La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) expresó este miércoles su satisfacción por la decisión del gobierno cubano de autorizar redes privadas y la importación de equipos de conexión.
FHRC calificó de “victoria” -que adjudicó a “miles de cubanos”- el hecho de la nueva medida gubernamental, señala un comunicado de la organización.
La nueva resolución aprobada por el Ministro de Comunicaciones de Cuba estableció las regulaciones para sistemas inalámbricos, la ampliación de las bandas de frecuencias y la autorización de licencias para operar estas redes así como para importar de equipos de conexión.
La resolución 98, publicada en la Gaceta Oficial, dispone bandas de frecuencias de 2400 MHz a 2483.5 MHz, 5150 MHz a 5350 MHz, 5470 MHz a 5725 MHz y 5725 MHz a 5850 MHz para el desarrollo de redes de telecomunicaciones inalámbricas de alta velocidad.
El mensaje de la fundación citó los casos de los cubanos Gloria Estefan, Willy Chirino y Ana Villafañe, en los cuales se apoyó para lanzar en noviembre de 2013 el programa Connect Cuba (Conecta Cuba).
A continuación, el texto íntegro de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba:
La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) –en especial su programa Connect Cuba– se regocija con la victoria que miles de cubanos hemos alcanzado sobre el régimen. Al fracasar en su esfuerzo por prohibirlas, el gobierno ha tenido que retroceder y legalizar las redes de Wifi privadas en todo el país.
El 26 de noviembre de 2013, la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba con el apoyo de Gloria Estefan, Willy Chirino y Ana Villafañe, lanzó el programa Connect Cuba.
La misión de Connect Cuba es defender el derecho de los cubanos a tener acceso sin censura, con calidad, y hasta donde sea posible gratuito, a Internet.
Desde entonces FHRC ha trabajado dentro de Cuba repartiendo equipos, memorias portátiles, nano antenas para crear redes de Wifi, y envía “paqueticos” con información alternativa. Vaya nuestro respeto a todos los activistas que han tenido que sufrir la represión, decomiso de equipos y detenciones arbitrarias de parte de la dictadura por usar esta tecnología que ahora se “autoriza”.
Hoy insistimos de nuevo en que la transición a la nueva civilización de la información, el conocimiento y la innovación del siglo XXI está siendo bloqueada por la censura tecnológica. Ese es el muro que hoy separa a la Cuba actual, que solo genera mayor pobreza y retraso, de la otra Cuba –mejor y posible– que se caracterizara por la generación de riqueza y prosperidad.
Pero el estado-vampiro quiere ahora sacar provecho de esta inevitable derrota y anuncia impuestos a los cuentapropistas que deseen usar esta tecnología. El régimen cubano, incapaz de crear riquezas y empleos con la eficiencia que lo viene haciendo el sector privado, quiere bloquearlo y asfixiarlo. También será inevitablemente derrotado en ese campo.