Sembrar calabazas, incrementar la producción de clarias y tomar limonada son las propuestas más recientes que han aparecido en los medios estatales ante el serio problema de la escasez de alimentos y la casi nula producción agrícola.
"Estamos pasando hambre y a final de mes muchas veces nos acostamos sin comer, mientras que el resto de los días inventamos algo para engañar el estómago", dijeron cubanos consultados por Radio Televisión Martí.
Hace apenas una semana, en la provincia de Sancti Spiritus, el ex espía Gerardo Hernández, actual vicecoordinador de los CDR en Cuba, llamó a los cubanos a sembrar calabazas para mitigar la escasez de alimentos que afecta al país.
"Es una falta de respeto", dijo Vladislav Ríos, residente en un área rural cercana a Jatibonico, en Sancti Spíritus, quien asegura que "lo que debe hacer el gobierno de inmediato, es permitir la iniciativa privada".
El funcionario dijo que si en Cuba hay cerca de 38 mil CDR y en cada uno se cosecha una calabaza, serán entonces 38 mil calabazas con las que contarían para contribuir a la alimentación del pueblo.
Ante semejantes declaraciones, Ríos dijo que solo pide que el gobierno lo deje trabajar. "Que me entreguen la tierra, que yo la voy a hacer producir y sé que hay muchas personas que quieren hacer lo mismo que yo", aseguró.
Como él hay decenas de familias que pasan hambre, dijo.
"En mi caso la mayoría de las veces no tenemos ni café cuando nos levantamos, y la leche y el pedacito de pan lo dejamos para los tres niños" agregó.
En su municipio no hay frijoles, ni se espera que en futuras cosechas los campesinos puedan lograr el grano porque la sequía este año ha hecho serios estragos. Tampoco hay arroz en los mercados agropecuarios, y el del racionamiento no alcanza para finalizar el mes, agregó.
En Alto Songo, provincia de Santiago de Cuba, también los pobladores la están pasando "muy, pero muy difícil", dijo el activista Yordanys Labrada.
"No aparece el arroz, la carne mucho menos, apenas se consiguen algunas viandas y las cosechas se han perdido por la sequía", detalló.
La canasta básica que vende el gobierno nunca alcanza, por eso "hacemos caldos con los cuadritos de sustancia de pollo y le echamos alguna vianda, cuando se consigue, para engañar el estómago con algo caliente", detalló.
Según él, este 30 de junio sus hijos y su esposa no tenían nada para la comida. "Solo tomamos jugo de mango, que ahora es lo que más encuentras en los campos", precisó.
El pan es otro de los alimentos que "ayuda" en la dieta diaria de la población, pero sólo venden "una bolita" por persona, y nosotros hacemos "como hacen todos, dejarla para los niños", dijo Labrada.
Aquí en Alto Songo "la gente pasa hambre, así tengan dinero o no, porque en los mercados lo único que hay es agua y ron", añadió.
Los campos están llenos de hierbas y de marabú; nadie siembra nada, y el que tiene un pedacito de tierra lo poco que cosecha lo deja para el consumo familiar o el intercambio con otro vecino, dijo Emiliano González, residente en El Horno, municipio de Bayamo.
La dieta del cubano está enfocada en tres ingredientes básicos: arroz, frijoles y carne de cerdo, pero ahora con la "situación coyuntural, como dicen los del estado, vivimos con lo que aparezca", apuntó.
En el barrio de González algunos vecinos crían un cerdo, otros cosechan algún maíz, luego hacen trueques y "así vamos pasando".
El aceite vegetal, que solo se puede comprar en las tiendas en moneda convertible (las TRD), es muy difícil de adquirir en el pueblo. Por eso están usando mucho la "grasa o aceite de corojo".
En las aéreas montañosas del territorio hay plantas de corojo, y la gente por cuenta propia se va para allá a cortar los racimos. Luego lo procesan de forma artesanal y venden el aceite, que la gente lo compra para sus alimentos, agregó.
En San Andrés, provincia de Holguín, después que se acaba "la cuota" lo que nos queda es "sobrevivir con lo que aparezca", aseguró Dámaso Fernández Doimeadiós.
Allí también están usando el aceite de "corojo", porque es difícil comprar un pomo de aceite vegetal en la TRD, indica.
Las palabras "conseguir" e "inventar" son los términos que más usan los cubanos cuando llega la hora de preparar los alimentos, dijo la activista Tania Díaz, residente en Taguayabón, provincia de Villa Clara.
En su barrio, la mayoría de la gente no desayuna, almuerza y come diariamente. "Por lo general se hace una sola comida al día por la tarde y no siempre nos vamos a la cama satisfechos", precisó.
A fines del mes de junio, el diario provincial Vanguardia, de Villa Clara, publicó una nota informando que se incrementaría la producción de claria para sustituirla por jurel en las dietas que venden a la población.
Según René Peña Carrazana, director de Pesca Villa en la provincia, el plan de producción será de unas 1.200 toneladas de ese pescado. Sin embargo, la noticia no alegró a la activista.
Díaz asegura que "todo el mundo rechaza ese pescado porque tiene sabor a pantano". Según Emiliano González, en Bayamo la gente come la claria "porque no les queda otro remedio: o comen eso o no comen nada".
Recordó que ciertos tipos de pescados y mariscos, como camarones y langostas, son para los que desde la oficialidad proponen al pueblo otras "alternativas".
Recientemente, dirigentes del gobierno han ofrecido como solución a la severa crisis de alimentos que azota el país la cría de jutías y avestruces, así como el consumo de limonada para paliar el hambre.
Con este último anuncio de incorporar a la dieta el pez tan rechazado por la población, González no pudo negar su molestia porque, según él, "no cabe en la cabeza de un ser humano que un pueblo pueda vivir de eso, refiriendose a la jutía, la claria, el avestruz y la calabaza.
A su criterio, la solución inmediata es dar libertad económica a los que quieran producir alimentos y "abrirse al mercado para que haya avances en el plano económico en la isla".