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Cuba

Mi tiro de gracia

El general Raúl Castro en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.
El general Raúl Castro en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.

Raúl Castro no sólo abandonará la jefatura del Partido Comunista de Cuba, sino que también probablemente morirá este 2021. Al menos así lo estimó el portal inglés 'Deathlist', que cada año augura la muerte de cincuenta personajes célebres en todo el mundo. Puede parecer otra trivialidad británica, pero en una isla tan dada a la hechicería, la macabra lista es mirada de reojo por haber acertado en su momento con Fidel Castro y Hugo Chávez. Así pues, el segundo Castro estaría ya a la espera de la carroza en compañía de otros famosos por muy variadas razones como Willie Nelson, Imelda Marcos, Yoko Ono o el emperador emérito Akihito, incluidos en la exclusiva predicción de 'Deathlist'.

Antes del presagio ya eran apreciables algunos preparativos de rigor, pues el manejo previsor de los asuntos de la muerte siempre ha sido muy cercano a Raúl Castro.

No creo casual que el mismo día de junio pasado en que celebraba sus 89 años de vida –más de 60 en el poder– los cubanos fueran informados que en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba se restauraba minuciosamente el monolito del Comandante en Jefe, como llama la prensa oficial a la roca de casi cincuenta toneladas en la fueron depositadas las cenizas de Fidel Castro.

Nadie bien enterado de los asuntos cubanos puertas adentro imaginaría que dar brillo a la tapa de mármol verde Guatemala (tallada con el nombre del fallecido en enormes mayúsculas) o buscar nuevo esplendor en los objetos de bronce, columnas y senderos del conjunto funerario, podría acometerse, y menos aún publicarse en tiempos de pandemia sin la aprobación directa del hombre fuerte de la isla. En Santa Ifigenia, desde hace bastante tiempo, se cumplen con particular precisión las indicaciones de Raúl Castro.

Tras el remozamiento, en una ceremonia reservada a líderes del partido comunista y militares de alto rango, se proclamó la inclusión de Fidel Castro en la categoría de Padre Fundador de la Patria, junto a José Martí y Carlos Manuel de Céspedes, en compañía de Mariana Grajales, convenientemente agrupados ahora en un llamado Sendero de los Próceres del camposanto santiaguero.

El interés de Raúl Castro por la pompa y circunstancia de las honras fúnebres ha cobrado particular intensidad en su ya prolongado turno de pleno poder. De hecho, ante el fiasco de las reformas prometidas y el estado calamitoso de su herencia, es en este campo en el que con mayor probabilidad se le podrá reconocer alguna huella propia.

El asunto no es de ninguna manera nuevo. Más de tres décadas atrás, en uno de sus largos recorridos por las provincias orientales –motivados con frecuencia por algún extrañamiento de su hermano Fidel–, conocí de primera mano, cuando apenas me iniciaba como jefe de su poderoso despacho político, de esa intención de asegurarse la posteridad, al ser invitado a acompañarlo a visitar en las lomas de Mayarí Arriba su cementerio más apreciado, el reservado a los integrantes reconocidos de su tropa guerrillera. Un remoto mausoleo a cielo abierto, concebido en un valle entre montañas de la Sierra Cristal, equipado ya por entonces con llama eterna, salón de protocolo enchapado en maderas preciosas y tribuna para actos patrióticos, donde se alineaban por niveles jerárquicos decenas de tumbas, encabezadas por dos espacios reservados para el propio Raúl y su esposa Vilma Espín. Rara sensación la de escuchar aquella satisfecha descripción del entorno privilegiado, escogido para descansar acompañado solo por sus elegidos. Un paisaje eterno de tumbas y montañas.

Por entonces no había grandes rocas en los proyectos de tumbas para los hermanos Castro. La enorme piedra de 130 toneladas con dos nichos separados por el escudo nacional destinada a los esposos Castro-Espín en el mausoleo del Segundo Frente Oriental, y la de Fidel Castro, algo más pequeña en Santa Ifigenia, aparecieron años después, cuando la muerte y su eternidad se hicieron más cercanas.

Disponer de cementerios privados ofrece, por cierto, posibilidades para saldar promesas y cumplir curiosos homenajes, además del evidente despliegue de poder. En ese primer cementerio creado por Raúl para sus más fieles guerrilleros en las estribaciones de la loma de Mícara descansa por excepción un invitado extranjero, el bailarín español Antonio Gades, íntimo de la cúpula militar cubana, quien prestó según reconocimiento oficial "extraordinarios servicios a la revolución". La naturaleza de esas tareas no es difícil de imaginar por la estrecha amistad del andaluz con el general Abelardo Colomé Ibarra, exjefe de la Contrainteligencia Militar y exministro del Interior, quien paradójicamente morirá en desgracia y ocupará allí mismo una tumba mucho menos prominente que la curiosa escultura en forma de palma truncada, junto a lustrosas botas flamencas, bajo las que se encuentran los restos de su compadre. Muy cerca, en una esquina discreta, fueron depositadas las cenizas de Manuel Piñeiro, el irreverente comandante Barbarroja, temprano jefe de inteligencia de aquel mando guerrillero y muerto en extrañas circunstancias, pero útil aún para las apariencias de la lealtad revolucionaria.

La organización de funerales y el traslado de restos ilustres como arma política abundan en la hoja de servicios del único General de Ejército en la historia nacional. En 1987 logró vencer la reticencia inicial de su hermano mayor para enterrar en el Monumento Nacional Cacahual, junto al legendario teniente general Antonio Maceo, a Blas Roca, el dirigente comunista que entregó incondicionalmente su viejo Partido Socialista Popular a los barbudos de la Sierra Maestra, consolidando la confianza de Moscú hacia los nuevos gobernantes de Cuba. En el terreno de la simbología revolucionaria, la entrada de Blas Roca al Cacahual rompió los respetuosos límites que resguardaban los sepulcros de los jefes mambises y creó un antecedente válido para llevar años después al propio Fidel Castro al lado de José Martí.

La operación logística del funeral sin precedentes de Blas Roca incluyó un masivo velatorio en el monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución, para el que hubo necesidad de trazar fronteras entre las dos familias rivales del fallecido líder de los viejos comunistas. En lo adelante para la muerte de los notables se perfeccionaría el estricto protocolo de las jerarquías funerarias del raulismo, muy frecuente en los últimos tiempos de tantas muertes prominentes, que incluye la relevancia del anuncio del fallecimiento, los días y el tipo de duelo asignados, el sitio variable de los velatorios –en la Plaza y con desfile de pueblo, alguna sala del edificio de las Fuerzas Armadas o la funeraria semioficial de Calzada y K– y finalmente el lugar designado para el descanso eterno. Todo con un calibrado despliegue en la prensa oficial.

Tres años después de Blas Roca, el 5 de agosto de 1990, llegó al Cacahual de la mano de Raúl Castro, Juan Fajardo Vega, el último de los veteranos cubanos de las guerras contra España. A Fajardo, un mulato oriental nacido en Contramaestre, le alcanzaron sus 108 años para pelear en la adolescencia como escolta del general Saturnino Lora y hasta cooperar como armero de los guerrilleros de la Sierra Maestra medio siglo después. Un soldado de filas hecho a la medida de la propaganda revolucionaria aunque, ya pasado el centenario, el veterano rezongara abiertamente de lo que le había sucedido al país después de 1959. La idea de identificar y honrar al último mambí captó de inmediato la atención del entonces Segundo Secretario del Partido Comunista cuando el escritor Norberto Fuentes, todavía en olor de santidad con el castrismo, se lo sugirió apenas un mes después de los funerales de Blas Roca.

Había muerto en Pompano Beach, Florida, a los 105 años, Ralph Waldo Taylor, el último de los Rough Riders de Teddy Roosevelt, soldado de filas en el caótico asalto a la Loma de San Juan en el sur de Oriente, que selló la suerte de España como potencia colonial en 1898. En Estados Unidos vivían todavía en mayo de 1987 otros cinco veteranos de la guerra Hispano-Americana pero ninguno de ellos había participado en el asalto de San Juan. El paralelo era evidente y la campaña, sugerida por Fuentes para identificar al último mambí, comenzó con la búsqueda por todo el país de los sobrevivientes de la guerra de 1895. Un rápido censo arrojó exactamente una docena de curtidos ancianos que en lo adelante serían cuidados con esmero hasta el último aliento, en una suerte de competencia entre las organizaciones provinciales del Partido Comunista, entusiasmadas porque fuera «su» mambí quien recibiera los honores finales. Una carrera hacia la muerte en la que Fajardo, por llegar último, resultó el triunfador.

El Cacahual tuvo por esas décadas finales del pasado siglo el rol de camposanto preferido de Raúl Castro que hoy corresponde a los cementerios del Oriente. Un año antes de la simbólica despedida al último mambí fue escenario de la ceremonia principal del mayor sepelio simultáneo de la historia cubana. El 7 de diciembre de 1989 –otro aniversario de la muerte de Antonio Maceo– ambos hermanos Castro presidieron los funerales de los cubanos muertos en las guerras africanas: 2.085 en misiones militares y 204 en tareas civiles, según las cifras oficiales, tan cuestionadas como toda estadística gubernamental. El regreso de esos muertos había estado prohibido a lo largo de casi veinte años, al igual que toda referencia pública al número de bajas en las lejanas guerras de Angola y Etiopía, para evitar un posible equivalente al Síndrome de Vietnam ocasionado en Estados Unidos por el arribo de miles de ataúdes cubiertos por la bandera de las barras y las estrellas.

No lejos del Cacahual se localiza el Mausoleo al Soldado Internacionalista Soviético, otra de las necrópolis auspiciadas por Raúl Castro, quien encendió su llama eterna al inaugurarlo en febrero de 1978, en el aniversario 60 del Ejército Rojo. Pese a no registrarse ninguna muerte en combate de soldados soviéticos en Cuba, 69 túmulos de militares «fallecidos en accidentes» están ocupados desde entonces. Su cercana ubicación a la estación de espionaje electrónico conocida internacionalmente como Base de Lourdes hizo de este mausoleo el sitio ceremonial indicado para centenares de conmemoraciones, recibimientos y despedidas de huéspedes de la URSS y luego rusos, incluidos todos los altos cargos de la cúpula política y militar de Moscú de frecuentes viajes a la isla.

Hasta Kirill, patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, participó de esta suerte de diplomacia funeraria al visitar el mausoleo soviético tras reunirse en La Habana en 2016 con el Papa Francisco, un encuentro que puso fin a mil años de silencio entre ambas iglesias en una Cuba encomiada por entonces por el pontífice argentino como un territorio propicio para negociaciones de paz.

Por cierto, que cuando Francisco llegó durante un peregrinaje anterior a Holguín –provincia natal de los hermanos Castro–, para oficiar una misa pública, el lugar designado fue también otro sitio de inspiración soviética: la plaza construida para celebraciones revolucionarias y como último destino para el mítico general Calixto García, muerto en Washington en 1898 cuando intentaba negociar los términos de la independencia nacional. Enterrado de inmediato en el cementerio nacional de Arlington y dos meses después en el de Colón –en La Habana todavía bajo la ocupación militar de Estados Unidos–, su traslado final a Holguín en 1979, con todos los honores, confirmó que el trasiego previsor de ilustres cadáveres ofrece oportunidades para ganancias políticas inesperadas.

Dos papas romanos algo más críticos habían viajado a Cuba antes que Francisco y no faltaron sobresaltos entre las jerarquías católica y castrista sobre los sitios escogidos para celebrar las misas públicas que marcan el clímax de toda visita papal. Para la oficiada por Juan Pablo II en Santa Clara en 1989 la propuesta del entonces secretario del Partido Comunista en el territorio, Miguel Díaz-Canel, fue el memorial dedicado al Che Guevara, ante la cual el obispo local, Fernando Prego, reaccionó con «desasosiego» por las implicaciones políticas obvias, según han contado posteriormente testigos indiscretos del Arzobispado de La Habana.

Díaz-Canel también fracasó en aquel empeño, del que se mantuvo ajeno Raúl Castro, lo que no es de extrañar dado su escaso vínculo con ese prominente sitio funerario, concebido y construido por Ramiro Valdés, su adversario de larga data, al que se le confió el proyecto para mantenerlo visible e inofensivo. El Che Guevara, décadas después de su incorporación en México a la incipiente revolución, sus experimentos fallidos en la economía cubana y en la guerra de guerrillas y el desvarío antisoviético que encarnó, no era de sus muertos. Ni el comandante Ramón asesinado en Bolivia, ni su incontrolable viuda o el exministro del Interior gozaron ni entonces ni después de la simpatía del segundo de los Castro.

La intensa agenda de funerales oficiales y patrióticos en los últimos años no olvidó al panteón familiar con el que claramente se entremezcla. Tras inaugurar la roca destinada a su hermano mayor, Raúl Castro viajó de inmediato desde Santiago de Cuba al terruño natal de Birán, donde presidió la inhumación junto a sus padres y abuelos, de los hermanos mayores, Ángela y Ramón, en otro camposanto particular, cercano a la casona de inspiración gallega que Fidel en uno de sus arrebatos juveniles amenazó con quemar. Planeando siempre para la eternidad, Raúl declaró que allí también serían enterradas en su momento las demás hermanas, Agustina, Emma y Juanita. La primera murió en 2017 y se sumó, efectivamente, al mausoleo familiar, pero la última reiteró su independencia hasta después de la muerte y rechazó desde Miami la convocatoria.

Prolífico en su actividad funeraria en territorio nacional, Raúl Castro no tuvo a lo largo de sesenta años iguales oportunidades a escala internacional. Los sepelios de mayor lustre en el extranjero pertenecían por derecho propio a su hermano Fidel, dispuesto a grandes funerales como los de François Mitterand y Pierre Trudeau en las respectivas catedrales de Notre Dame en París y Montreal o en las murallas del Kremlin en 1982 para despedir a Leonid Brezhnev. Sólo las muertes sucesivas en menos de tres años de los sucesores Yuri Andropov y Konstantin Chernenko provocaron la negativa rotunda del comandante en jefe a viajar por tercera vez a Moscú con tal propósito y permitieron al otro Castro encabezar la misión.

De aquella jornada solemne contemplada desde el privilegiado sitio sobre la tumba de Lenin destinado a las delegaciones extranjeras la fría mañana del 3 de marzo de 1985, me queda, entre otros, el vivo recuerdo de una desconcertada Margaret Thatcher, cara a cara por primera vez con uno de los hermanos Castro. La imperturbable Dama de Hierro, la figura occidental de mayor prominencia en aquel funeral donde el protocolo comunista situaba en los primeros puestos a los suyos, se encontró atascada ante el grupo de cubanos por largos minutos en un espacio sin opciones para ignorarse: un encuentro inesperado e incómodo que terminó sin saludos.

Muchos años después, cuando Raúl Castro hacía pleno uso de los títulos de su hermano sin mi compañía, protagonizó en África del Sur su momento más memorable en un funeral extranjero, al estrechar la mano del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante las exequias de Nelson Mandela en 2013. Un saludo discreto por ambas partes, pero nada casual. Luego se revelaría que ya avanzaban entonces negociaciones muy secretas para la normalización de relaciones que llevaron a La Habana, tras un paréntesis de 88 años, a un mandatario estadounidense en ejercicio: un Barack Obama ansioso por encontrar en el caso Cuba un apresurado legado para sus ocho años en la Casa Blanca.

Un recorrido por la intensa relación de Raúl Castro y el tema de la muerte no puede excluir su explícita aversión por los suicidas, un desenlace, sin embargo, demasiado frecuente en la patología nacional. El pacto suicida de su cuñada Nilsa Espín y su esposo Rafael Rivero en 1965 en oscuras circunstancias, fue siempre tema tabú en su entorno. Igualmente, nada oportuna cualquier referencia al comandante Augusto Martínez Sánchez, «uno que no sabía ni cómo pegarse un tiro» y sobrevivió a un disparo en el pecho en 1964, angustiado por no haber servido mejor a Fidel Castro y la revolución. Dos de los más notables suicidas del castrismo, Haydée Santamaría, participante en el asalto al Cuartel Moncada y directora de la Casa de las Américas, que se quitó la vida en 1980, y el expresidente Osvaldo Dorticós, quien tomó la «dramática decisión» en 1983, fueron invariablemente recordados como «la loca esa, que se suicidó un 26 de julio» o «el pendejo de Dorticós», que «jodió hasta la muerte».

No tengo idea de cómo calificará ahora, si es que lo menciona, a su sobrino preferido, Fidel Castro Díaz-Balart, el más privilegiado en la dinastía gobernante, educado bajo su mando y el mayor fracaso en los proyectos de sucesión familiar, que terminó sus atormentados días lanzándose por una ventana de la mejor clínica del país.

Hay otros muchos muertos cercanos en el vasto e implacable mundo funerario de Raúl Castro. Los que no debían ser honrados y fueron fusilados y sepultados sin despedidas en tumbas sin nombres, como el general Arnaldo Ochoa o el coronel Antonio de la Guardia. A los protagonistas centrales de las purgas de 1989, seguiría poco después el exministro del Interior, José Abrantes, muerto de «causas naturales» en una prisión para «casos especiales», y deferentemente velado unas pocas horas en una funeraria de La Habana muy bien custodiada.

Y hay otros, muertos por su propia mano, que contribuyeron a su leyenda y que quizás –no por remordimiento–, estarían mejor olvidados. Son en su mayoría seres anónimos como el expedicionario del yate Granma sospechoso de traición, cuya ejecución le fue encargada directamente por su hermano mayor poco antes de la salida del puerto mexicano de Tuxpán. Mucho más visibles las decenas de cuatreros, traidores, arrepentidos o desertores ajusticiados en la Sierra Maestra, varios con el auxilio espiritual del sacerdote y comandante Guillermo Sardiñas. Una práctica que luego continuaría, ya normada por un Código Revolucionario de Justicia del Segundo Frente, en la extensa zona de la Sierra Cristal bajo su mando.

Y están, por supuesto, los fusilados en el campo de tiro del Valle de San Juan el 12 de enero de 1959, acusados en juicios más que sumarísimos de crímenes durante la dictadura de Fulgencio Batista: 72 según el reporte del diario Revolución del día 14 de enero; 70 según el informe de igual fecha al Departamento de Estado del cónsul estadounidense en Santiago de Cuba, Park F. Wollam. El documento del cónsul, «optimista hacia el futuro, pese a los acontecimientos», critica la ausencia obvia de garantías judiciales, y añade que «la acción ha dejado algunas dudas en unas pocas mentes», porque en su criterio muchos de los fusilados eran «bien conocidos matones y asesinos» que habrían enfrentado la pena capital en cualquier otra corte y bajo diferentes circunstancias. Mejor, por lo tanto, mirar hacia otro lado.

Para los fusilados en San Juan, sin embargo, el castigo no terminó con la muerte. Muchos años después, para borrar todo rastro de la infame historia, los restos fueron desenterrados y arrojados en algún lugar de la Bahía de Guantánamo, porque según él mismo decía "a Raúl Castro no le van a estar apareciendo muertecitos".

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Radio Televisión Martí reproduce este artículo con la autorización del autor, luego que se publicara originalmente en la edición del diario madrileño ABC del 13 de abril del 2021.

Alcibíades Hidalgo fue embajador de Cuba ante Naciones Unidas, exjefe del Despacho Político de Raúl Castro y exmiembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba

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Aplicaciones digitales no resuelven los problemas del transporte

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Con el transporte público estatal colapsado y las alternativas privadas fuera del alcance de muchos, moverse por La Habana y otras ciudades cubanas sigue siendo una misión casi imposible para los residentes.Aún con las nuevas tecnologías, el transporte en Cuba sigue siendo un desafío cotidiano.

Parlamento Europeo pide sancionar al régimen cubano y exige la libertad de José Daniel Ferrer

El líder de UNPACU, José Daniel Ferrer. (Facebook)
El líder de UNPACU, José Daniel Ferrer. (Facebook)

Los europarlamentarios aprobaron una resolución a favor de la liberación del líder opositor cubano y de todos los presos políticos. Condenaron, además, la "tortura" y el trato "inhumano y degradante" a que son sometidos.

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En una resolución aprobada con 380 votos a favor, 182 en contra y 51 abstenciones, el Parlamento Europeo instó el miércoles al régimen cubano a que libere de forma inmediata e incondicional al líder opositor José Daniel Ferrer y a todas las personas detenidas en la isla por ejercer sus derechos de libertad de expresión y de reunión pacífica.

Los eurodiputados condenaron "la tortura y los malos tratos, inhumanos y degradantes infligidos por las autoridades cubanas" contra Ferrer y otros presos políticos, y solicitaron, "a la espera de su puesta en libertad", que reciban atención médica, y que se permita a sus familiares visitarlos en prisión.

El ente legislativo llamó, además, a la Unión Europea a imponer sanciones contra los responsables de las violaciones de derechos humanos en Cuba, y recordó la posibilidad de activar la cláusula de suspensión del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre el bloque continental y el régimen de la isla.

El eurodiputado Jorge Martín Frías, del partido VOX, calificó de repugnante la represión en Cuba y pidió la aplicación de sanciones contra el régimen.

En un discurso pronunciado el miércoles, en Estrasburgo, Francia, ante el Parlamento Europeo, Frías dijo que “repugna que después de 65 años sigamos teniendo que hablar del régimen Castro comunista, de sus presos políticos, de sus múltiples violaciones, de los derechos humanos, de sus asesinatos, de sus secuestros y de su corrupción”.

“Y repugna porque el régimen, una de las dictaduras más longevas y sanguinarias del planeta, perdura por la complicidad de la comunidad internacional de naciones democráticas y de la Unión Europea”, subrayó.

Comentó en ese sentido que si es necesario hablar de Ferrer, quien está recluido en la prisión de Mar Verde en Santiago de Cuba, “es por las posiciones timoratas de equilibrismo y de intereses económicos” que dan oxígeno a “oligarcas” del régimen y de “la corrupción”, como Miguel Díaz-Canel.

El europarlamentario calificó de “insólito” que la Comisión Europea e incluso el Parlamento aprobaran en 2017 un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la Unión Europea y “la peste socialista de la Cuba castrista”.

También lamentó que en Cuba hay más de mil presos políticos y que la dictadura comunista da ayuda al régimen de Nicolás Maduro.

Al concluir su declaración, afirmó que la única manera de apoyar de verdad la causa de Ferrer y de la libertad es ser firme y contundente “y asfixiar” a quienes apoyan al gobierno cubano.

“Hay que bloquear sus cuentas en el extranjero, las de sus familiares, impedir que puedan pisar cualquier nación democrática y sancionar a las empresas que colaboran con ellos”, aseveró. “Y para ello, el primer paso es dar cumplimiento al mandato que este Parlamento dio en 2021, fruto de una resolución que lideró el partido que represento, VOX”.

De forma similar se pronunció Raquel García, europarlamentaria del Grupo Renew Europa.

“Renew condena los abusos repetidos de derechos humanos del régimen cubano”, dijo García, tras expresar su inquietud por la salud de Ferrer, quien está recluido desde el 11 de julio de 2021 y ha sido declarado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional.

“Exigimos al régimen cubano su inmediata puesta en libertad y que se les ofrezca la atención médica adecuada”, dijo.

Al concluir sus palabras ante el Parlamento Europeo, se refirió a la necesidad de sancionar al régimen de Díaz-Canel:

“Queremos recordar también especialmente en el inicio de esta legislatura, que los instrumentos diplomáticos y de política exterior de la Unión Europea, como el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con Cuba, instrumentos fundamentados en la buena voluntad y en la reciprocidad de ambas partes, no serán efectivos si no dejamos meridianamente claro que sus infracciones continuadas deben llevar a la aplicación de sus regímenes de sanciones”.

Gabriel Mato, europarlamentario del PP, dijo que el caso Ferrer refleja "la crueldad del régimen" y que el preso político está encerrado sin haber cometido crimen alguno. Está confinado desde las protestas del 11 de julio de 2021, destacó Mato.

"Es hora de que nos pongamos de lado de la libertad y de la democracia en Cuba", dijo. También hay que "suspender" el acuerdo de la UE con Cuba, declaró.

El pasado martes, un grupo de once europarlamentarios presentó una resolución que exige la libertad de Ferrer y que expresa preocupación por su salud en la prisión de Mar Verde.

El proyecto de resolución argumenta que Josep Borrell, responsable de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, está "ignorando o banalizando" lo que ocurre en Cuba, y que es necesario sancionar a la dictadura y suspender el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con Cuba.

Pese a la represión del régimen, Alina Bárbara López Hernández logra su protesta en las calles de Matanzas

Las intelectuales cubanas Alina Bárbara López Hernández y Jenny Pantoja, de izquierda a derecha. (Fotos: Facebook).
Las intelectuales cubanas Alina Bárbara López Hernández y Jenny Pantoja, de izquierda a derecha. (Fotos: Facebook).

“Yo pude desarrollar mi acto de protesta pacífica simbólica que hago cada 18 y no tuve ningún problema, incluso, atravesé toda Matanzas con el cartel en blanco al cuello y para acá para mi casa de regreso, igual", dijo la historiadora Alina Bárbara López Hernández.

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Las autoridades cubanas arreciaron, en los últimos días, la persecución contra el grupo de intelectuales que protestan el 18 de cada mes en espacios públicos, para exigir demandas políticas y sociales.

La Seguridad del Estado detuvo este miércoles al mediodía a la antropóloga Jenny Pantoja a la salida de su vivienda del municipio habanero Diez de Octubre cuando intentó dirigirse a un parque para desarrollar la acción de protesta. Pocas horas después fue regresada a su hogar:

“Yo decidí que cada vez que esté el patrullero, voy a salir porque yo no tengo por qué estar detenida dentro de la casa arbitrariamente. Salí a las 2 de la tarde y me detuvieron, me llevaron para la estación de Aguilera. Ahí me recogieron las pertenencias y me metieron en el calabozo”.

Agregó que fue “entrevistada” en tres partes y tres tiempos, por oficiales de la Seguridad del Estado que le aseguraron que ellos están “en su derecho constitucional de tomar medidas profilácticas en contra de las personas que, como ella, quieren delinquir”.

El último de los interrogatorios lo practicó una oficial de alto rango: “esta persona me presionó de la misma manera que los anteriores, indicando que es instigación a delinquir el hecho de que uno publique y diga que va a manifestarse; que está instigando a que las personas se sumen y a que haya actos de violencia”.

“Fueron unas entrevistas para coaccionar y para controlar y para que yo desista. Además, amenazantes con respecto a la familia, a mi futuro”, recalcó.

Los agentes de la policía política trataron de intimidar a Jesús Pérez Amarales, el esposo de la antropóloga. “Fue en el momento que arrestaron a Jenny, yo tuve un careo con ellos y me hicieron una serie de amenazas sobre mi trabajo, que saben que yo tengo una licencia [de cuentapropista] y las licencias son para los revolucionarios, dijeron”.

Por otra parte, el periodista y humorista Jorge Fernández Era tuvo que acudir a una citación en la mañana del mismo día al cuartel general de la policía política en La Habana, donde fue advertido por oficiales del Departamento de Contrainteligencia:

“Esta citación para Villa Marista no tuvo otro fin que amedrentarme, meterme mucho miedo en cuanto a mis publicaciones, sobre todo para El Toque. La columna semanal que hago de humor les molesta mucho, me lo dijeron así, abiertamente, que no son escritos ni siquiera humorísticos, que cargan contra la dirigencia de este país, que yo le falto el respeto, que yo desacato bla, bla, bla, que ellos han tenido muchísima paciencia conmigo y que en cualquier momento ellos me imputan delitos mucho más graves y que me pueden llevar a la cárcel”.

“Yo espero que a ellos les haya quedado claro que yo no voy a dar un paso atrás”, resaltó el comunicador.

También fue citado a la estación policial de Zanja en Centro Habana el crítico cultural y psicólogo Raymar Aguado Hernández para comparecer ante el mayor Julio.

Luego de esperar por más de quince minutos al oficial, Aguado se retiró del lugar. “No estoy en la obligación de esperar a ningún actor de los órganos represivos del Estado más allá de la hora de la citación, menos para ser sometido a entrevista, acápite no tipificado dentro de la legalidad cubana”, escribió en su perfil de Facebook.

El historiador y activista afrodescendiente Alexander Hall debe presentarse el jueves a las 8 de la mañana en Villa Marista para ser interrogado por el primer teniente Daniel Licea de Instrucción Penal de la Seguridad del Estado.

“A pesar de que no reconozco la legitimidad de este proceso o de este mecanismo que están implementando, decido asistir para no incurrir, como han advertido otros juristas, y con la experiencia de casos anteriores, en una acción que pueda ser constitutiva de delito”, destacó Hall en una directa en Facebook.

“Además, quiero aclarar enfáticamente que no autorizo bajo interrogatorio la filmación de ningún material audiovisual so pena de incurrir en la violación del derecho a la privacidad por parte de los órganos de la Seguridad del Estado”, subrayó.

Sin embargo, la cabeza más visible de las protestas del 18, Alina Bárbara López Hernández, desarrolló su manifestación sin sufrir represalia, según relató ella misma a nuestra redacción:

“Yo pude desarrollar mi acto de protesta pacífica simbólica que hago cada 18 y no tuve ningún problema, incluso, atravesé toda Matanzas con el cartel en blanco al cuello y para acá para mi casa de regreso, igual; solo un carro patrullero que dio una vuelta en el parque, pero absolutamente ningún inconveniente”.

“Es increíble cómo las personas son amenazadas. Por ejemplo, yo estoy desafiando una medida de reclusión domiciliaria y no ocurrió nada conmigo, sin embargo, a Jenny que también está en reclusión, sí la conducen y Jorge, que ni siquiera está en reclusión, lo amenazan que tiene que estar localizado, o sea que es increíble el modo en que la ley se aplica con total discrecionalidad y con total arbitrariedad”, puntualizó la académica, expulsada de las filas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) hace pocos días.

Este grupo de intelectuales protesta en diversos espacios públicos de la Isla para demandar la creación de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva constitución, que el Estado atienda la crítica situación de ancianos y familias en pobreza extrema, la libertad para los presos políticos sin exilio obligatorio y el cese del acoso a personas que ejercen su libertad de expresión.

Entran en vigor nuevas regulaciones para el sector privado en Cuba

Los pequeños minoristas privados pueden ser los más afectados por las nuevas normas, según expertos.
Los pequeños minoristas privados pueden ser los más afectados por las nuevas normas, según expertos.

Las nuevas regulaciones entran en vigor mientras Cuba atraviesa su peor crisis económica en décadas, con una grave escasez de alimentos, combustible y medicinas, y un éxodo récord de sus ciudadanos.

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Las florecientes empresas privadas de Cuba se preparaban para el impacto de las nuevas medidas del Gobierno, que comenzó a implementar el miércoles una serie de normas enfocadas en regular más estrictamente el sector.

Las nuevas normas se ponen en marcha tres años después de que se legalizaran las empresas privadas tras una prohibición de décadas establecida por el exlíder Fidel Castro.

Las medidas terminan con incentivos para la creación de nuevas empresas, restringen a las mayoristas independientes y añaden nuevos requisitos para quienes buscan iniciar una compañía. También aumentan los impuestos, refuerzan los derechos de los trabajadores, endurecen los requisitos contables y agudizan la supervisión al sector privado.

Las nuevas regulaciones entran en vigor mientras Cuba atraviesa su peor crisis económica en décadas, con una grave escasez de alimentos, combustible y medicinas, y un éxodo récord de sus ciudadanos.

"El Gobierno cubano necesita al sector privado para ayudar a la economía a recuperarse, pero desconfía de él y quiere mantenerlo bajo un estricto control estatal", dijo William LeoGrande, profesor de American University de Washington.

El Gobierno sostiene que las reglas son necesarias para "corregir distorsiones" en la economía y asegurar que la empresa privada beneficie a la población en general. Las ciudades y los pueblos ahora pueden negar una licencia a una empresa que no se ajuste a un plan de desarrollo local, y los municipios pueden fijar precios en algunos casos.

"No se trata de una cruzada contra las formas no estatales de gestión (...) sino de enmarcarlas en la legalidad", dijo el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez.

Info Martí | Régimen acorrala al sector privado cubano
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Hay mucho en juego, dice Oniel Díaz, cofundador de la consultora AUGE, que asesora a más de 200 clientes de pequeñas empresas cubanas.

Díaz dijo que algunas de las normas, como la lucha contra la evasión fiscal, son comprensibles, mientras que otras sólo desacelerarán aún más la economía.

"La pregunta es (...) si estas medidas (...) contribuyen o no a sacar al país de la crisis económica en la que se ha visto sumido, y la respuesta es no", añadió Díaz.

El sector privado ha sido un raro punto brillante en una economía por lo demás anémica que no se ha recuperado de la pandemia de COVID-19 y se mantiene lastrada debido a un embargo comercial estadounidense de décadas.

Cuba, en tres años, ha aprobado 11.355 empresas privadas.

Los empleados del sector, junto con 600.000 trabajadores por cuenta propia, ahora representan el 25% de los empleos y el 15% de las importaciones, según datos oficiales.

Los pequeños minoristas privados pueden ser los más afectados por los nuevos obstáculos contables y una norma que requiere que los mayoristas trabajen a través de empresas estatales cuando importan desde el extranjero.

Más de 2 años de cárcel a opositor cubano por memes de Díaz-Canel, Raúl y Fidel Castro en grupo de WhatsApp familiar

José Manuel Barreiro Rouco junto a una copia de la sentencia. (Collage/Facebook)
José Manuel Barreiro Rouco junto a una copia de la sentencia. (Collage/Facebook)

El opositor cubano José Manuel Barreiro Rouco fue sentenciado a dos años y medio de cárcel por intercambiar memes en un grupo privado de WhatsApp de su familia en los que "se le atribuían epítetos degradantes" a Díaz-Canel, Raúl y Fidel Castro.

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El Tribunal Municipal de Cienfuegos condenó al opositor José Manuel Barreiro Rouco a dos años y medio de privación de libertad por “realizar acciones denigrantes y ofensivas que afectan el honor y la integridad de figuras relevantes de la Revolución Cubana”, incluyendo al gobernante Miguel Díaz-Canel, Raúl Castro y Fidel Castro.

El juicio, celebrado el lunes, dejó el caso concluso para sentencia, que debe hacerse firme en los 10 días siguientes a la audiencia.

Barreiro Rouco, de 52 años y barbero de oficio, fue arrestado el 15 de junio de 2023 en el municipio cienfueguero de Aguada de Pasajeros, incriminado, inicialmente, por el presunto delito de otros actos contra la seguridad del Estado y una relación con presuntos grupos “contrarrevolucionarios”.

“Eso era un WhatsApp familiar y ellos [ los investigadores policiales] lo supieron después que decomisaron el teléfono. Los memes no son públicos, los memes fueron intercambiados entre hermanos, primos, familias, tíos”, recalcó desde Aguada de Pasajeros Juan Alberto De la Nuez, presidente del independiente Movimiento Ciudadano Reflexión y Reconciliación, del que es parte Barreiro Rouco.

“En el juicio no pudieron demostrar que los memes eran públicos. Es una injusticia”, agregó De la Nuez.

De acuerdo con la petición del órgano acusador, Barreiro Rouco compartió en un grupo de Messenger llamado Familly, "imágenes en las que se le atribuían epítetos degradantes" a Díaz-Canel, Raúl y Fidel Castro.

El hermano del activista condenado, Pavel Pérez Rouco, confirmó en un post en Facebook que se trataba de un grupo familiar en WhatsApp.

Finalmente, el opositor, manifestante del 11 de julio de 2021, fue juzgado por cargos de desacato y tenencia y venta ilegal de dólares.

“El caso de José Manuel Barreiro es una muestra de las violaciones extremas de derechos humanos que existen en Cuba, violación de la libertad de expresión, violación a la privacidad. Estamos hablando de una persona a la que le están pidiendo dos años y medios de cárcel por compartir unas imágenes que hacían alusión a dirigentes del régimen en un grupo privado de su familia de 11 personas”, dijo el periodista y profesor universitario cubano José Raúl Gallego, residente en México.

“O sea, ¿a dónde llega el extremo de la persecución, de los abusos, de la paranoia, que pueden meter preso a una persona por lo que comparte con su familia, en un entorno cerrado que no tiene ningún tipo de alcance?", cuestionó.

El opositor permaneció durante seis meses en prisión preventiva, hasta que su abogado logró cambiar su medida cautelar a la de prisión domiciliar, bajo la que se encuentra hasta que la sentencia se haga firme.

Martí Noticias trató de entrevistar a Barreiro Rouco pero no recibió respuesta a las llamadas telefónicas.

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