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Entrega a Cuba de espía sería un "soborno" de Washington a La Habana


Mugshot de la espía Ana Belén Montes y uno de los códigos en poder del FBI con que transmitía sus mensajes a Cuba.
Mugshot de la espía Ana Belén Montes y uno de los códigos en poder del FBI con que transmitía sus mensajes a Cuba.

Así lo considera el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, quien recuerda que Ana Belén Montes traicionó a su país, y probablemente coadyuvó a que murieran estadounidenses y pro-estadounidenses.

“Esta traidora debe estar en la cárcel y no libre en Cuba”, titula en The Wall Street Journal el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de EE.UU, Devin Nunes (R-CA), en un artículo acerca del rumoreado canje de la espía de la Dirección de Inteligencia de Cuba Ana Belén Montes, quien fuera condenada en una corte de Washington D.C.a 25 años de prisión en 2002, a cambio de colaborar con las autoridades estadounidenses.

Sketch de la espía Ana Belén Montes saliendo de la sala del tribunal en Washington D.C.
Sketch de la espía Ana Belén Montes saliendo de la sala del tribunal en Washington D.C.

Montes, apunta el congresista, espió a su propio país a favor de Fidel Castro, e hizo mucho daño. El autor cita en ese sentido a Michelle Van Cleave, ex directora de la contrainteligencia estadounidense, quien supervisó la evaluación de los daños causados por la espía, infiltrada en la Agencia de Inteligencia para la Defensa del Pentágono.

Van Cleave dijo al Congreso que era muy probable que las actividades de la entonces llamada “Reina de Cuba” hubiesen contribuido a causar la muerte o lesiones a fuerzas estadounidenses o pro-estadounidenses en América Latina, además de haber comprometido otros programas de inteligencia de mayor envergadura”.

La espía Ana Belén Montes en los tiempos en que la llamaban "La Reina de Cuba" en la DIA
La espía Ana Belén Montes en los tiempos en que la llamaban "La Reina de Cuba" en la DIA

Nunes recuerda que cuando agentes de Cuba se le acercaron en 1984, como parte de un ubicuo programa cubano de espionaje contra EE.UU. que todavía se mantiene, Montes, una ardiente simpatizante de regímenes radicales en Latinoamérica, aceptó rápidamente espiar para La Habana. Así comenzó una saga de traición a su propio país que duró 16 años, y que incluyó un viaje secreto a la isla para entrevistarse con sus manejadores de la DI.

El articulista admite que en el pasado Estados Unidos ha deportado o canjeado a espías extranjeros, pero dice que es extremadamente raro hacerlo con ciudadanos americanos que han traicionado a su país.

“El gobierno de EE.UU. no debe pagar al régimen castrista un soborno bajo la forma de liberar a una espía estadounidense, con la esperanza de adelantar la normalización”, advierte Nunes, y señala que sería un precio demasiado alto.

Agrega que una eventual liberación de Montes enviaría el peligroso mensaje de que espías declarados culpables pueden obtener un arreglo a través de los gobiernos para los que trabajaban.

“Los potenciales traidores a este país deben estar conscientes de que traicionar a Estados Unidos implica severas penalidades, sin excepciones, y sin la posibilidad de obtener una tarjeta de ‘Salga de la cárcel gratis’”, concluye diciendo el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, Devin Nunes.

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