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“Ni morir con dignidad puede un cubano”: testimonio de una doliente


Interior del cuarto de preparación de cadáveres en una funeraria de La Habana. "Ni derecho a morir hay en Cuba”, dijo la entrevistada a Martí Noticias.
Interior del cuarto de preparación de cadáveres en una funeraria de La Habana. "Ni derecho a morir hay en Cuba”, dijo la entrevistada a Martí Noticias.

La crisis económica en Cuba ha generado un desastre, también, en los servicios funerarios, situaciones que, de no ser tan tristes, resultarían grotescas en un país donde no hay "ni derecho a morir", manifestó la familiar de un fallecido a Martí Noticias.

“El día 13 de febrero, alrededor de las 3 de la mañana, fallece Juan Acosta Hernández, mi tío, en la localidad de Peñas Altas, Habana del Este. He sufrido muy de cerca las cosas que pasan, que a veces, cuando ves noticias, no crees, y cuando te toca enfrentarlas, es cruda la realidad, porque ni derecho a morir hay en Cuba”, dijo la activista María Elena Mir Marrero.

“Él muere porque está diagnosticado con cáncer. Se acabaron los sueros, llevó un tiempo sin tratamiento, por ende, la enfermedad se agudizó y se puso muy malito. [A su muerte] nunca llegó un médico a la casa. Esa es la primera irregularidad, no había médico de la familia. Los familiares acudieron al policlínico de Guanabo, pero había un solo médico y no hubo médico que fuera a certificar el fallecimiento. Eso no ocurrió nunca”, denunció.

Cuando una persona muere en su casa, o fuera de un hospital, la formalidad legal es que los allegados avisen al médico de familia del área, que emite el acta de defunción, que luego es avalada por el policlínico de la comunidad. Con ese documento, se contratan los servicios funerarios, sin costos, a la funeraria que corresponda, que debe proveer el carro fúnebre, el ataúd y el local velatorio.

Martí Noticias habló por teléfono con Yeney Pérez, coordinadora de la Funeraria de Guanabo: “Yo llamo a la base de transporte para reportar al fallecido. Un carro de ahí de la base sale, viene para acá para la funeraria, recoge la caja, recoge el cristal y lo lleva para la casa donde está la persona”.

“Sobre las 11 de la mañana, ocho horas después de la muerte, al fin llega la caja. La llevaron en un jeep azul. Pusieron el cadáver dentro de la caja y lo dejaron ahí con la indicación de recogerlo a las 3 de la tarde porque, al fallecer de cáncer, ese cuerpo se va deteriorando rápidamente y había que incinerarlo”, señaló Mir Marrero.

El embalsamamiento, o en su defecto la refrigeración, garantiza una mejor conservación del cadáver.

“En nuestro caso no hubo embalsamamiento de cadáver. En la casa falleció, en la casa se quedó hasta las 8 de la noche, que llegó un carro directo a medicina legal, y de ahí a incinerarlo”, expresó Mir Herrera.

La empleada de la Funeraria Guanabo explicó que cuando el cuerpo está en avanzado proceso de putrefacción, los encargados de llevar el sarcófago a la vivienda del difunto y de colocarlo dentro del féretro deben advertirle si “el cadáver está en malas condiciones, está soltando líquido. Yo, a donde tengo que llamar es a Calzada y K (funeraria principal de La Habana) y reportarlo y, entonces, lo llevan para allí para prepararlo”.

Tampoco “había flores. Una muchacha de la localidad que vende flores nos hizo algunos ramitos. A las 3 de la tarde, cuando no fueron a recoger el cuerpo, se llamó a todas las instancias fúnebres. El carro salió, pero, no llegaba”, relató Mir Marrero, quien nunca supo por qué demoró tanto el carro fúnebre.

Las carrozas fúnebres en la Isla, por ser muy viejas, pueden presentar inconvenientes mecánicos, o no haber combustible para cargarlas.

Triciclo eléctrico utilizado para traslados fúnebres en Placetas, Villa Clara.
Triciclo eléctrico utilizado para traslados fúnebres en Placetas, Villa Clara.

Son demasiado habituales en las redes sociales las denuncias de cubanos que se han visto obligados a trasladar los cadáveres de sus seres queridos en transportes inadecuados, desde una carretilla hasta una moto o un bicitaxi, debido a la incapacidad de los establecimientos estatales dedicados a tal fin, para proveer transporte.

La incineración también es un problema, “hay que esperar a terminar con los entierros del día; comienza a funcionar después de las 4 de la tarde”, manifestó la doliente.

Pero a los familiares del difunto les esperaba una nueva sorpresa: no había turnos para incineración en ningún lugar ese día: “Se pagó 4,000 pesos para poder hacerlo, porque no había turno”.

Por el servicio de incineración de cadáveres y restos, que incluye el recipiente para guardar las cenizas, se debe abonar 340 pesos cubanos.

“Al fin mandaron un carro fúnebre y trasladaron el cadáver para Medicina Legal. Luego lo llevaron para el crematorio y a las 12 de la noche entregaron las cenizas y pudimos, al día siguiente, cumplir su último deseo”.

La activista recalcó que no culpaba de lo sucedido ni a los servicios fúnebres, ni a los médicos que no se presentaron a certificar la muerte de su tío. “El desgaste del Gobierno cubano, la irresponsabilidad del Gobierno cubano, la incapacidad del Gobierno cubano ha llegado a los límites de que un cubano ni siquiera puede tener una muerte digna”, recalcó.

“Eso fue una irregularidad. Yo llevo 4 años trabajando aquí como coordinadora en la funeraria de Guanabo y eso nunca ha pasado. El carro, cuando más se demora, es una hora o una hora y media. Para las cremaciones sí se demora un poco más, porque los turnos de cremación se dan después de las 4 de la tarde y la cremación es el mismo día”, destacó la empleada estatal.

A partir del 2023, el Estado Cubano comenzó a cobrar algunos servicios funerarios que habían sido gratis desde 1959. A este nuevo gravamen se unieron las deficiencias de los servicios que prestan las dependencias dedicadas a auxiliar a los cubanos en su viaje final.

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    Yolanda Huerga

    Yolanda Huerga nació en Bayamo, Granma, Cuba. Se graduó en Filología y Lingüística en la Universidad de Oriente en 1989. Durante casi 20 años trabajó en el sistema de bibliotecas públicas de la isla. En 2003, fundó junto a otras mujeres el movimiento Damas de Blanco, organización que recibió en 2005 el Premio a la Libertad de Conciencia Andrei Sakharov del Parlamento Europeo. En 2005 viajó a Estados Unidos junto su hijo y su esposo, el poeta y periodista Manuel Vázquez Portal, condenado a 18 años durante la Primavera Negra de Cuba. Desde 2008 trabaja en Miami, en la Oficina de Transmisiones a Cuba, como periodista de Radio Martí. Recibió en 2021 el Premio Burke a la Excelencia Periodística que otorga la Agencia de Estados Unidos para Medios Globales.

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