Los turistas extranjeros y los cubanos que puedan costearlo se podrán hospedar desde ahora en las llamadas "casas de visita" del Estado, que estaban reservadas para funcionarios en viajes de trabajo o premio vacacional, según una disposición publicada el miércoles en la Gaceta Oficial de Cuba.
Según la resolución 137/2014 del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), que contiene un Reglamento del Sistema de alojamiento en casas, hoteles y otros inmuebles del sistema empresarial de los órganos locales del Poder Popular, los establecimientos que pertenecen a este sistema, “brindan servicio de alojamiento a personas que se hospeden con fines de trabajo, descanso y recreación”.
Los precios serían establecidos por los consejos de la administración (gobiernos) provinciales, de acuerdo con la categoría de cada instalación y la temporada en que se reserve: “alta”, de junio a septiembre, y “baja” el resto del año.
La nueva disposición da prioridad a las entidades estatales para hacer reservas, pero permite a cualquier persona natural o jurídica utilizar las casas de visita. El reglamento distingue dos tipos de ellas: las de "alojamiento", para más de una noche, y las de "tránsito", por algunas horas.
¿Y no eran para los "albergados"?
El servicio se cobrará en pesos cubanos (CUP), con excepción de aquellos autorizados por el Mincin. "Las reservaciones pueden efectuarse por personas naturales o jurídicas en las oficinas de reservación provinciales (...), en los propios establecimientos de alojamiento", señala el nuevo Reglamento.
La medida había sido discutida en septiembre de 2013 en una reunión del Consejo de Ministros, en la que también se habló de destinar “de manera paulatina, una parte importante de estas instalaciones para su empleo como viviendas priorizando a familias residentes en albergues por la pérdida total de su vivienda y casos sociales críticos".
La resolución del Mincin no precisa si en los planes turísticos se incluirán las casas de visita para los dirigentes del Partido Comunista de Cuba.
Estos hoteles cinco estrellas del partido y del gobierno, bien mantenidos y abastecidos a cualquier hora, así como otras instalaciones exclusivas de la clase gobernante, se habían convertido en castillos icónicos de sus privilegios, en medio de las críticas necesidades de la población de la isla.
Una de las más notorias casas de visita del PCC es la antigua finca Kuquine de Fulgencio Batista en Punta Brava (oeste de La Habana). Al principio de la revolución fue abierta al publico como un ejemplo del lujo en que vivía el dictador: aire acondicionado, muebles,de estilo, garage para cuatro autos, chimenea y siete espaciosos dormitorios con amplios closets. Hoy la disfrutan los dirigentes comunistas de paso.
Sin derroches (de austeridad)
En un post publicado en julio de 2012 en su blog Nube de Alivio, la reportera María Antonieta Colunga, del diario camagüeyano Adelante, se hizo eco de la percepción popular al referirse en una crónica a la rápida y dispendiosa construcción de una nueva sede para el PCC provincial:
“El Olimpo se ha mudado de colina. Es comprensible; cuando el río crece ahoga sus gestiones, y él y sus gestiones hacen falta siempre, con o sin agua de por medio”.
“Pero qué tristeza verle surgir palacio en tiempo récord. Que ofensa las Shantui moliendo calles para ensanchar la vía por donde tantos con carro llegarán a parquear. Qué dolor la muralla que intentará vanamente opacar el eco de voces de la terminal cercana, donde se trafica con la desesperación del pueblo impunemente. Qué vasta innecesaridad de rotonda y de recepciones fatuas y de bombo y platillo”.
“No hubo derroches de austeridad esta vez ni nadie se atrevió a pedir más con menos. No hubo problemas ni impedimentos para desviar durante semanas la centralidad de la vía más urgente y socorrida de todos hacia confines irregulares y polvorientos, a donde no llegará el buen asfalto que hoy reviste los predios del nuevo recinto”.
“A solo una cuadra descansa el sueño eterno de las inversiones pospuestas una policlínica médica, y más lejos nuestras mujeres paren a veces en los pasillos de un hospital sucio, los deportistas entrenan con implementos desvencijados o autofinanciados, los campesinos roban un raíl ferrocarrilero para poder arreglar la tierra de sus cultivos”.
“No hay dinero para las urgencias vitales de la gente, pero sí para erigir mármoles a quienes tantas veces demuestran ser simplemente artífices de la palabra”.
La periodista se vio obligada a retirar su post.