La crueldad de las peleas de perros en Cuba queda patente en estas imágenes que publica la web Cubanet y en el artículo que firma Orlando González. En el mismo, se recogen los testimonios de varios entrenadores de estos canes que luchan a vida o muerte ante un público que apuesta en lugares escondidos de la policía por ganar algunos pesos.
El citado artículo pone el ejemplo de José Heredia, cuyo perro África, una stanford de dos años, ya ha matado otros tres perros en igual número de peleas en Mayabeque. Siempre se trata de peleas clandestinas en las que “nos hace ganar muchísimo dinero”, comenta.
De acuerdo a la investigación de Cubanet, todas estas peleas se pactan con meses de antelación y terminan con la muerte del perro perdedor, por eso los entrenadores trabajan duramente en su preparación, que puede ser igual de cruel que el propio combate final.
Entre los métodos hay algunos muy duros. “La formación de un perro consiste en desarrollar habilidades de resistencia y fuerza a través de ejercicios como correr amarado a una bicicleta, varios kilómetros diarios; o correr con cinturones de plomo amarrados al cuerpo” dice José, otro de los entrenadores de África.
Reconoce también que “ejercitamos la fuerza de la mordida con una goma de motocicleta, y el perro debe permanecer colgado varios minutos de la goma, sólo con la fuerza de su mandíbula” o que “para aumentar rápidamente su fuerza y todas sus capacidades les suministramos esteroides, como a los deportistas que se dopan. La testosterona en inyección y la efedrina son los más usados”, asegura José.
La clave para poder llevar a cabo estos combates es que se celebren en lugares de difícil acceso para la policía, como es el caso de la finca particular entre los municipios de Güines y San José de las Lajas donde supuestamente se grabaron las imágenes. Unas gradas improvisadas y un ring cercado son suficientes para que tenga lugar la masacre.
Para acceder al recinto cada espectador abona unos 2 CUC, y las apuestas y gritos se pueden escuchar incluso desde fuera. Una vez dentro, es posible adquirir bebidas o comida criolla en cajitas de cartón para amenizar la velada. Antonio Rodríguez, uno de los jóvenes que se encuentra presenciando la pelea, reconoce en Cubanet que “vengo cada vez que hay peleas, tengo un ojo clínico para saber si un perro es bueno o no y casi siempre me retiro victorioso".
Además cuenta que “cuando son dos los perros que tienen fama y varias peleas ganadas, las apuestas suben”. Y cita el caso del “El Verdugo”, uno de los más crueles entrenadores de perros que no perdona que sus canes huyan de una pelea. “De ser así los castiga con la muerte inmediatamente: saca su cuchillo y les corta la garganta delante de todo el mundo. Eso no le agrada a muchos, pero los perros son de su propiedad”, dice.
Entre los testimonios de este artículo también se encuentra el de Manuel Díaz, un médico veterinario de Güines que ha tratado a algunos perros después de las peleas y que califica de “muy cruel” lo que tiene que presenciar.
“He tratado animales con lesiones muy graves causadas en estas peleas, desde fracturas de miembros hasta graves heridas con hemorragias provocadas por las fuertes mordidas. Muchos se me han muerto en los brazos, incluso después de salir victoriosos de un combate. Estos perros tienen una gran fuerza en la mordida y considero un total abuso lo que les están haciendo sus propios dueños”, reconoce.