"Quiero caminar con mi pueblo, quiero caminar con todos y hacer esta Cuba para todos", el deseo del padre Montes de Oca

El sacerdote cubano, Rolando Montes de Oca.

“A la libertad del corazón, a la libertad interior, es a donde mi misión como sacerdote de manera especial se dirige”
Padre Rolando Montes de Oca.

El sacerdote católico cubano residente en Camagüey, el Padre Rolando Montes de Oca, hace un llamado a la verdad, la justicia, la tolerancia y a escuchar a Dios para lograr una Cuba nueva, de todos y para todos.

En entrevista concedida a Radio Televisión Martí, el párroco de Vertientes afirmó: "La Cuba nueva empieza dentro de nosotros. Yo puedo ser libre aunque esté dentro de una prisión. Hace poco un joven me dijo: 'prefiero ser un hombre libre dentro de una prisión que un esclavo caminando por las calles'".

El Padre Montes de Oca es graduado de Comunicación Social Institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, Italia, y del Seminario San Carlos y San Ambrosio. El pasado 19 de septiembre denunció que su casa parroquial, en Camagüey, había sido agredida, cuando asaltantes no identificados lanzaron dos huevos contra una de las paredes de la casa de Dios y dejaron un mensaje escrito con las palabras “Gusano Asqueroso”, lo que el líder religioso calificó como “una agresión de fuerte violencia simbólica".

En enero de 2021, el clérigo fue uno de los sacerdote cubanos que redactó la carta abierta “He visto la aflicción de mi pueblo”, misiva que critica la corrupción y la desigualdad imperantes en Cuba y aboga por cambios políticos.

El párroco de Vertientes concedió esta entrevista a Radio Televisión Martí pocos días antes de regresar a su parroquia, a su país.

Regresa a Cuba, ¿por qué?

Porque es mi lugar. Soy cubano, tengo allí una misión de parte de Dios como sacerdote y amo a mi tierra. Es adonde pertenezco.

¿Cómo está la situación en Cuba?

Es difícil. Hay mucha escasez. Pero, sobre todo, es triste que haya llamados al odio, llamados a órdenes de combate, que no haya acogida del pensamiento diferente por parte de las autoridades, y es una Cuba que nos desafía mucho.

¿Por qué?

Porque nos exige una reconstrucción. Nos exige un soñar y crear juntos y eso es siempre exigente, porque somos diferentes, porque tenemos siempre la tentación de pensar que soy el dueño de la verdad absoluta, y eso es muy desafiante, desde la persona misma, desde su propia interioridad, la desafía a escuchar, a acogerse humilde, construir, sembrar, perdonar, reconciliar, levantar, edificar, separarnos de lo que se aleja de ese proyecto humano hermoso que Dios quiere para Cuba, que quiso Martí y que muchos estamos queriendo. Y para eso estamos trabajando, en primer lugar, con nosotros mismos.

¿Cómo se logra eso, Padre, cuando existe una dictadura en Cuba de 62 años que reprime tanto. Cómo se logra, entonces, el cambio en medio de ese escenario?

Jesucristo, el Señor, fue libre desde la cruz. Él estaba clavado en una cruz y es el hombre más libre que jamás ha existido. Porque tenía toda la libertad de su corazón, porque estaba allí amando, salvando, haciendo algo nuevo. Porque nadie pudo modificar sus pensamientos, ni su voluntad, ni sus deseos, ni sus ansias de redención, por más que lo clavaron en una cruz. La libertad externa empieza en el corazón. La Cuba nueva empieza dentro de nosotros. Yo puedo ser libre aunque esté dentro de una prisión. Hace poco un joven me dijo: “prefiero ser un hombre libre dentro de una prisión que un esclavo caminando por las calles”. A la libertad del corazón, a la libertad interior, es adonde mi misión como sacerdote de manera especial se dirige.

¿Cómo lo hace?

Converso, escucho mucho, trato de aprender todos los días. Oro… Tengo la convicción de que la oración es muy poderosa, tanto que no podemos ni imaginarlo. Y trato de sanear mi propia vida, sanear mi propia alma, y lo que está a mi alrededor.

¿Hay libertad religiosa en Cuba?

No hay plena libertad religiosa en Cuba. Nadie puede dirigir el corazón de un ser humano, por eso digo “no hay plena”. En mi corazón yo creo lo que yo siento que Dios me pide, yo reconozco la presencia de Dios, yo lo alabo, yo oro, yo rezo, yo leo la palabra de Dios, yo vivo mi fe. Hay muchas limitaciones a la hora de vivir la fe como iglesia, como comunidad. Hay Iglesias que han sido declaradas ilegales y eso es una violación de los derechos humanos. Hay Iglesias, como la iglesia católica, de la cual soy miembro, que no comparten ese tipo de represión, pero que sí encuentran muchos obstáculos en su misión. La libertad religiosa es una conquista, por supuesto, siempre pendiente, en esta Cuba actual.

¿No ha sentido miedo por hablar tan libremente, a pesar de vivir en un país bajo el totalitarismo?

Tengo miedo de no ser fiel a mi conciencia. Tengo miedo de alejarme de mi pueblo. Tengo miedo de escuchar los miedos, y no los valores, y no a Dios, y no al clamor de mi pueblo. A eso sí que le tengo mucho miedo.

¿Ha sido amenazado en algún momento, o perseguido u hostigado?

He sido amenazado indirectamente. Personas que se acercan y te dicen: “Padre, tenga cuidado. Padre, lo pueden meter preso. Padre, lo pueden golpear como golpearon al Padre Castor. Padre le pueden aflojar una pieza de su carro”, qué sé yo. Hay personas que se acercan e indirectamente te pasan estos mensajes, y a ti siempre te queda la sospecha de que podría haber un tercero detrás mandándotelo a decir. Las amenazas buscan hacerte temblar de miedo, o hacerte odiar. Yo sigo a un Dios que me prometió la vida eterna. Entonces, no tengo miedo ni a la muerte. No quiero escuchar ese miedo. Lo quiero escuchar a él. Y sigo a un Dios que desde la cruz perdonó a sus crucificadores. Entonces, tampoco quiero ceder al rencor, tampoco quiero ceder al odio. Lo que sí, siempre que me dan esta ocasión, invito a los que me tratan de asustar, los invito a ser parte de la Cuba nueva, de la Cuba que ya está viviendo dentro del corazón.

¿Cómo es esa Cuba nueva que usted visualiza, que usted desea para todos los cubanos?

Trato de soñarla y visualizarla con otros, no solo. Es una Cuba de comunión, de fraternidad. Es una Cuba con todos, hecha con todos. Una Cuba desafiante, donde tenemos que aprender a darle espacios a los demás, donde tenemos que aprender a escuchar más que a hablar. Donde tenemos que soñar con los sueños de los otros también, y descubrir en todas partes las semillas de la luz, las semillas de la verdad, de la justicia, de la libertad, del amor. Y hacerlas crecer. Aunque ahora mismo muchas veces se perciban pequeñas, una semilla parece una cosa insignificante, parece una cosa muerta. Pero dentro de una semilla hay mucha vida, y dentro de un puñado de semillas puede haber un bosque. Y por eso estoy yo apostando.

¿Qué tipo de apoyo necesitan ustedes dentro de Cuba, ustedes que valiente y pacíficamente están buscando una Cuba diferente a la que hemos tenido durante 62 años. ¿Cómo se les puede apoyar realmente?

Yo creo que yo soy un hombre de fe. Yo creo que no hay nada más poderoso en la Tierra que la oración. Orar confiados, orar con fe, a este Dios que siempre nos escucha. Eso es lo primero, en absoluto. Después, sí que conviene visualizar lo que anda mal. Hacer luz sobre las fuerzas del mal, porque las fuerzas del mal actúan en las tinieblas. Y cuando uno hace luz –quiero decir, cuando uno publica, cuando uno comparte una denuncia de la cual uno se aseguró que es cierta, cuando uno comenta y participa–, empieza a ser parte. Participar es ser parte. Pues, eso, siendo parte de este sueño, de este trabajo, de este esfuerzo, de esta oración.

Tenemos el maravilloso instrumento de las redes sociales, donde todos podemos opinar en un ejercicio de democracia, que ahora mismo se escapa a prácticamente todos los controles. Entonces, pues, visibilizar lo que está mal, visibilizar el que está siendo reprimido, el que está siendo arrestado sin una orden, el que está sufriendo la falta de derechos humanos y la opresión en cualquiera de sus maneras. El que esta mintiendo, para que se convierta en la verdad. Lo nuestro es la verdad, es la justicia, es la luz, es el amor. Entonces, el mal que opera en las tinieblas, opera mientras tiene tinieblas a su alrededor. Hay que hacer luz. Hay que contarlo, hay que decirlo. Y al mismo tiempo, hay personas que se adelantan con ideas o con criterios que están movidos por el desconocimiento. Pues, entonces, conocer, estudiar, contactar, informarnos, para que el nuestro sea un criterio sólido, para que sea un criterio veraz.

¿Algo que quiera agregar? ¿Un mensaje a los cubanos?

Que seamos un solo pueblo en el amor, en la justicia, en la verdad. Que no digamos mentiras. Que renunciemos del todo a la mentira, incluso en la vida cotidiana. Esas mentiritas que las viejitas llamaban piadosas. Nada. A la mentira no se le puede dar un solo espacio. La verdad tiene mucha fuerza. Y que estamos caminando juntos. Que yo soy sacerdote, soy pastor, pero quiero caminar con mi pueblo, quiero caminar con todos. Y hacer esta Cuba para todos.

Yo creo firmemente que Dios, nuestro Señor, está de parte de los que sufren, y yo también quiero estar ahí. Está de parte de los que padecen a veces hasta opresión, no de parte de los opresores. A los opresores los ama también, pero los llama a la conversión. Y yo estoy ahí. Yo estoy seguro que Dios, nuestro señor, ama y perdona a todos los que se arrepienten, a todos los que lo buscan de corazón. Yo pido perdón todos los días por mis pecados. Qué bueno que todos lo aprendamos a hacer. Cuba, un día, le dio la espalda a Dios. Tenemos que pedirle perdón a Dios por eso, y tenemos que ponernos del lado correcto, del lado del crucificado que resucitó. Les doy gracias a todos ustedes por esta oportunidad.