Italia despertó el lunes sumida en la incertidumbre política y económica, tras el contundente rechazo de los votantes a la reforma constitucional propuesta por el primer ministro, Matteo Renzi.
Renzi anunció que renunciaría tras el referendo del domingo, en el que el 60% de los votantes rechazó sus reformas e indicó que quiere un cambio de dirección política. Se esperaba que Renzi entregara el lunes su dimisión al presidente, Sergio Mattarella.
El líder de la Liga Norte pidió que se celebren elecciones de inmediato, tras salir respaldado por la derrota de las reformas de Renzi.
Matteo Salvini afirmó que el país necesita votar "tan pronto como sea posible" y rechazó cualquier necesidad de aprobar una nueva ley electoral para celebrar elecciones tras la renuncia de Renzi, prevista para el mismo lunes.
La Bolsa de Milán abrió con pérdidas del 2%, aunque se suspendió la cotización de muchos bancos debido a una volatilidad excesiva, de modo que el resultado del referendo podría haber tenido un efecto mayor.
La victoria del "no" golpeó al coste de la deuda soberana italiana, aumentando al 2% la prima de riesgo sobre los bonos italianos a 10 años, respecto al 1,7% del 1 de diciembre y al mínimo histórico de apenas el 1% en los pasados meses de marzo y abril. El comisario de Finanzas de la Unión Europea, Pierre Moscovici, restó importancia al impacto del referendo sobre el euro y la unidad europea.
En declaraciones a reporteros en Bruselas, dijo tener "plena confianza en las autoridades italianas para gestionar esta situación", después de que votantes italianos rechazaran las reformas constitucionales y de que el proeuropeo Renzi anunciara su renuncia.
Aunque el euro cotizaba a la baja en los mercados mundiales, Moscovici afirmó tener "mucha confianza en la capacidad de la eurozona para resistir toda clase de conmociones".
Por su parte, el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, insistió en que el referendo italiano "es una cuestión de política interna. El referendo no era sobre Europa". La canciller alemana, Angela Merkel, expresó su "pesar" por la derrota de Renzi en el referendo, según dijo en Berlín el portavoz de la mandataria, Steffen Seibert.
Merkel "trabajó muy bien y con confianza con Matteo Renzi, pero por supuesto la decisión democrática tomada por los ciudadanos italianos debe respetarse".
Seibert señaló que Merkel había apoyado iniciativas de reformas previas de Renzi, y añadió que Alemania trabajará de cerca con el próximo gobierno italiano.