Enrique Ros, una vida por Cuba

Enrique Ros fue, por una parte, fundador del Movimiento Demócrata Cristiano de Cuba y uno de los primeros en la vertebración del movimiento insurreccional en contra del régimen de Fidel Castro en la década del 60 y, por la otra, uno de los más acuciosos investigadores de los últimos 70 años de la accidentada historia isleña, con casi una veintena de libros sobre el tema publicados hasta el presente.

Así, Ros tuvo una muy activa participación en la lucha contra el régimen que, con ayuda soviética, se imponía aceleradamente en Cuba y, en esos trajines conspirativos, marchó muy temprano al exilio en Miami, desde donde continuó sus esfuerzos a favor de la vuelta de la democracia a la isla.

Su historiografía, hay que decir, está sustentada en el manejo riguroso de la documentación y el uso eficaz de las fuentes directas, pero también en el testimonio de la experiencia vital.

La obra de este historiador cobra un especial significado debido a la manía marxista, eficazmente aplicada en Cuba, de borrar y reescribir la historia en el más acabado estilo del universo orweliano.

Y, va de suyo, los amanuenses ideológicos han sido particularmente minuciosos en la aplicación de ese estilo en todo lo referente a los hombres que en los inicios de la revolución se le enfrentaron con las armas en la mano.

Precisamente de esos hombres y su accionar trata uno de los libros más aclamados de Ros: El clandestinaje y la lucha armada contra Castro.

En entrevista con MartíNoticias, el historiador había expresado que su motivación para acometer su voluminosa obra, que consideró necesaria para el presente y para el futuro de Cuba, era ofrecer con una visión democrática, una proyección histórica de los hechos vividos, y de los acontecimientos ocurridos, en estos prolongados años de tiranía.

“Y repito, que me ha motivado a hacerlo con una proyección democrática porque desde la Cuba castrista se lanzan al mercado decenas, centenares, de bien escritas –pero torcidas- interpretaciones marxistas de nuestra historia que de no presentarse versiones opuestas –bien fundamentadas- quedarían como exponentes de la verdadera historia.

Si bien la historia no es más que el estudio y examen del presente y del pasado, debemos hacerlo con la mayor honradez y absoluta independencia de criterio utilizando el mayor número posible de fuentes fidedignas. Es el método que he empleado en mis publicaciones que son libros –como apuntaba mi buen amigo, el recordado Dr. Ricardo Rafael Sardiña- para que el joven conozca lo que no conoce y el de mayor edad reflexione sobre lo que no debió haber pasado.

En mis libros lo de menor importancia es el autor. Nacido en Cienfuegos, producto de la escuela pública, maestro, bachiller, graduado como Contador Público en la Universidad de La Habana, título revalidado en la Universidad de Miami, colaborador, por años de periódicos y revistas latinoamericanas, participó, desde los primeros momentos en las actividades clandestinas contra el régimen castrista”.

Y agregó el investigador, padre de la congresista Iliana Ros Lehtinen, en plática con MartíNoticias: “Escribo pensando, recordando, a tantos valiosísimos compañeros que lucharon perdiendo, muchos de ellos, sus vidas y, otros, sufriendo largos años de prisión.

Con ellos en mente, que tanta abnegación mostraron, he escrito todos mis libros que son, todos, un homenaje de recordación a estos hombres superiores (Rogelio González Corso, Manolito Guillot, Manolo Artime, Jorge Fundora y tantos otros) con cuya confianza y amistad conté desde el inicio de esta larga lucha contra el régimen que esclaviza a Cuba.

Porque pienso en ellos y no en mí, puedo narrar, para hacerles merecida justicia, los hechos por ellos realizados”.

Sobre su obra Carlos Manuel de Céspedes: de Yara a San Lorenzo, Ros explicó que daba a conocer las razones, muchas de ellas mezquinas, que se esgrimieron para la deposición y la injusta, censurable y lamentable persecución a que fue sometido el Padre de la Patria y que lo llevaron a morir sin protección alguna en San Lorenzo. El libro muestra serios datos sobre estas afirmaciones.

En su libro Cuba: Mambises nacidos en otras tierras, el historiador exiliado rinde un merecido homenaje a todos los hombres que nacidos -como dice el título- “en otras tierras”, arriesgaron sus vidas; que muchos perdieron, combatiendo por la libertad durante las guerras por la independencia del siglo XIX en la isla.

Debe apuntarse que, como historiador, Ros estuvo acreditado en los Archivos Nacionales de Washington, la Biblioteca John F. Kennedy, de Boston, la Biblioteca Lyndon B. Johnson, de Austin, y la Biblioteca del Congreso, en Washington, sitios en los que realizó una extensa investigación sobre documentos relacionados con el devenir de la nación cubana, todo lo que le permitió manejar fuentes primarias para mostrar aspectos inusitados del acontecer isleño.

Así, cuando se habla de “mambises extranjeros” se piensa por lo regular en hombres como el dominicano Máximo Gómez y el norteamericano Henry Reeve, alias el Inglesito, o el intelectual italiano Orestes Ferrara, pero lo cierto es que, según documenta muy bien Enrique Ros, por las guerras de Cuba pasaron numerosos norteamericanos, chinos, dominicanos, venezolanos, mexicanos, puertorriqueños, españoles, colombianos, peruanos, franceses, polacos, italianos y de muchas otras nacionalidades.

El crítico y escritor Armando Álvarez Bravo ha dicho que este es un libro logrado a partir de copiosas y exhaustivas investigaciones y que se vale de fuentes primarias y la bibliografía disponible, lo que añade calado y proyección a la obra, junto al hecho de que el historiador ha sabido precisar en todo momento los decisivos acontecimientos internacionales que son factor y parte determinante de la gesta cubana.

Por su parte, el mismo Ros dijo estar satisfecho con este libro “porque con esos hombres, muchos olvidados en nuestros libros de historia, tenemos una deuda de gratitud, que hoy en el destierro, y mañana en una Cuba libre y democrática, debemos todos reconocer”.

Respecto al historiador, su editor Juan Manuel Salvat, propietario de la editorial Universal, apunta que: "Enrique Ros es un cubanos que ha pasado su vida laborando por el bienestar de su país. Primero luchando por su libertad en la Isla y en el exilio. Después ha dedicado interminables horas trabajando en la recopilación de la historia reciente de Cuba. Sus libros sobre la lucha de los cubanos por reconquistar su libertad son muchos. Y gracias a su pluma y lucidez, Cuba cuenta con libros que documentan esa historia y la preservan para el futuro. También lo hizo con el trabajo realizado por los cubanos en el exilio. Y ha documentado también, con otros libros, las luchas cubanas por la independencia.

Una de las tareas más importantes del exilio es mantener los valores esenciales de la nacionalidad cubana, amenazados con perderse por el adoctrinamiento interesado del régimen castrista. Entre esos valores está la historia, la verdadera historia de un pueblo que después de más de cincuenta años, sigue luchando por llevar al pueblo cubano la libertad y el derecho a ser felices. La obra de Enrique Ros es muy importante en el logro de ese objetivo. Dios lo tendrá y colmará por su bondad. Siempre recordaré en el año 1960, cuando estábamos perseguidos por la Seguridad, que nos acogió en su casa. Y luego en el primer exilio mucho nos dio de comer".

Enrique Ros estuvo casado desde muy joven con Amanda Adato, quien muriera también recientemente, matrimonio con el que además de Iliana, procreó un varón llamado Henry.

El abogado y ex congresista federal Lincoln Díaz Balart dijo sobre el fallecido intelectual: “Enrique Ros fue un ser humano absolutamente ejemplar. Esposo, padre, abuelo, amigo, historiador, patriota cubano, absolutamente ejemplar. De él aprendí mucho. Su vida y su legado siempre me guiaran. Lo voy a extrañar profundamente. A Ileana y Henry, y a toda la familia, le envío mi emocionado y más sincero y sentido pésame”.