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20 de mayo de 1902: "El día más bello que había tenido Cuba" (FOTOS)


Hoy 20 de mayo se cumplen 118 años del nacimiento de la República de Cuba, después de cuatro años de intervención estadounidense y tres décadas de lucha insurgente contra el Gobierno colonial de España.

Los cubanos pelearon duro por su república. Aunque existieron durante el siglo XIX las corrientes anexionistas y reformistas, la mayoría de los cubanos soñaban con fundar su propia república con independencia total y un sistema democrático representativo.

Después de dos guerras con España en 1868 y 1895, y la entrada de Estados Unidos en el conflicto en 1898, los cubanos tuvieron que superar muchos escollos para lograr su república ante fuerzas que promovían la anexión a Washington o un estado asociado.

El general estadounidense William Shafter entra Santiago de Cuba en 1898. (AP Photo)
El general estadounidense William Shafter entra Santiago de Cuba en 1898. (AP Photo)

El 20 de mayo de 1902 fue cuando por primera vez ondeó la bandera cubana sola en el Castillo del Morro de La Habana y el país inauguró un Presidente y un Congreso independientes.

Recientemente el escritor Orlando González Esteva retomó un texto de Enrique H. Moreno, del diario El Nuevo País, quien presenció en el Palacio de los Capitanes Generales el cambio de poderes entre el general norteamericano Leonard Wood y el presidente Tomás Estrada Palma.

El reportero describió la ocasión como "el día más bello que hasta entonces había tenido Cuba":

"Eran las diez de la mañana cuando llegué a Palacio. A lo largo de las aceras que circundan las manzanas de edificios que rodean la Plaza de Armas, un gentío inmenso se agolpaba. La Plaza estaba desierta. Es que la Policía la había despejado de concurrencia porque en ella, casi enseguida, habrían de situarse tres compañías de la Artillería Cubana que, dirigidas por el Capitán José Martí, el hijo del Apóstol, harían guardia de honor en el lugar...

De toda la isla habían llegado miles y miles de personas. La curiosidad, repito, el sueño, la aspiración, el deseo ferviente de todos era contemplar en El Morro la bandera cubana. Por eso, a lo largo del Malecón, que sólo llegaba a Galiano, en el murallón que corría desde el Castillo de la Punta a la Cortina de Valdés, una abigarrada muchedumbre se apretujaba y, plena de alegría, vitoreaba a Cuba y a los americanos que, por fin, rompían el último eslabón de la cadena que impedía la libertad de la patria amada.

Volvamos a Palacio... Frente al Templete se situó una batería de artillería ligera. Iba a ser la primera en saludar la bandera de Cuba al subir, enhiesta, al mástil del viejo Palacio de los Capitanes Generales (...) Se oye un ruidoso aplauso, y ante el Palacio llega el General Máximo Gómez. Un murmullo primero, luego un intenso vocerío, seguido de una estruendosa ovación, anunció la llegada del señor Estrada Palma. Eran las 11:30 de la mañana. Trescientas, quizás cuatrocientas personas, llenaban el Salón Rojo. No se podía dar un paso. La numerosa concurrencia, formada por lo más representativo de Cuba, hablaba en voz baja, casi musitaba. Algunos, como impacientes, consultaban sus relojes.

Pronto se oye un rumor y ruido de pasos. Por el patio que bordea el gran patio del Palacio avanza un grupo, no muy numeroso. Se destaca la fornida figura del General Wood, vistiendo de gala, y a su lado el señor Estrada Palma, menudo, parece nervioso. Van a dar las doce meridiano del día más bello que hasta entonces había tenido Cuba...”

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