Las últimas han sido semanas fatales para el prestigio de la líder disidente birmana y Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
El reputado Museo del Holocausto de Estados Unidos retiró el pasado martes 6 el premio de Derechos Humanos que le había concedido en 2012, considerando que se ha negado a condenar y detener la limpieza étnica contra los rohingya, perpetrada por el ejército de Birmania.
Se trata del Premio “Elie Wiesel”, que la institución entregó por primera vez hace cinco años y ahora retira a Kyi luego de advertencias públicas, audiencias y visitas al país asiático para verificar ‘in situ’ la deplorable situación de la citada minoría.
“En los últimos años el museo ha estado monitoreando de cerca la campaña militar contra los rohingya. En noviembre de 2013 celebramos un evento público en el museo para llamar la atención sobre nuestras preocupaciones crecientes, titulado: "Nuestros muros hablan: La difícil situación de los Rohingya de Birmania", explica.
En noviembre de 2015 el museo publicó un largo informe que detallaba los “crímenes de lesa humanidad, limpieza étnica y lo que denominamos ‘pruebas crecientes de genocidio’ cometidas por el ejército de Myanmar contra civiles rohingya”, revela el comunicado del museo, firmado por su directora Sara J. Bloomfield.
“Limpieza étnica”
Por lo menos cerca de 690.000 musulmanes que residían al oeste de Birmania han buscado refugio en la vecina Bangladesh desde agosto del 2017 a la fecha.
La propaganda aireada en los medios de prensa y canalizadas por algunas medidas gubernamentales han hecho que el nacionalismo budista lleve a la mayoría de los birmanos a considerar a los rohingyas extranjeros en su propio país"".
“La Liga Nacional para la Democracia, bajo su liderazgo (Suu Kyi), se ha rehusado a cooperar con los investigadores de las Naciones Unidas, ha promulgado una retórica odiosa contra la comunidad rohingya y ha negado el acceso a los periodistas que tratan de descubrir el alcance de los crímenes en el estado de Rakhine”, fustiga el museo para retirar el premio a la disidente birmana.
"Esperábamos que usted, en tanto que persona reconocida por su compromiso con la dignidad humana y los derechos universales del hombres, hiciera alguna cosa para condenar y detener la brutal campaña militar birmana y expresara solidaridad con la población rohingya", señala el texto.
La respuesta birmana
De inmediato, el miércoles 8 la embajada de la República de la Unión de Myanmar hizo público un comunicado de Prensa, argumentando que había sido el primer país de Asia en reconocer al estado de Israel en 1948.
“La decisión del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos no influirá en la determinación del pueblo de Myanmar de apoyar a la directora del Consejo de Estado Daw Aung San Suu Kyi en la construcción del país, sino que hará que el gobierno redoble sus esfuerzos para encontrar una solución duradera en el estado de Rakhine”, explica el gobierno birmano.
Antecedentes para la sanción
En noviembre de 2017, Suu Kyi dejó de recibir apoyo en Oxford, Reino Unido cuando la ciudad decidió retirarle el Premio de la Libertad debido a su nula respuesta ante la represión a los musulmanes rohingya de su país.
Kyi había recibido el galardón en 1997 y ahora el ayuntamiento de la ciudad lo retira bajo la premisa de no querer celebrar a “los que hacen la vista gorda a la violencia”, citó el periódico The Guardian.
La votación de los concejales de la ciudad coincidió con el día en que el Jefe del Ejército en Birmania, Min Aung Hlaing, dijo al Papa Francisco que en el país no había discriminación religiosa.
A finales de febrero tres mujeres, también premiadas con el Nobel de la Paz acusaron a Suu Kyi de callar ante la violencia y genocidio contra los rohingya"".
Después de visitar por una semana los campos de refugiados en Bangladesh, las mujeres hicieron fuertes declaraciones.
Las tres Nobel que acusan a Suu Kyi son la yemení Tawakkol Karman, la norirlandesa Mairead Maguire y la iraní Shirin Ebadi.
“No hay otra definición, es genocidio, genocidio contra personas inocentes", declaró Karman”, citada por la agencia AP.
El silencio, según unos, la componenda con el Ejército de Birmania, aseguran otros, han mabchado el prestigio de la mujer que llegó a ser reconocida como la "Mandela de Asia”.