Este viernes hace una semana que el artista y preso político cubano Luis Manuel Otero Alcántara dijo a sus amigos que iniciaría una huelga de hambre y sed en el penal de máxima seguridad de Guanajay, en la provincia de Pinar del Río, donde cumple una condena de cinco años por los supuestos delitos de ultraje a los símbolos patrios, desórdenes públicos y desacato.
Siete días después no hay noticias suyas. A su tía, quien fue a visitarlo este jueves a la cárcel, no le permitieron verlo porque -supuestamente- él tenía una gripe. Tampoco hizo las llamadas de teléfono a las que tiene derecho.
“Desde el pasado seis de julio no se tienen noticias de Luis Manuel. La última vez que hablamos, él mismo comunicó que iba a entrar en huelga de hambre y sed. En la llamada que hice a la prisión me dijeron lo mismo que a su tía. Una vez más la Seguridad del Estado burla toda humanidad con respecto a los presos políticos y niega que Luis esté en huelga”, explicó a Martí Noticias la curadora de arte y activista Claudia Genlui.
En la llamada telefónica que hizo Genlui, pidió hablar con Guillermo Cordero Mondoy, jefe de la prisión, para saber sobre la situación del artista. No solo no le comunicaron con él, sino que le colgaron el teléfono antes de responderle algo concreto.
“Si quieres volver a saber de Luis Manuel Otero Alcántara tienes que venir el otro jueves, a las 8:00 de la mañana, como viniste hoy… Si el jefe de prisiones te dijo que él tenía una gripe, ese no es problema mío, mi vida”, le respondió la oficial que atiende a la población en la cárcel de Guanajay.
Una semana más puede ser mucho tiempo para el artista. Esta es la sexta huelga que inicia en prisión, desde que fue detenido en La Habana cuando intentaba sumarse a las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021.
El juicio contra el líder del Movimiento San Isidro se celebró los días 30 y 31 de mayo de 2022 a puertas cerradas. No permitieron a sus amigos, ni a organizaciones internacionales o medios de prensa participar del proceso.
Desde entonces, Otero Alcántara ha sufrido constantes violaciones a sus derechos dentro de la cárcel. Él asume las huelgas como “ejercicio de protesta y acto de desesperación ante las arbitrariedades, chantajes y limitaciones con los que la Seguridad del Estado Cubano intenta torturarlo”, precisó Genlui.
La última huelga de hambre y sed a la que se sometió fue en febrero de este año. La depuso ocho días después por razones de salud. Una vez más “estaremos acompañándolo, haciendo la denuncia, haciendo el conteo de los días y esperamos que el desenlace no sea irreversible, que no sea fatal, y que su cuerpo no sufra demasiado”, dijo recientemente a Martí Noticias la artista y activista Yanelys Núñez.
Personas cercanas a Otero Alcántara han alertado en innumerables ocasiones sobre sus problemas de salud. “Él no habla mucho de eso pero su cuerpo está desgastado: una parálisis, problemas de visión, desmayos sin causa cierta... Cada huelga nueva de Luis puede ser la última”, comentó en Facebook la curadora de arte Anamely Ramos.
Para él, dijo, “el arte es como el aire... El día que Luis no hable más de su arte, Luis muere. Así mismo es con respecto a su libertad. Su desesperación con ese tema lo lleva a preferir morirse a seguir allí el tiempo que otros han destinado que esté ahí. No se conforma, y no conformarse es la única manera que tiene de vivir la cárcel con algo de dignidad”, comentó.
Luis no está solo. Esta semana, más de una veintena de presos políticos han protestado en las cárceles cubanas a dos años de las manifestaciones pacíficas que sacudieron Cuba en julio de 2021.
Entre ellos se encuentra el rapero Maykel Castillo, conocido como El Osorbo, quien llamó el 12 de julio desde la prisión Kilo 5 y Medio, en Pinar del Río, para denunciar los abusos en su contra. El músico se tatuó la frase “Patria y Vida” y aseguró que se cosería la boca. Según dijo, si no hay noticias suyas este viernes es porque está plantado en una celda de castigo.
Daniel Moreno de la Peña, otro preso político, llamó también a su esposa para decirle que iniciaría una huelga de hambre después que lo obligaran a quitarse la ropa blanca que se puso en señal de protesta.
A José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), lo tienen en una celda de castigo, sin recibir visitas e incomunicado por largos períodos, porque no acepta el exilio. El opositor exige su liberación y la del resto de los presos políticos que cumplen condenas por ejercer sus derechos ciudadanos.
"Son veinte personas inocentes, ya cansadas de tantos abusos y de ver sus vidas y las de sus familias destrozadas por gusto. Esos cuerpos están soportando presiones indescriptibles y, aun así, no dejan de gritar por su libertad y la de todos. Acompañarlos es lo justo", denunció Ramos.
Según el más reciente informe de la ONG Prisoners Defenders, a dos años de las protestas del 11J hay al menos 1.047 presos políticos en las cárceles cubanas.
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