Inicia una celebración al comercio de una semana en uno de los últimos países comunistas del mundo, con cientos de corporaciones internacionales, incluidas algunas de las empresas más grandes de Estados Unidos, en La Habana para intentar hacer negocios con un gobierno que aprovecha las expectativas de crecimiento activadas por la reciente distensión con Washington.
La Feria Internacional de La Habana lleva mucho tiempo siendo uno de los eventos más inusuales en el mundo del comercio internacional: una feria de intercambio comercial en un país carente de efectivo, con un embargo aplicado por el país más poderoso del mundo y que ve a los mercados con mucha suspicacia.
Durante años, burócratas cubanos, diplomáticos extranjeros y comerciantes han asistido a la feria en Pabexpo en las afueras de La Habana, viendo puestos llenos de productos como vegetales enlatados españoles y asistiendo a presentaciones del gobierno sobre oportunidades para inversionistas en proyectos estatales como granjas porcinas y minas de níquel. La feria de este año tiene algo diferente: la chispa de comercios que corren para capitalizar lo que podría ser un éxito motivado por el inicio de la normalización en las relaciones con Estados Unidos.
"Todo este proceso ha despertado amplio interés a nivel internacional", dijo el lunes el ministro de Comercio Rodrigo Malmierca al anunciar que Cuba vio un crecimiento del 4,7% en la primera mitad del año y se espera que cierre el 2015 con 4%, comparado con 1,3% del 2014. "Estamos también convencidos de que es posible tener una relación normal y civilizada con los Estados Unidos".
Al suavizarse las reglas de Estados Unidos en cuanto a visitar Cuba y el ajetreo por ver a un país que muchos consideran que está por cambiar, las visitas turísticas aumentaron 18%, o 400.000 personas, este año. Eso ha acarreado cientos de millones de dólares a una economía controlada por el estado. La expectativa de que Estados Unidos continúe liberando las restricciones comerciales con Cuba ha causado una fiebre entre inversionistas internacionales que frenéticamente intentan asegurarse un lugar en un mercado que creen se disparará con el tiempo.
"Tengo mucha fe de que nuestro gobierno permitirá el libre flujo de turistas a Cuba y cuando eso suceda esta isla se convertirá en un lugar que todos los turistas querrán venir a ver", dijo el director general de Sprint, Marcelo Claure, quien anunció el lunes que su compañía logró un acuerdo directamente con la compañía cubana de telecomunicaciones oficial ETECSA para ofrecer servicios roaming a clientes Sprint que visiten Cuba. "Quiero que todos mis clientes Sprint, mis 60 millones de clientes, vengan a Cuba y sientan que están en cualquier otro país del mundo".
La FIHAV de este año es la más grande en 15 años, con 300 empresas cubanas y 600 de otros 70 países, incluidas 20 de Estados Unidos. Pepsi, Napa Auto Parts, Gallo Wines y una compañía de tractores estadounidenses que recién recibió permiso cubano para montar una planta en Mariel, tienen stands entre los típicos exportadores de alimentos, entre los pocos comercios estadounidenses que pueden vender sus bienes a cubanos bajo el actual embargo de Estados Unidos.
La mayoría dice ver pocas oportunidades de negocio a corto plazo en Cuba en gran parte debido a las restricciones del embargo de Estados Unidos.
"Esto es un juego a largo plazo", dijo Phil Klein, vicepresidente de Americas for Gallo, que montó un stand que exhibía docenas de marcas de vino y licores, un bar abierto y modelos en tacones altos y faldas cortas. "Estamos aquí para aprender sobre el país ahora que las cosas se están abriendo".
El stand del puerto Mariel estaba lleno de ejecutivos extranjeros, así como los stands de las compañías de socios comerciales de Cuba de mucho tiempo como España. El país tenía cuatro pabellones llenos de empresas que hacen negocios anuales de cientos de millones de dólares con Cuba.
"Nosotros lo vemos como una oportunidad", dijo un ejecutivo de Plasvisa, Javier Álvarez, una empresa española que vende cuatro millones de euros al año en laminados y cubiertas de plástico y puertas en Cuba. "Está claro que llegarán empresas nuevas y que saldrán empresas en competencia. Nosotros tenemos un camino hecho de cinco años. No creo tampoco que nos desplace."
La Cámara de Comercio de Estados Unidos trajo una delegación de 40 compañías de Estados Unidos incluida Caterpillar, Amway, Sprint y Cargill para reunirse con funcionarios cubanos y la primera reunión del Consejo de Negocios Estados Unidos-Cuba, un grupo dedicado a intercambios comerciales entre ambos países.
Jodi Bond, el vicepresidente de la cámara de Americas, dijo que el consejo se sentía optimista de que los acuerdos comerciales comenzarían a fluir entre Estados Unidos y Cuba conforme cada país averigüe cómo armonizar las contradicciones de las complicadas regulaciones. Por ejemplo, mientras el presidente Barack Obama legalizó las ventas en Estados Unidos para materiales de construcción a propietarios de vivienda y comercios privados en Cuba, el gobierno comunista mantiene un monopolio estatal en todas las importaciones y exportaciones.
"Queremos ver productos de Estados Unidos como parte de ese hermoso hecho en Cuba", dijo Bond. "Hemos hecho esto en tantos mercados alrededor del mundo que sabemos que sólo se necesita tiempo".