El papa Francisco celebró su tradicional misa de Nochebuena con dos horas de antelación, con apenas 200 invitados, rigurosamente separados y con mascarilla, en la inmensa basílica de San Pedro.
El Papa Francisco dijo que "El tiempo que tenemos no sirve para llorar por nuestro destino, sino para consolar las lágrimas del que sufre".
Y este año en la ciudad santa de Belén un grupo reducido de fieles, con mascarillas y paraguas, asistió a la tradicional procesión que normalmente atrae a miles de peregrinos.
Debido a la pandemia, la noche del 24 de diciembre no hubo misa con público, ni cortejo de dirigentes palestinos, sino un oficio televisado, con la sola presencia del clero.