La revista Newsweek publica que el secretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericanos bajo el gobierno de Lyndon Johnson, Thomas C. Mann, reportó a la comisión investigadora del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy (JFK) que tenía "un fuerte presentimiento" de que Fidel Castro le había pagado a Lee Harvey Oswald para que ejecutara el magnicidio del 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas.
La publicación se enfoca en algunos de los documentos recién desclasificados que fueron compilados para investigar la muerte de Kennedy.
Aunque Newsweek dice que Mann fue después Embajador en México este en realidad entregó sus opiniones a la Comisión Warren luego de cesar en la Embajada un mes después del asesinato, y ser restaurado por Johnson en diciembre de 1963 en el puesto que antes había desempeñado en el Departamento de Estado bajo el gobierno de Dwight Eisenhower.
Mann había abandonado previamente el cargo de secretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericanos meses antes de la invasión de Cuba por Bahía de Cochinos, con la que nunca estuvo de acuerdo. Kennedy le nombró Embajador en México.
"El documento entregado a la Comisión por el Embajador Mann contiene opiniones suyas respecto a que Oswald probablemente estuvo involucrado de manera siniestra, y especialmente por medio de un soborno, con la Embajada de Cuba en la Ciudad de México o con algún otro organismo castrista", indican los documentos citados por Newsweek.
Oswald viajó en autobús a México siete semanas antes del crimen, y trató de obtener una visa para viajar a Cuba que le fue denegada.
La revista precisa que las sospechas de Mann se vieron reforzadas por el hecho de que el ex marine fue visto mientras recibía dinero de un individuo en la Embajada de Cuba en la capital mexicana (habría recibido $ 6.500, equivalentes a unos $ 51.621 según el poder adquisitivo actual; un pago que en todo caso tendria propósitos logísticos, pues Oswald, según todas las evidencias era un "true believer", un sincero entusiasta de "la revolución cubana").
Además, según la publicación, la convicción del Embajador estadounidense se ratificó debido a que Oswald “fue visto a menudo en un hotel de Ciudad México conocido en los círculos de inteligencia como una sede de actividades procastristas”.
El ex analista de la CIA Brian Latell identifica ese lugar en su libro “Castro’s Secrets: Cuban Intelligence, the CIA, & the Assassination of John F. Kennedy,” como el Hotel del Comercio, y dice que era un nido de espías de la Dirección General de Inteligencia castrista.
Latell agrega que según las memorias inéditas del diplomático, escritas en 1982, Mann obtuvo la información sobre estos contactos cubanos de Oswald del jefe de la estación de la CIA en México, Winston Scott, poco después del magnicidio.
“En la semana que siguió al asesinato Mann estaba convencido de que Cuba estaba involucrada. Estaba seguro de que Oswald se confabuló con los cubanos en el hotel”, afirma el ex analista.
La revista Politico cita por su parte que solo horas después de los disparos en Dallas Mann dijo a colegas en la Embajada que estaba seguro de que Oswald no había actuado solo.
Sin embargo, agrega Politico, cuando trató de comunicar sus razones en el Departamento de Estado no le hicieron caso. Por el contrario, días después ─según testificó años más tarde Mann ante el Congreso─ recibió una orden directa del secretario de Estado Dean Rusk para que la Embajada suspendiera cualquier investigación en México que pudiera “confirmar o refutar rumores sobre una participación de Cuba en el asesinato”.
Según Latell, la CIA nunca reveló a la Comisión Warren las actividades de Oswald en el Hotel del Comercio. La Comisión luego declaró no haber encontrado evidencias de una participación del gobierno cubano en una conspiración para matar a Kennedy.