Quiebre de todas las estructuras es lo que lleva a la vulnerabilidad, dicen analistas

Imagen de un hogar en La Habana, el 17 de junio de 2021. (REUTERS/Alexandre Meneghini)

“Cada vez hay más niños trabajando, cada vez hay más niños en la calle, eso es visible, pidiendo limosna”, resaltó la historiadora y antropóloga habanera Jenny Pantoja.

El Gobierno cubano reconoció que casi 200.000 mil niños y adolescentes en el país son vulnerables o están en riesgo de serlo y unos 9.000, con edades de hasta seis años, están en “situación social compleja”.

“La vulnerabilidad siempre ha sido algo extremadamente penoso. Si se circunscribe a edades tempranas de la vida, es doblemente doloroso”, indicó a Martí Noticias el economista Roberto Díaz Vázquez, director de la Fundación Logos, asentada en La Habana.

Para el especialista, los jóvenes cubanos están inmersos en los problemas generados por la inflación, la escasez de recursos y la pobreza, factores que han desencadenado fenómenos sociales como el uso de drogas, la prostitución y el embarazo en edades tempranas.

“Aunado a esto, la necesidad de conseguir sustento por parte de menores de edad de entre 16 y 18 años trae un alejamiento de los valores patrimoniales más importantes en el ordenamiento familiar y es por ello que cada día ha ido en aumento la cantidad de personas vulnerables en Cuba, en especial aquellos que tienen más de 60 años y aquellos que tienen menos de 18”, señaló.

“La escasez monetaria, de recursos por parte de la familia cubana que la colocan al borde de situación desesperada, trae como consecuencia vulnerabilidades de todo tipo en el ordenamiento juvenil”, agregó.

Expertos coinciden en que este tipo de experiencia deja secuelas que se manifiestan en diferentes formas, desde trastornos mentales graves, psicóticos, de ansiedad, alimentarios o del sueño hasta depresión, intentos de suicidio o consumo de sustancias y drogodependencia.

“En la Cuba actual los jóvenes, sobre todo en los estratos poblacionales más desprotegidos, entiéndase aquellos que viven en la periferia de las ciudades, aquellos que tienen pocos o bajos ingresos, aquellos cuyos padres no tienen recursos particularmente importantes como para poder darle sustento, sufren los embates y las dificultades generadas, sobre todo por las drogas. El químico, una droga sintética adquirida hace un par de años por la adolescencia y juventud cubanas, está haciendo estragos entre la población juvenil”, lamentó Díaz Vázquez.

“Las autoridades han reconocido que es un flagelo que ha ido en aumento en los últimos tiempos debido a las vicisitudes que enfrenta Cuba y a las múltiples y definidas condiciones que tienen las sociedades en cualquier parte del mundo a la cual no escapa la sociedad cubana”, consideró.

Durante las sesiones del cuarto período ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su décima legislatura, los diputados abordaron el trabajo infantil, el abuso escolar (bullying) y la violencia en los centros estudiantiles.

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“Cada vez hay más niños trabajando, cada vez hay más niños en la calle, eso es visible, pidiendo limosna. El día que yo fui a la feria vi cuatro”, resaltó en conversación con Martí Noticias la historiadora y antropóloga habanera Jenny Pantoja.

Las cifras de niños vulnerables que plantearon en la Asamblea Nacional “no son ciertas...la vulnerabilidad de los niños es mucho mayor”, puntualizó.

Los parlamentarios cubanos no discutieron sobre los componentes existentes en la Isla que llevan a la vulnerabilidad y que harían mucha más alta la cifra de vulnerables menores de 18 años, como la insatisfacción de las necesidades físicas, emocionales, de salud y educativas, la explotación infantil, la pobreza, la desigualdad económica y la falta de acceso a servicios básicos y educación de calidad.

En este sentido, Pantoja señaló que el Estado cubano, amparándose en la falta de dinero, ha abandonado sus tareas fundamentales de proteger los derechos humanos y preservar la salud pública, la educación y el bienestar de la población.

“El Estado se ha desentendido de su responsabilidad primordial. Las necesidades básicas de salud pública. El sistema primario está totalmente deteriorado, no vamos a hablar ya de la escasez de medicamentos; el sistema como tal no existe. Un blister de antibióticos cuesta 500 pesos. Todo lo que tiene que ver con la alimentación de un niño es en extremo dificultoso”, subrayó.

La antropóloga enumeró cuestiones importantes en la vida de los niños cubanos como la insuficiencia nutricional, las deformidades y carencias en la educación o la falta de estímulo vocacional: “Cosas tan importantes para el desarrollo psicomotor, para la comprensión del lenguaje, como pueden ser los juguetes, son impensables”.

“Es un quiebre total de todas las estructuras. Nada funciona. Los famosos paradigmas sobre los que se sostenía la supuesta revolución, que hace mucho tiempo murió, están demolidos, están acabados, porque el Estado no invierte ni en educación ni en la infancia, ni en la salud pública, claves para el desarrollo de los niños, que en definitiva son los futuros ciudadanos”, recalcó.