El negocio funciona en casas particulares donde, en muchos casos, se debe hasta sacar un turno con antelación, pero lo cierto es que “resuelven y cada vez son menos los cubanos que tienen que pagar 4, 50 CUC por una hora de conexión”, o lo que es lo mismo, una cuarta parte de su salario mensual.
El santiaguero Walter Clavel afirma que el público de estos cibercafés privados debe ser de mucha confianza- referidos por familiares y amigos fundamentalmente- y que en ellos puedes encontrar “hasta tres computadores conectados al mismo tiempo”.
Para el habanero Reinaldo Escobar el fenómeno no es exclusivo de una provincia en particular y hasta el momento “no ha visitado” a ninguna de estas casas aunque sabe “que existen y que están ahí” a los ojos de quienes las quieran ver.
Los precios por hora de conexión oscilan entre uno y tres CUC pero en Camagüey específicamente existen “varios lugares donde cobran a 25 pesos cubanos (un CUC) la hora”, explica Reinaldo Vásquez.
“Hay quien solamente se dedica a las llamadas y otros al servicio de internet”, refiere Ricardo Pupo desde Cienfuegos. Hace menos de un mes fue acompañando a alguien a una de estas casas para que llamara a los Estados Unidos a 0.25 CUC por minuto (el precio regular cobrado por ETECSA es de 1,60 CUC por minuto) mientras que para Europa la tarifa se incrementaba a 0.35 CUC.
En esa provincia uno de esos cibercafés privados solo recibe a estudiantes extranjeros mientras en otro sí son bienvenidos los cubanos.
Del público y sus preferencias en la red
Allí va todo el mundo: desde la madre o la abuelita, la novia o la esposa de aquel que salió del país o los que andan detrás de “una carta de invitación a través de un amigo, buscarse una novia, una misión o un contrato de trabajo”, dice Walter Clavel, cliente asiduo de uno de estos sitios.
En ocasiones se encuentran “hasta los propios estudiantes buscando información porque la cuota que le dieron en la Universidad no les alcanza. Para él es una forma de enterarse de todo aquello que normalmente no se dice en Cuba”, alega.
La bloguera Yoani Sánchez refiere que el negocio con sus altas y sus bajas lleva casi una década de existencia y “una de las primeras aclaraciones que reciben los usuarios cuando llegan allí es que no pueden buscar páginas conflictivas, que hay sitios políticos a los que no se puede entrar de manera que el dueño de la conexión se cuida mucho”.
La percepción de Reinaldo Vásquez desde Camagüey le lleva a asegurar que el principal consumidor de estos cibercafés privados son las mujeres, especialmente “niñas y adolescentes chateando para tener una pareja en el extranjero”.
Según sondeos los sitios más utilizados para este tipo de comunicación son Facebook, Yahoo y en algunos casos la Voz sobre Protocolo de Internet (VOIP)- llamadas telefónicas usando una conexión a la web.
Del milagro y… otros demonios
Para convertir la conexión a internet en un negocio los cubanos utilizan distintos métodos. El más conocido es rentarle el servicio a ETECSA a través de un estudiante extranjero quien recibe precios preferenciales a los que comúnmente se le ofertan a los ciudadanos de la isla. En otros casos sucede que profesionales beneficiados por una cuota de 50 a 80 horas mensuales venden parte de este tiempo para aliviar sus economías familiares.
En Santiago de Cuba, por ejemplo, “no es en las casas de estas personas donde se ofertan directamente las llamadas o la conexión a internet sino en otras conectadas a través del Wi Fi”, explica Walter Clavel.
Una fuente anónima de Matanzas afirma que aunque “son los menos, hay personas que tienen conexión satelital por hughesnet.com”.
Siempre que tengan a alguien que les pague la cuota desde el extranjero, la red clandestina de clientes Wi Fi pueden “pagar la mensualidad de hugesnet.com y el costo de los equipos que está entre los 3 mil y los cinco mil CUC” en el mercado negro.
Para Yoani Sánchez, fundadora del blog Generación Y, los cibercafés privados en Cuba tienen “muchas fronteras desde el punto de vista cívico político ideológico”. Sin embargo, en el interior del país “donde las posibilidades para conectarse desde lugares públicos es mucho menor y los recursos financieros escasean más, es una buena alternativa pero no una alternativa para conformarse porque lo ideal no es ir a la casa de otra persona a conectarse” sino que cada cubano tenga internet en su propia vivienda.
El santiaguero Walter Clavel afirma que el público de estos cibercafés privados debe ser de mucha confianza- referidos por familiares y amigos fundamentalmente- y que en ellos puedes encontrar “hasta tres computadores conectados al mismo tiempo”.
Para el habanero Reinaldo Escobar el fenómeno no es exclusivo de una provincia en particular y hasta el momento “no ha visitado” a ninguna de estas casas aunque sabe “que existen y que están ahí” a los ojos de quienes las quieran ver.
Los precios por hora de conexión oscilan entre uno y tres CUC pero en Camagüey específicamente existen “varios lugares donde cobran a 25 pesos cubanos (un CUC) la hora”, explica Reinaldo Vásquez.
“Hay quien solamente se dedica a las llamadas y otros al servicio de internet”, refiere Ricardo Pupo desde Cienfuegos. Hace menos de un mes fue acompañando a alguien a una de estas casas para que llamara a los Estados Unidos a 0.25 CUC por minuto (el precio regular cobrado por ETECSA es de 1,60 CUC por minuto) mientras que para Europa la tarifa se incrementaba a 0.35 CUC.
En esa provincia uno de esos cibercafés privados solo recibe a estudiantes extranjeros mientras en otro sí son bienvenidos los cubanos.
Del público y sus preferencias en la red
Allí va todo el mundo: desde la madre o la abuelita, la novia o la esposa de aquel que salió del país o los que andan detrás de “una carta de invitación a través de un amigo, buscarse una novia, una misión o un contrato de trabajo”, dice Walter Clavel, cliente asiduo de uno de estos sitios.
En ocasiones se encuentran “hasta los propios estudiantes buscando información porque la cuota que le dieron en la Universidad no les alcanza. Para él es una forma de enterarse de todo aquello que normalmente no se dice en Cuba”, alega.
La bloguera Yoani Sánchez refiere que el negocio con sus altas y sus bajas lleva casi una década de existencia y “una de las primeras aclaraciones que reciben los usuarios cuando llegan allí es que no pueden buscar páginas conflictivas, que hay sitios políticos a los que no se puede entrar de manera que el dueño de la conexión se cuida mucho”.
La percepción de Reinaldo Vásquez desde Camagüey le lleva a asegurar que el principal consumidor de estos cibercafés privados son las mujeres, especialmente “niñas y adolescentes chateando para tener una pareja en el extranjero”.
Según sondeos los sitios más utilizados para este tipo de comunicación son Facebook, Yahoo y en algunos casos la Voz sobre Protocolo de Internet (VOIP)- llamadas telefónicas usando una conexión a la web.
Del milagro y… otros demonios
Para convertir la conexión a internet en un negocio los cubanos utilizan distintos métodos. El más conocido es rentarle el servicio a ETECSA a través de un estudiante extranjero quien recibe precios preferenciales a los que comúnmente se le ofertan a los ciudadanos de la isla. En otros casos sucede que profesionales beneficiados por una cuota de 50 a 80 horas mensuales venden parte de este tiempo para aliviar sus economías familiares.
En Santiago de Cuba, por ejemplo, “no es en las casas de estas personas donde se ofertan directamente las llamadas o la conexión a internet sino en otras conectadas a través del Wi Fi”, explica Walter Clavel.
Una fuente anónima de Matanzas afirma que aunque “son los menos, hay personas que tienen conexión satelital por hughesnet.com”.
Siempre que tengan a alguien que les pague la cuota desde el extranjero, la red clandestina de clientes Wi Fi pueden “pagar la mensualidad de hugesnet.com y el costo de los equipos que está entre los 3 mil y los cinco mil CUC” en el mercado negro.
Para Yoani Sánchez, fundadora del blog Generación Y, los cibercafés privados en Cuba tienen “muchas fronteras desde el punto de vista cívico político ideológico”. Sin embargo, en el interior del país “donde las posibilidades para conectarse desde lugares públicos es mucho menor y los recursos financieros escasean más, es una buena alternativa pero no una alternativa para conformarse porque lo ideal no es ir a la casa de otra persona a conectarse” sino que cada cubano tenga internet en su propia vivienda.