A pesar de que el pasado 4 de junio la empresa de telecomunicaciones cubana Etecsa abrió 118 salas de Internet en la isla, el limitado acceso público a la web “es una fuente de enconado resentimiento (con el gobierno) de los cubanos, millones de los cuales nunca han estado online”, dice el diario The New York Times.
El periódico entrevistó a un militar retirado en la isla que identifica como el señor García, de 59 años, para quien estas salas son como un regalo de los Reyes Magos, pero aún así extremadamente caro ya que la sesión de una hora en cualquiera de los nuevos salones cibernéticos cuesta $4,50 dólares.
El hecho de que valga casi tanto como el promedio de lo que gana un trabajador estatal en una semana ha hecho que “muchos cubanos—dice el diario—se pregunten si el presidente Raúl Castro es serio acerca de brindar Internet a la gente o simplemente está jugando para ganar tiempo”.
Walfrido López, bloguero y especialista en tecnología de la información, dijo al Times que es como vivir en la época de las cavernas. “La gente aquí está dormida porque no tienen información”, indicó.
“Los datos del gobierno indican que el 26 por ciento de los cubanos tuvieron acceso a Internet el año pasado, pero esto incluye a millones que sólo accedieron a Intranet desde sus puestos de trabajo”, precisa el diario.
Para mayor claridad, añade que la Unión Internacional de Telecomunicaciones, una agencia de la ONU, sitúa el número de suscripciones con conexión de banda ancha en la isla en 0,04 por cada 100 habitantes, lo que equivale a una persona por cada 2 mil 500, menos que en países como Haití y Sudán.
Con todo, según Ted Henken, profesor de la Universidad de la ciudad de Nueva York, la apertura de los nuevos cibersalones (uno por cada 95 mil cubanos) es “un gesto de apertura dentro del contexto del control monopólico”, a pesar de que Etecsa “exige a los usuarios firmar un contrato que les advierte que será vigilados por cualquier actividad subversiva”.
El Times cita a Wilfredo González Vidal, viceministro de Comunicaciones, quien en una entrevista con la prensa oficial en mayo pasado aseguró que “el mercado no regulará el acceso al conocimiento en nuestro país”, lo que en su crítico blog Bubusopía, Rogelio Moreno Díaz calificó de “insulto a la inteligencia pública”.
El diario pone de manifiesto la opinión que tiene de Internet la señora Hernández, de 51 años, para quien la web no existe: “Nunca la he visto. Realmente no sé lo que hace”, y explica que la pensión equivalente a $11 dólares al mes que recibe la mujer apenas le alcanza para pagar la factura de teléfono, que en junio fue de 80 centavos.
Funcionarios de Etecsa han señalado, puntualiza, que el objetivo de la empresa es ofrecer acceso de banda ancha y celulares a los hogares cubanos para fines del próximo año, lo que presumiblemente reduciría el precio de la conexión. Pero para algunos, destaca, eso es mucho tiempo de espera.
De acuerdo con Walfrido López, el Estado habla del 2014 como si solo estuviera a un instante de espera. “Eso es otro año—apuntó— y un cuarto de mi vida”.
Según el profesor Henken, el gobierno no estaría listo para ir muy lejos y en lugar de establecer una red de fibra óptica instalar un par de torres para Internet móvil 4G. Sin embargo para otros como Harold Cárdenas, bloguero y maestro de filosofía en la Universidad de Matanzas, “Internet viene, solo es cuestión de cómo y cuándo”.
El periódico entrevistó a un militar retirado en la isla que identifica como el señor García, de 59 años, para quien estas salas son como un regalo de los Reyes Magos, pero aún así extremadamente caro ya que la sesión de una hora en cualquiera de los nuevos salones cibernéticos cuesta $4,50 dólares.
El hecho de que valga casi tanto como el promedio de lo que gana un trabajador estatal en una semana ha hecho que “muchos cubanos—dice el diario—se pregunten si el presidente Raúl Castro es serio acerca de brindar Internet a la gente o simplemente está jugando para ganar tiempo”.
Walfrido López, bloguero y especialista en tecnología de la información, dijo al Times que es como vivir en la época de las cavernas. “La gente aquí está dormida porque no tienen información”, indicó.
“Los datos del gobierno indican que el 26 por ciento de los cubanos tuvieron acceso a Internet el año pasado, pero esto incluye a millones que sólo accedieron a Intranet desde sus puestos de trabajo”, precisa el diario.
Para mayor claridad, añade que la Unión Internacional de Telecomunicaciones, una agencia de la ONU, sitúa el número de suscripciones con conexión de banda ancha en la isla en 0,04 por cada 100 habitantes, lo que equivale a una persona por cada 2 mil 500, menos que en países como Haití y Sudán.
Con todo, según Ted Henken, profesor de la Universidad de la ciudad de Nueva York, la apertura de los nuevos cibersalones (uno por cada 95 mil cubanos) es “un gesto de apertura dentro del contexto del control monopólico”, a pesar de que Etecsa “exige a los usuarios firmar un contrato que les advierte que será vigilados por cualquier actividad subversiva”.
El Times cita a Wilfredo González Vidal, viceministro de Comunicaciones, quien en una entrevista con la prensa oficial en mayo pasado aseguró que “el mercado no regulará el acceso al conocimiento en nuestro país”, lo que en su crítico blog Bubusopía, Rogelio Moreno Díaz calificó de “insulto a la inteligencia pública”.
El diario pone de manifiesto la opinión que tiene de Internet la señora Hernández, de 51 años, para quien la web no existe: “Nunca la he visto. Realmente no sé lo que hace”, y explica que la pensión equivalente a $11 dólares al mes que recibe la mujer apenas le alcanza para pagar la factura de teléfono, que en junio fue de 80 centavos.
Funcionarios de Etecsa han señalado, puntualiza, que el objetivo de la empresa es ofrecer acceso de banda ancha y celulares a los hogares cubanos para fines del próximo año, lo que presumiblemente reduciría el precio de la conexión. Pero para algunos, destaca, eso es mucho tiempo de espera.
De acuerdo con Walfrido López, el Estado habla del 2014 como si solo estuviera a un instante de espera. “Eso es otro año—apuntó— y un cuarto de mi vida”.
Según el profesor Henken, el gobierno no estaría listo para ir muy lejos y en lugar de establecer una red de fibra óptica instalar un par de torres para Internet móvil 4G. Sin embargo para otros como Harold Cárdenas, bloguero y maestro de filosofía en la Universidad de Matanzas, “Internet viene, solo es cuestión de cómo y cuándo”.