Dos cubanoamericanos acusados de tráfico de inmigrantes, en un confuso incidente en el que murieron en el mar un niño y una joven residentes en la isla, fueron condenados el miércoles en Miami a cuatro años y dos meses de cárcel cada uno.
José Rafael Mena Núñez, de 50 años, y Yosvany Pérez Roche, de 45, residentes en Miami, habían sido acusados de “inducir a extranjeros a entrar y residir ilegalmente en Estados Unidos en un acto que resultó en la muerte de inmigrantes”.
Los encartados pudieron haber sido sentenciados hasta a cadena perpetua, pero optaron por declararse culpables y colaborar con la justicia, con lo que obtuvieron una sustancial rebaja.
Los hechos se remontan al 16 de junio del 2008, cuando Mena y Pérez se encontraron en alta mar, a bordo de una lancha rápida del tipo conocido en Cuba como "cigarreta", con una embarcación rústica conocida como "La Panadera", en la que viajaban 20 cubanos de la provincia de Villa Clara.
Esta última zozobró durante el incidente, ocurrido mientras una embarcación tipo Griffin de las Tropas Guardafronteras de Cuba trataba de interceptarlos.
Como resultado varios de los migrantes cayeron al agua y murieron la joven Yudersi Rosabal Rodríguez, de 19 años y natural de Sagua la Grande; y el menor de 11 años Jorge Luis Núñez Sánchez, residente en la comunidad rural La Sierra, municipio villaclareño de Encrucijada.
El diario El Nuevo Herald reporta que ambos acusados coincidieron en su declaratoria de culpabilidad que la muerte del menor y la mujer se produjo por el choque entre las dos lanchas. (Otras dos personas habrían resultado heridas).
Mena y Pérez lograron escapar, pero fueron localizados a su regreso cerca de West Palm Beach, después que Cuba comunicó el incidente y una descripción de la lancha rápida a la guardia costera estadounidense.
Versiones antagónicas
En aquel momento dos versiones diferentes sobre los hechos antagonizaron en el ciberespacio: una del gobierno cubano y otra de opositores cubanos del centro de la isla.
La primera, divulgada por el diario Granma bajo el título “La Ley asesina cobra nuevas víctimas”, sostenía que “los traficantes (…) sorprendidos por nuestras autoridades se lanzaron sobre la precaria embarcación donde marchaban las personas que iban a trasladar y desalmadamente la hundieron para evitar la persecución y arresto, a sabiendas de que las tropas cubanas se detendrían cuando cayeran las personas al mar”.
La otra, Granma miente, difundida por la agencia de prensa independiente Cubanacán Press bajo la firma de su director, el conocido líder opositor Guillermo Fariñas, citaba testimonios ofrecidos por algunas de las mujeres migrantes a la opositora del Frente Democrático Independiente Yudith Eloisa Hernández Álvarez, residente en Sagua la Grande, después que fueran dejadas en libertad.
Esta versión aseguraba: “todos los relatos de las féminas ya libres, coinciden en un punto esencial. La lancha marca Griffin de las Tropas Guarda Fronteras, TGF, fue la que arremetió contra la pequeña embarcación de solo 5.60 metros de largo, en la cual viajaban la veintena de posibles emigrantes; pero tienen que pagarlo los desconocidos lancheros”.
También se ponía en tela de juicio el relato de al menos uno de los testigos entrevistados por Granma, Ramón Díaz Granados, quien según Fariñas era "militante de los núcleos zonales del Partido Comunista de Cuba y miembro de las violentas Brigadas de Respuesta Rápida".
La versión oficial, en un paquete que contenía evidencias materiales y declaraciones juradas, fue participada por oficiales de Tropas Guardafronteras al representante en La Habana del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos, con la promesa de ofrecer a representantes de la Fiscalía Federal acceso para desarrollar una investigación.
Los indicios incluidos en el expediente habrían incluido “análisis químicos de laboratorio de muestras de la pintura y la fibra de vidrio de la lancha rápida, tomadas de la embarcación rústica”.