silencio. Nace así la Asociación de Periodistas Independientes de Cuba, primer gremio en la Isla de corresponsales sin mordaza.

En La Habana de 1991, coincidiendo con el inicio del período especial, una crisis económica que se ha extendido por 26 años, la poetisa María Elena Cruz Varela funda Criterio Alternativo, que entre otras demandas, pedía libertad de expresión. En ese pulso por abrir una grieta a la muralla gubernamental que controlaba con puño de hierro la vida nacional, la propia María Elena, junto a Roberto Luque Escalona, Raúl Rivero Castañeda, Bernardo Marqués Ravelo, Manuel Díaz Martínez, José Lorenzo Fuentes, Manolo Granados y Jorge A. Pomar Montalvo, entre otros, firman la Carta de los Diez, reclamando transformaciones al inmovilismo castrista.

El 23 de septiembre de 1995, en la sala de su casa, en el barrio La Victoria, Centro Habana, Raúl Rivero, probablemente el mejor poeta vivo cubano, funda la agencia Cuba Press, un intento de periodismo diferente, que desde una óptica profesional, contaba una realidad ignorada por los medios estatales.

Redacción de Cuba Press, año 2000: En primer plano Tania Quintero; detrás, Raúl Rivero (d) e Iván García.

Desde su exilio en Miami, Rivero subraya: “Creo en la vigencia y la fuerza del verdadero periodismo independiente que tuvo su origen en las denuncias del caos económico, la represión, falta de libertades y en la búsqueda de caminos para resucitar lo mejor de la prensa republicana”. Y aclara que “no se ha tratado nunca de piezas escritas contra el gobierno, como escriben los panfletos a favor. Son piezas que quieren hacer un retrato coherente de la realidad. Y los artículos firmados no se han hecho para que algún jefe tenga un buen desayuno, sino para dar una opinión honesta y como punto de debate sobre temas trascendentes. Con esa intención, que yo se sepa, se fundó Cuba Press a finales del siglo pasado”

Cuba Press agrupó a media docena de periodistas oficiales expulsados de sus empleos. Tania Quintero, refugiada política en Suiza desde 2003, fue una de ellas. Una vez a la semana, Tania abordaba un atestado 'camello' para llevarle dos o tres crónicas a Raúl Rivero, cuyo apartamento, en el tercer piso de un edificio, era una suerte de redacción improvisada, donde no faltaban disertaciones de todo tipo. Una añeja Remington contemplaba la escena, mientras se esperaba la colada de café de Blanca Reyes, esposa del poeta.

El incipiente movimiento de periodistas libres contaba con más deseos que recursos. Se redactaba a mano o se tecleaba en obsoletas máquinas de escribir, en las hojas de papel que se consiguieran. Los textos se leían por teléfono. Internet sonaba a ciencia ficción. En numerosas ocasiones, la policía política decomisó grabadoras o cámaras fotográficas, los equipos entonces utilizados, así como el dinero que le encontrara a los detenidos. Se ganaba poco y era habitual la solidaridad entre los colegas, haciéndose préstamos que nunca se devolvían.

Los que estaban al frente de otras agencias alternativas igualmente debían lidiar con el hostigamiento, las detenciones y la precariedad material. Es el caso de Jorge Olivera Castillo, ex editor de video en el Instituto Cubano de Radio y Televisión y que terminaría siendo uno de los fundadores de Habana Press.

Jorge Olivera y Víctor Manuel Domínguez, La Habana, 2014.

Veintidós años después, Olivera recuerda: "La agencia Habana Press surge el 1 de mayo de 1995. Un pequeño grupo liderado por el periodista Rafael Solano, que procedía de Radio Rebelde, se da a la tarea de impulsar esta iniciativa a contrapelo de las difíciles condiciones. Luego de haber laborado cuatro años como reportero, en 1999 asumo la dirección de la agencia hasta marzo de 2003, cuando fui arrestado y condenado a 18 años de cárcel durante la Primavera Negra".

Obligados por las adversas circunstancias, los anteriores directores de Habana Press, Rafael Solano, Julio Martínez y Joaquín Torres marcharon al exilio. "A más de dos décadas de haberse articulado este movimiento, es oportuno recalcar su importancia en la lucha prodemocrática y la capacidad de sobrevivir, pese a los obstáculos. Aquellos esfuerzos iniciales abrieron el camino a la paulatina estructuración de proyectos con similares fines", señala Olivera.

Luis Cino, periodista independiente cubano. Foto: Jorge I. Pérez.

Para el ex prisionero de conciencia,"el periodismo independiente continúa siendo uno de los pilares fundamentales en la lucha por una transición a la democracia. Lo es desde la década de 1990, cuando surge y se consolida gracias al trabajo de decenas de personas, algunas provenientes de los medios oficiales y otras que aprendieron el oficio con una notable calidad". Porque en el periodismo libre se iniciaron también graduados de carreras técnicas o universitarias, pero sin formación ni experiencia periodística. Gracias a la superación autodidacta y cursos dentro o fuera del país, se labraron un camino y hoy sientan cátedra, como Luis Cino, Juan González Febles y Miriam Celaya, entre otros.

La caja de resonancia para la prensa independiente y para el activismo opositor, fue y es Radio Martí. La emisora divulga las constantes violaciones del régimen a la libertad de expresión en la Isla, sus maniobras y tácticas dilatorias que pretenden camuflar la democracia auténtica con panfletos al mejor estilo norcoreano.

En 2014, en Diario de Cuba, José Rivero García, quien fuera periodista de Trabajadores y uno de los fundadores de Cuba Press, escribía: "Cuando no existían celulares, twitter, facebook o una simple computadora, es bueno recordar que aquella semilla germinó y hoy los comunicadores independientes se han multiplicado con la ayuda de las tecnologías y los nuevos proyectos de comunicación que el Estado castrista no puede impedir".

La necesidad es hija de la virtud. Sin tener todas las herramientas a mano, un puñado de hombres y mujeres en los últimos tiempos han creado publicaciones independientes como Primavera Digital, Convivencia o 14ymedio.

Actualmente, unos 200 colegas al margen del mandato gubernamental, en La Habana y el resto de las provincias, escriben, fotografían, hacen videos o por vía oral, cuentan el día a día de Cuba y su gente. Pero siguen corriendo riesgos, recibiendo amenazas y en cualquier momento pueden ser detenidos y sus equipos confiscados por la Seguridad del Estado. Sus informaciones, denuncias, crónicas, entrevistas y artículos de opinión encuentran espacio en Cubanet, Diario de Cuba, Martí Noticias, Cubaencuentro y otros medios digitales, incluidos blogs y páginas webs.

Elaine Díaz, directora de Periodismo de Barrio

Casi codo a codo con la prensa abiertamente contestataria, anticastrista, convive el relato alternativo de blogueros y ex reporteros oficiales. Ejercen la profesión por su cuenta y tienen tesituras y puntos de vista distintos. Elaine Díaz en Periodismo de Barrio, Fernando Rasvberg en Cartas de Cuba y Harold Cárdenas en La Joven Cuba, por solo mencionar los más conocidos, también sufren el asedio y el despotismo de las autoridades.

En los informes de los organismos defensores de la libertad de prensa en el mundo, Cuba clasifica en los últimos lugares. El régimen arguye que en la Isla no existen ejecuciones extrajudiciales y no se ha matado a ningún periodista. Ni falta que hace. La prensa libre comenzó a ser asesinada de otra manera a partir de enero de 1959.

Desde su fundación, hace más de dos décadas, el periodismo independiente cubano se propuso rescatar la libertad de prensa y expresión. Y paulatinamente lo ha ido consiguiendo. Pese al acoso y la represión.