El Institute for War & Peace Reporting, organización que impulsa el periodismo ciudadano en zonas en conflicto, ha publicado una colaboración hecha por periodistas en la isla sobre una red de prostitutos habaneros.
El reporte de señala que para algunos hombres jóvenes, el comercio sexual ofrece la posibilidad de una renta estable en un momento de crisis económica en la isla, donde no abunda el dinero.
Como ejemplo menciona el caso de Carlos Triana, quien dejó la escuela cuando tenía 15 años y se convirtió en un prostituto en El Vedado, La Habana.
Su familia era demasiado pobre para comprarle zapatos o proporcionarle alimentos para la jornada escolar. "Tuve que aguantar insultos y ofensas por ser gay", dijo Triana, quien llevó una doble vida, haciéndole creer a su familia que todavía iba a la escuela, mientras se prostituía.
"Salgo muy temprano en la mañana y paso todo el día caminando por El Vedado (…) al principio, me resultó difícil, pero ahora me he acostumbrado y siempre los clientes me pagan más de 50 CUC (pesos convertibles)."
El sitio digital señala que a las prostitutas, conocidas como "jineteras", y que también buscan a los turistas extranjeros, se les unen los hombres conocidos como "pingueros", que frecuentan la zona conocida como "La Fuente", entre la calle 23 y Malecón en El Vedado, donde se encuentran los hoteles más famosos en la capital cubana. Buscan a los extranjeros, cobrándoles entre 20 y 50 pesos convertibles.
Agrega que algunos pingueros se han convertido en homosexuales, mientras que otros insisten en que son heterosexuales.
El psicólogo Pavel O. Reyes, quien ha estudiado el comercio sexual en Cuba, sostiene que "en un nivel subconsciente... se ha vuelto tan institucionalizado en la mente de las personas como una actividad económica ordinaria".
El reporte de señala que para algunos hombres jóvenes, el comercio sexual ofrece la posibilidad de una renta estable en un momento de crisis económica en la isla, donde no abunda el dinero.
Como ejemplo menciona el caso de Carlos Triana, quien dejó la escuela cuando tenía 15 años y se convirtió en un prostituto en El Vedado, La Habana.
Su familia era demasiado pobre para comprarle zapatos o proporcionarle alimentos para la jornada escolar. "Tuve que aguantar insultos y ofensas por ser gay", dijo Triana, quien llevó una doble vida, haciéndole creer a su familia que todavía iba a la escuela, mientras se prostituía.
"Salgo muy temprano en la mañana y paso todo el día caminando por El Vedado (…) al principio, me resultó difícil, pero ahora me he acostumbrado y siempre los clientes me pagan más de 50 CUC (pesos convertibles)."
El sitio digital señala que a las prostitutas, conocidas como "jineteras", y que también buscan a los turistas extranjeros, se les unen los hombres conocidos como "pingueros", que frecuentan la zona conocida como "La Fuente", entre la calle 23 y Malecón en El Vedado, donde se encuentran los hoteles más famosos en la capital cubana. Buscan a los extranjeros, cobrándoles entre 20 y 50 pesos convertibles.
Agrega que algunos pingueros se han convertido en homosexuales, mientras que otros insisten en que son heterosexuales.
El psicólogo Pavel O. Reyes, quien ha estudiado el comercio sexual en Cuba, sostiene que "en un nivel subconsciente... se ha vuelto tan institucionalizado en la mente de las personas como una actividad económica ordinaria".