El presidente bielorruso que lleva 27 años en el poder, Alexander Lukashenko, voló a Rusia el viernes para sostener conversaciones con su aliado el presidente Vladimir Putin, en medio de las denuncias en Europa por el dramático aterrizaje de un avión de pasajeros en Minsk y el arresto del bloguero disidente Roman Protasevich.
La agencia Reuters informó que las conversaciones en la ciudad de Sochi en el Mar Negro se organizaron antes del incidente del avión.
Gobiernos de países vecinos criticaron el desvío del avión, que comenzó con el aviso del control de tráfico aéreo de Bielorrusia al piloto sobre una amenaza de bomba falsa y Minsk envió a un avión de combate MiG-29 para escoltar el aterrizaje del avión. Luego fue arrestado Protasevich, un bloguero y crítico de Lukashenko, junto con su novia.
Ambos jóvenes permanecen en la cárcel. Están acusados de orquestar disturbios masivos. Si es probado, Protasevich podría ser encarcelado hasta por 15 años.
Su arresto llevó a que muchas naciones europeas han impuesto prohibiciones de vuelo a la aviación bielorrusa y la UE está sopesando nuevas sanciones. Familiares y amigos temen por la seguridad de los dos jóvenes.
Rusia, un aliado cercano que ve a la ex república soviética de 9,5 millones como un amortiguador estratégicamente importante a sus intereses, ha ofrecido apoyo verbal a Minsk, mientras descarta y rebaja las acusaciones de la responsalidad de Lukashenko en el suceso.
Moscú sostiene que Bielorrusia ha mostrado una disposición a la transparencia y sostiene que la reacción de occidente por el incidente del avión es "impactante". El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, dijo que intentan "demonizar" a las autoridades en Minsk.
El portavoz de Putin dijo que las conversaciones con Lukashenko serían una buena oportunidad para escuchar de una fuente primaria lo que sucedió durante el incidente del avión del domingo.
Rusia y Bielorrusia han estado en conversaciones durante años para integrar aún más a sus naciones.
En el poder desde 1994, Lukashenko enfrentó las mayores protestas de su gobierno el verano pasado por acusaciones de manipulación electoral que negó. Las protestas perdieron impulso en medio de una violenta represión, pero sus críticos planean organizar nuevas manifestaciones.
El líder bielorruso dijo esta semana que sus conversaciones con Putin abordarían la economía, varios "proyectos conjuntos", además de responder a lo que describió como presión externa sobre Bielorrusia y el uso de sanciones. Los líderes también discutirán el proceso de integración, dijo la agencia de noticias estatal bielorrusa.