La Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), una coalición de organizaciones del exilio, exigió el martes ante una corte federal de Miami la pena máxima para el exdiplomático estadounidense Víctor Manuel Rocha, quien será juzgado el próximo 12 de abril.
El ex funcionario y empresario de 73 años fue acusado de 15 cargos, entre ellos, el de haber conspirado para actuar como agente al servicio de un gobierno extranjero, actuar como un agente ilegal de un gobierno extranjero, defraudar a Estados Unidos, cometer fraude electrónico y obtener un pasaporte a partir de declaraciones falsas. En un inicio se declaró inocente y dos semanas después dijo que se declarará culpable de cargos de servir como agente secreto para Cuba durante décadas.
En la manifestación de esta semana, los activistas por la democracia en Cuba demandaron "Máxima sentencia para el traidor".
Uno de los participantes en la vigilia, el exprisionero político cubano Jorge Luis García Pérez "Antúnez", pidió que Rocha fuera sancionado de acuerdo a los daños causados: "Estamos hablando de una persona que atentó contra la seguridad de este generoso país y estaba al servicio de un país que representa una amenaza no solo para los Estados Unidos sino para todo el hemisferio".
El opositor exiliado en Miami alertó sobre el hecho de que Rocha estuvo actuando durante cuatro décadas sin ser detectado por los servicios de inteligencia de EEUU y que "sancionarlo con benevolencia sería un estímulo para otros tantos Rochas que de seguro están aquí o van a ser enviados a este país".
El expreso político cubano Luis Zúñiga calificó a Rocha de "traidor y espía comunista de Cuba" y dijo que es cómplice de la muerte de cuatro cubanoamericanos, en referencia al asesinato de Armando Alejandre Jr., Carlos Costa, Mario de la Peña y Pablo Morales, en el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate en aguas internacionales, en febrero de 1996, por orden directa del régimen cubano.
Precisamente, entre 1995 y 1997 Rocha fue subdirector de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Zúñiga agregó que Rocha es culpable "de haber delatado a un disidente y exoficial de la inteligencia cubana que colaboraba con la inteligencia norteamericana y que lleva 25 años en prisión en Cuba" .
Sylvia Iriondo, presidenta de MAR por Cuba, sobreviviente del derribo de las avionetas por aviones de guerra cubanos en 1996, dijo que Rocha fue cómplice de crímenes de lesa humanidad "contra el pueblo cubano y contra ciudadanos americanos".
“El día de ese horrendo crimen perpetrado por el régimen, este señor se encontraba en La Habana y Estados Unidos no tomó ninguna acción porque el señor Rocha pudo haber aplacado, de alguna forma, una respuesta contundente ante este crimen de lesa humanidad”, opinó Iriondo.
Según datos revelados por la fiscalía, el exdiplomático participó en “actividades clandestinas” en nombre de Cuba desde 1981, año en que se unió al servicio exterior de Estados Unidos. Aunque la investigación reveló que los primeros contactos establecidos con la Dirección General de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior de Cuba se remontan a 1973.
En 1981, ingresó al Departamento de Estado, donde trabajó por más de dos décadas como diplomático en varias embajadas de Estados Unidos. También trabajó en la Casa Blanca, de 1994 a 1995, como director para Asuntos Interamericanos ante el Consejo de Seguridad Nacional. Luego pasó a ser el subdirector de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba, hasta 1997.
Rocha fue además embajador encargado en Buenos Aires, Argentina y cónsul para Asuntos Económicos y Políticos en Italia. También estuvo frente a la embajada de Bolivia cuando Evo Morales llegó al poder, y entre 2006 y 2012 se desempeñó como asesor del Comando Sur de Estados Unidos.
El Fiscal General de los Estados Unidos, Merrick Garland, describió el caso de Rocha como “una de las infiltraciones de mayor alcance y más duraderas del gobierno de los Estados Unidos por un agente extranjero”.
En enero pasado, un grupo de legisladores estadounidenses con importantes cargos en materia de relaciones internacionales pidió en una carta al secretario de Estado, Antony Blinken, que estudiara minuciosamente el daño causado por el exembajador estadounidense.
En la misiva, tres congresistas republicanos subrayaron “la gravedad de la infiltración” en los más altos niveles del gobierno y dijeron que era urgente determinar el alcance total del daño causado por las actividades de Rocha, así como identificar a cualquier colaborador o facilitador potencial y eliminar de las bases de datos diplomáticas, de inteligencia y de formulación de políticas sus contribuciones con respecto a Cuba y sus aliados.
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