Roberto Casanueva suspira profundo, deja escapar el peso del alma, un alivio, un consuelo fugaz porque ha pasado lo peor desde que fue expulsado de Bielorrusia poco antes de Navidad, con orden de deportación a Cuba.
Desde el 8 de enero se encuentra en Vilnius, capital de Lituania, gracias a la Fundación BYSOL, que se encarga de la defensa y protección de las víctimas del régimen bielorruso y otras organizaciones.
“Fui rescatado desde Rusia adonde me habían enviado después de que me sacaron de prisión en Bielorrusia. Tenía solamente un mes para estar en Moscú sin registración y en ese tiempo contacté a Andrej Stryzhak, directivo de la Fundación BYSOL, y con la ayuda también de otras organizaciones como Freedom House, obtuve una visa humanitaria para viajar a Lituania”, explicó a Radio Televisión Martí el cubano de 55 años.
Stryzhak se mostró complacido, al tiempo que agradeció a todos los que hicieron posible que Casanueva fuera hoy un hombre libre.
“Roberto Casanueva ha sido evacuado y está a salvo en Lituania. Gracias a todos los que participaron en esta operación. Parece que hubo al menos cincuenta personas que hicieron mucho por su libertad. Ahora Roberto no corre peligro y será su primera buena noche de paz en mucho tiempo”, escribió Stryzhak en su cuenta en Facebook.
En Bielorrusia, nación a la que había llegado hace tres décadas, tras contraer matrimonio con una mujer de ese país, dejó a Christian, Claudia y Alberto, sus tres hijos, y una exitosa carrera como diseñador gráfico.
“Por lo pronto, no es posible reencontrarnos. Lo único que podemos hacer es llamarnos, conversar mediante los chats por la Internet y querernos en la distancia”, dijo el cubano.
Como castigo posterior al cumplimiento de un año de privación de libertad, el gobierno de Bielorrusia le impuso una prohibición de entrada al país por los próximos tres años.
“Mi plan, por lo pronto, es escuchar a las personas que me han ayudado a llegar a este país; escuchar lo que me puedan proponer, qué asistencia puedo recibir. Después de eso, tomaré la decisión de quedarme en Lituania o irme, no sé”, comentó Roberto, que con una sonrisa de felicidad se dice ser un hombre libre nuevamente y reserva palabras de agradecimiento a los medios de prensa que divulgaron su caso y a organizaciones y amistades que lo han ayudado.
Cuando una seguidilla de manifestaciones estremeció a la ex república soviética entre agosto y noviembre del 2020, Casanueva fue parte de un mar de gente que inundó las calles de Minsk para protestar por el resultado de unas elecciones que la oposición tachó de fraudulentas, y que ratificaron como presidente a Alexander Lukashenko, el hombre fuerte que se niega a dejar el poder que ostenta desde 1994 y cuyo gobierno mantiene excelentes vínculos con el de Cuba.
Su permiso de residencia en Bielorrusia estaba vencido y solicitó una prorroga a las autoridades migratorias que le advirtieron que no participara en las manifestaciones porque de ser así, revocarían el documento.
Fue arrestado en noviembre del 2020, cuando se aprestaba asistir a una protesta antigubernamental, y llevado al abominable Centro de Detención Akrestsina, en Minsk. Un año después fue puesto en libertad con orden de deportación, pero como no hay vuelo directo desde Bielorrusia a Cuba, fue enviado a Moscú con un permiso de estancia de 30 días, período que supo aprovechar y proyectar su situación antes de que venciera el plazo.
“No tengo nada de que avergonzarme, ni me arrepiento de lo que hice. Lo haría millones de veces y muchas más. Los resultados de las elecciones en Bielorrusia fueron fraudulentos y la violencia desatada por el gobierno de Lukaschenko es inédita: miles de personas detenidas, golpeadas, hubo muertos y eso no tiene justificación. No me puedo quedar callado, ni decir que soy extranjero y que nada tiene que ver conmigo. Eso no es así”, remarcó.
Asimismo, recordó que los gobiernos totalitarios, verticales, controlan las economías en sus bolsillos y se olvidan de proclamar leyes para ayudar a la población a vivir, no a sobrevivir, “a no vivir de la limosna como pasa en Cuba hoy”.
Por el momento, reside en casa de unos amigos en Vilnius y ha recibido algún dinero proveniente de donaciones.
La Fundación BYSOL abrió en su portal electrónico una cuenta para recibir contribuciones monetarias para ayudar a Casanueva.
“El régimen de Cuba controla a las masas con palabritas, con cancioncitas, diciendo las mismas mentiras. La situación en Bielorrusia es difícil, pero la de Cuba es peor. Tendríamos que multiplicar muchas veces la situación en Bielorrusia para calcular, realmente, como es la de Cuba”, concluyó.
Lituania se independizó definitivamente de la Unión Soviética en 1991, y en 2013 estableció relaciones diplomáticas con Cuba, pero aún no ha abierto embajada en La Habana, tampoco el estado cubano tiene sede diplomática en la capital lituana.