El famoso teólogo español José Antonio Fortea, dedicó sendos artículos a Fidel Castro.
En Elegía a Fidel Castro (parte I y II) señaló que la larga vida que Dios le concedió al dictador cubano debió ser dedicada a “pedir perdón a sus millares de víctimas, a sus millones de oprimidos, pedir perdón a Dios, a sí mismo”.
Fortea, quien es sacerdote y teólogo especializado en el campo relativo al demonio, el exorcismo, la posesión y el infierno, reflexionó sobre la reciente muerte de Castro:
"Dios le dio 90 años a su alma para cambiar, para entender, para pedir perdón. Pedir perdón a sus millares de víctimas, a sus millones de oprimidos, pedir perdón a Dios, a sí mismo... Perdonarse a sí mismo para seguir viviendo con dignidad, para no vivir bajo el remordimiento, bajo el peso de una culpa abrumadora, para no vivir como Macbeth, como un animal acorralado, acorralado y mordido por su propia conciencia.
Ahora el tiempo se ha acabado para Fidel Castro. Ahora ya no hay poder sobre la tierra ni santo ni ángel que pueda otorgarle el perdón. Él, que sentenció a tantos, si ahora está sentenciado, ya no encontrará perdón ni en este mundo ni en el cielo.
Castro, que no tuvo piedad de tantos que suplicaron misericordia, si ya no ha encontrado perdón, ya no lo encontrará nunca. Él que hizo un infierno de la vida de muchos, si ha entrado en el infierno, ahora sufre con los ojos abiertos. Él que siempre tuvo los ojos de su conciencia cerrados ahora ve. En el infierno o en las espantosas moradas de la purificación destinadas a monstruos como él, ahora ve, sufriendo... pero, por fin, ve.
Ahora no le son de ninguna ayuda ni todas las manifestaciones multitudinarias en la Plaza de la Revolución que se puedan convocar en su honor ni todos los artículos que el diario Gramma escriba loándol ni todos los discursos del Partido que lo ensalcen hasta las nubes. Todo eso... ya no sirve. Ahora está solo, con su alma. Encerrado en la terrible prisión de su alma. En el reino oscuro de Satanás o en las prisiones inmateriales del lugar de purificación su destino le estaba esperando. Durante 90 años, su destino eterno le estaba esperando.
Pero sea que ahora esté en una morada o en otra, lo que no os queda ninguna duda es que la Justicia ha recaído sobre su pequeña y miserable alma. La única duda, la única, es si su espantosa situación durará siglos, o siglos sin fin".
El padre con estudios de Teología, Historia de la Iglesia y autor de la tesis "El exorcismo en la época actual" escribió luego:
"Si matando, persiguiendo a la Iglesia, torturando, robando y oprimiendo la posibilidad de que se nos otorgue la salvación eterna fuera exactamente la misma que orando, ayunando, sacrificándose y viviendo en pobreza, entonces el camino del Bien y la virtud sería un camino que llevaría al Cielo lo mismo que el camino del mal y del vicio.
O dicho de otra manera, a la inversa, el camino del Bien y la virtud conduciría al infierno exactamente lo mismo que el camino del Mal y del vicio.
No sé, pero tengo la sospecha de que la Biblia no dice exactamente eso, ni algo parecido, ni algo que lejanamente suene a eso. Si no recuerdo mal, ¿Jesús no nos habló de dos caminos, uno de los cuales llevaba a la salvación y el otro a la condenación?
Si todo da lo mismo, como pretenden algunos, prefiero llegar al Cielo por el camino más cómodo posible. Pero no, no es así. Las cosas no son así, porque Dios no es así. Yo creo en el Dios de la Biblia, no en el Dios del buenismo. A los buenistas les da lo mismo todo, porque a su dios le da lo mismo todo.
Sin embargo, os aseguro que al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob NO le da lo mismo todo. Cada acción tiene sus consecuencias. Y hay acciones que tienen consecuencias eternas. Hay acciones que matan el alma. Hay actos que llevan al infierno.
Jamás he afirmado que Fidel Castro esté en el infierno. Ni lo he dicho ni lo he escrito ni lo pienso. Sólo digo que Fidel Castro, después de toda una vida repleta de acciones gravísimas, acciones que llevan a la condenación eterna, sin que nos conste su arrepentimiento en ningún momento de su larga vejez, ha afrontado el juicio inapelable y riguroso de Dios. Sólo he dicho eso y nada más que eso. Nada sé del juicio divino acerca de esa alma en concreto. Pero del juicio en general sé lo que nos ha dicho Dios: porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia (Santiago 2, 13).
¿Dónde está Fidel Castro ahora? Os lo voy a decir, porque os aseguro que lo sé: o está en el lugar donde hará penitencia y no saldrá hasta pagar incluso la última pequeña moneda (Lucas 12, 59), o está en el lugar donde ya no tiene que hacer ninguna penitencia, porque la sangre de Cristo no fue derramada por él y su nombre no se encontró en el Libro de la Vida".