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Futuro de Cuba pende de un hilo venezolano


Un cantinero en un centro turístico de Cuba gana más en un día que un maestro en todo un mes.
Un cantinero en un centro turístico de Cuba gana más en un día que un maestro en todo un mes.

El servicio informativo de la radio pública de Canadá destaca en un reportaje que la economía de Cuba está a merced de lo que ocurra este mes en las elecciones en Venezuela.

No sólo los venezolanos aguardan ansiosos saber qué les depara el futuro después de la muerte de Hugo Chávez, los cubanos tienen también mucho que perder si el gobierno de Venezuela cambia tras las elecciones del 14 de abril, destaca un reportaje difundido por CBC-Radio Canadá en su página en Internet.

El autor del reportaje, el corresponsal Rick MacInnes-Rae, dice haber estado durante su larga carrera de 35 años como periodista de la CBC en 68 países, pero nunca en Cuba, “famosa por su reticencia al hechizo de los periodistas en faena y de la libertad de expresión”.

El año pasado, agrega citando a la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, más de 5 mil personas fueron arbitrariamente detenidas en la isla por defender la democracia, el doble que en el 2010.

“Durante 13 años –señala—el pequeño estado del Caribe ha dependido de casi 100 mil barriles diarios de petróleo venezolano para dar luz a los hogares y hoteles que apuntalan la economía turística de Cuba a precio de descuento, un subsidio estimado en $6 mil millones de dólares durante los seis años de vida del actual acuerdo”.

Pero el periodista destaca las recientes declaraciones en un mitin con estudiantes en Zulia del candidato presidencial de la oposición venezolana, Henrique Capriles, quien dijo que los regalos a otros países se iban a terminar. “Ni una gota más de petróleo irá a financiar al gobierno de los Castro”, señaló.

Para ilustrar la precaria situación económica cubana, el corresponsal cita el caso de una cubana identificada por un nombre ficticio como Tina, en sus veinte años, que trabaja como guía turística en Matanzas, que cursó estudios universitarios como traductora e intérprete en varios idiomas pero no halló empleo y se hizo maestra.

Sin embargo, tampoco así, subraya el periodista, consiguió ganar lo necesario para sobrevivir, que explica que el salario de Tina como maestra equivale a $25 dólares canadienses al mes, apenas lo suficiente para comprar sólo 10 libras de puerco a fin de alimentar a su numerosa familia.

A pesar de los subsidios y de los proclamados “triunfos de la Revolución”, subraya, y de una abundancia de turistas canadienses, rusos e incluso algunos chinos “disfrutando del sol y del ron barato” ,sigue habiendo escasez de productos. “A principios de mes fue la mantequilla—añade-. Antes de eso, la pasta de dientes. Y mucho antes el champú”.

Los cubanos se las arreglan con las propinas, según la dijo al periodista canadiense Tina, quien además le precisó que un cantinero en un centro turístico gana más en un día que un maestro en todo un mes.

Aunque algunos cubanos piensen que la isla no dispone de recursos, dice, sí se exportan recursos humanos, y “decenas de miles de médicos, profesionales de la salud, maestros y entrenadores deportivos son despachados mediante contratos al mundo en desarrollo, especialmente a Venezuela”.

Tras señalar que más de 30 mil médicos y dentistas cubanos están radicados en ese país, como parte del programa de subsidios petroleros establecido por “los Castro con Chávez”, el reportaje pone de relieve que si eso se acaba, a esos profesionales habría poco esperándoles de regreso en Cuba que no fuera prepararles “mojitos a los hoscos (turistas) rusos”.
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