El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, confesó este jueves estar "dolido" por las "mentiras" del Gobierno cubano sobre sus intenciones al querer asistir a un acto de la disidencia en la isla, y consideró que el país "no está listo" para volver al organismo.
"Me duele porque esperaba y pensaba otra cosa. Yo soy, creo, el primer secretario de la OEA con una foto del Che Guevara (comandante de la Revolución cubana) en su despacho, y cuando alguien (el Gobierno cubano) tiene que justificar determinadas acciones a través de mentiras es que sus verdades valen todavía menos que esas mentiras, y eso es lo grave en este caso", dijo Almagro en entrevista con Efe, en la sede de la OEA en Washington.
Almagro, a quien Cuba denegó la entrada al país para recoger este miércoles un premio de la disidencia, considera que "si tienen problemas en que se vaya a recibir un premio", está claro que "no están listos" para regresar a la OEA.
El excanciller uruguayo, que al llegar a la OEA se marcó como objetivo reintegrar a Cuba en la organización, considera ahora que la vuelta del país caribeño "es difícil" y "puede que no pase" durante su mandato ni durante el del gobernante cubano, Raúl Castro.
Para que Cuba vuelva a la OEA, "no necesariamente tiene que haber un cambio de Gobierno, pero sí tienen que haber ajustes que lo hagan consistente con el Sistema Interamericano y sus principios y valores, esa es la mejor forma para que regrese, no lo pueden hacer cuando no están listos".
Para Almagro, "es muy claro que el sistema cubano coincide en muy poco" con los principios que defiende la OEA y que, desde su expulsión del ente en 1962, el Sistema Interamericano (los 34 países que forman la organización) "ha crecido por un camino y el cubano ha permanecido agarrado o atado a determinados principios y conceptualizaciones ideológicas".
"En el continente, prácticamente todos los sistemas políticos responden a la voluntad de la gente expresada sobre los principios básicos de la democracia, separación de poderes, pluripartidismo, libertad de expresión y de prensa, respeto a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales", indicó Almagro.
El titular de la OEA esperó hasta ayer miércoles, una hora antes del acto de la disidencia, para anunciar que Cuba le había denegado la entrada al país porque intentó "hasta el último minuto" convencer al Gobierno cubano de que le dejara acudir al acto.
Almagro quería recoger en persona el premio que le concedió la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia en memoria del fallecido disidente cubano Oswaldo Payá, una convocatoria a la que tampoco pudieron acudir el expresidente mexicano Felipe Calderón y la exministra chilena Mariana Aylwin porque Cuba también les negó la entrada.
"Me consta que ninguno teníamos la menor intención de hacer una provocación con el sistema cubano, ni con el Gobierno, ni ninguno de los tres estamos inmersos en lo que han llamado actividades anticubanas, ninguno hizo una dinámica de publicidad de todo el proceso y ninguno formamos parte de una conspiración que pretendía derrocar o generar inestabilidad", defendió Almagro.
"Está claro que la manera en que nos hemos visto afectados no coincide con principios fundamentales de cooperación y convivencia en una comunidad de estados", agregó.
Almagro considera que el paso de aceptar la invitación de la disidencia "no tenía nada ni de provocación ni de arriesgado" porque él iba con una "actitud constructiva respecto a un socio complejo", que sigue fuera de la OEA.
"Creíamos que era una buena oportunidad de acercar a Cuba determinados principios y valores del Sistema Interamericano que siempre han sido positivos para toda la ciudadanía", señaló.
La relación de Almagro con Cuba
Como canciller uruguayo (2010-2015), Almagro tuvo "dos tiempos diferentes" en su relación con el Gobierno cubano.
En los primeros años, Uruguay y Cuba "tuvieron distancia y visiones alejadas" a raíz de que el entonces presidente uruguayo José Mujica recibió a disidentes cubanos como las Damas de Blanco en sus primeros meses en el Gobierno.
En los últimos, "sin resignar ninguno de esos principios y valores", Mujica y Almagro viajaron varias veces a La Habana "para encontrar el terreno común para trabajar juntos".
Esos esfuerzos de entendimiento no le han servido de momento como secretario general de la OEA para conseguir la vuelta de Cuba, cuyo Gobierno reiteró ayer que no regresará "nunca", y acusó a Almagro de "derechista e imperialista", unas palabras que "duelen" al político progresista.